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La boda comenzaba a consumir a Ricardo.

Se le veía estresado todo el tiempo, callado si no estaba junto a nuestra hija.

Yo, por mi parte, le había dejado gran parte del trabajo a él pues tenía que encargarme de los comandos en Perma, así que era mi culpa totalmente.

Para ayudarlo, terminé por darme un descanso del trabajo y así poder estar más tiempo apoyándole con todo. Al principio, no le gustó tanto...

— Ni hablar, no te dejaré elegir ese color. — Me miró de brazos cruzados en cuanto sugerí como color complementario el verde. — Tenemos el rojo ya establecido, si lo agregamos parecerá navidad. Suficiente tengo con que Rubik nos haya ganado el dorado y el azúl — estaba enojado pues acababa de cancelar la florista de la ciudad, así que teníamos que buscar otra alternativa.

— ¿Y por qué siempre rojo? — Pregunté. No quería yo que la boda pareciese noche de sangre o algo por el estilo. Quería que se viese más natural, de cuento.

— ¡¿Y por qué no me pusiste estás quejas y “sugerencias” desde el principio?! — Soltó con el rostro más enojado que recordase haberle visto. Luego de eso, simplemente tomó la revista, la laptop y se fue a la habitación, cerrando con fuerza la puerta.

Era una ventaja que Violeta no estuviese en casa, se había quedado con Kolo para pasar la noche, pues le gustaba escuchar las historias que le contaba el mayor.

Frustrado debido a otra discusión más por la boda, igual de tonta que las anteriores, tomé mis llaves y salí de casa. Necesitaba un trago.

No tardé en llegar al bar, pues era lo más cercano a casa. Una vez llegué, noté que estaba casi lleno, cosa que no era de extrañarse pues estábamos en viernes por la noche.

Me senté en la barra, un ya borracho Shadoune me apartó un lugar en cuanto me vió entrar. Él estaba igual que yo, solo, y con una mueca de que algo no iba tan bien como siempre.

— ¡Cris, trae una cerveza para Killer, yo invito! — El pelirrosa asintió, destapando la bebida y pasandomela al instante. — ¿Qué te trae por aquí, Killer? — preguntó, ya incluso arrastraba las palabras. Sabía cómo era Shadoune borracho pues mientras trabajaba ahí varias veces fue a tomar, aunque nunca sin la compañía de su esposo.

— Quería visitar el bar un rato, no venía desde hace varias semanas. — Farfadox, quién acababa de atender a una mesa, se unió a la conversación.

— ¿La vida de padre es muy dura? — preguntó, a lo que yo negué.

— Esa pregunta se la haces al hombre equivocado. — Miré la botella con seriedad, no quería hablar del tema — Pero bueno, se encuentra en casa odiandome un poco. —

Shad me miró con una ceja levantada; Farfa rodó los ojos, no le gustaban las peleas de pareja.

— ¿Rich está enojado por su boda? — asentí, él me miró comprensivo. — Así me pasó con Rubik, preparó tanto la boda que quedó exhausto hasta de mí. ¿Recuerdas nuestra boda?—

— Obviamente, fue una buena noche — sonreí, volviendo a darle un trago a la cerveza, recordando brevemente lo que había pasado. [Cofcofluegosuboelcapitulocofcof]

— Pues, por un mes después de eso... nada de nada — recargó sus codos sobre la mesa. — Rubik a veces ya ni siquiera quería que me acercase a él, quedó tan fastidiado que se olvidó por qué se casó. No lo culpo, de hecho le di su tiempo para que se recuperase. — La expresión de su rostro se entristeció — pero, cuando creí que ya todo iba bien, peleamos por la última galleta del desayuno. —

— Moraleja de esta historia: nunca se casen — Crisgreen, quien había escuchado todo, apareció con otra cerveza en cuanto se acabó la que Shadoune me había invitado. — Es por parte de la casa —

— Oye, ¿Y yo?, ¿Estoy pintado o qué? — el francés comenzó a quejarse, pero Farfa le dió un golpe en el hombro.

— Tu ya llevas 5 cortesías de la casa hoy, nos vas a dejar en quiebra. — Luego de eso, Farfa se dirigió a mí — Dale su tiempo, Killer. Rich puede ser un poco difícil a veces, pero entiende que a parte de la boda, tiene más responsabilidades. Él quiere que todo salga perfecto para que seas feliz ese día, es como su forma de agradecerte y todo eso... — Sacó su celular, mostrándome una conversación que había tenido recientemente con mi prometido. — Si no me crees, él mismo me lo escribió. Sé que eso es privado y todo, pero no quiero que te arrepientas al primer segundo porque te doy de piñas hasta que ya no te queden dientes. —

Miré la conversación y era cierto lo que dijo, no pude evitar sentirme culpable por la pequeña discusión del día.

Me acabé la cerveza y me despedí de mis amigos no sin antes agradecerles. Fuí prácticamente corriendo a casa para arreglar las cosas con Rich.

Una vez ahí, abrí la puerta tranquilamente y fuí a nuestra habitación, tocando antes de entrar.

— Pasa — escuché.

Hice caso y me adentré en el cuarto, cerrando detrás de mí el acceso. Ahí pude verlo mejor: tenía su ceño suavemente fruncido, en sus piernas estaba su laptop prendida y a un lado suyo unas cuantas fotos.

Me acerqué lentamente, quitándome el saco y desabrochando mi cinturón para poder acostarme cómodamente.

— Hueles a alcohol — acercó su nariz a mí, inhalando el olor de la cerveza.

— Fuí al bar un rato, me encontré a Shadoune ahí... — Comencé a pensar en las palabras correctas para expresar lo que quería, pero antes de volver a abrir la boca, él habló.

— Perdón por... Lo de hace rato. Si quieres agregaremos el verde, podría quedar bien en las invitaciones. — Su mirada viajó hasta toparse con la mía, yo sonreí.

— No, cambié de opinión — Me miró cansado, creyendo que tendríamos otra discusión del mismo tema.

— ¿Entonces, qué? — le quité la laptop, la cerré y la dejé en el suelo dónde también terminaron las fotos. Hice que se acostase y nos viesemos mutuamente.

— Nada, con el rojo está bien. No hay color que quede mejor con el negro y el blanco. — Sonreí, la confusión de sus ojos hizo que pasase mi mano por sus cabellos. — Sólo quería serte útil en algo, no quería que cambiaras todo sólo por un capricho mío. El rojo me gusta, me recuerda a ti y todo lo bonito que le has traído a mi vida, simboliza nuestro amor, y como se ha mantenido a pesar de todo. —

Me dedicó una de sus sonrisas, de aquellas tan sinceras que brillaban en la oscuridad de la habitación, luego, comenzó a sollozar hasta que no pudo más aguantar las lágrimas de sus ojos. Yo le seguí, no podía verlo llorar sin que algo se estrujase en mi corazón. Pasé mis manos por su espalda y lo apegue más a mí, haciendo que estuviésemos tan juntos como se podía. Él hizo lo mismo. Pasó más de una hora y seguimos así, en silencio, mientras yo ocasionalmente jugaba con su cabello, él me acariciaba la espalda.

Luego de un rato, estuvimos más tranquilos, él se levantó de la cama por un vaso de agua y yo me quedé ahí, mirando las sábanas violetas que siempre estaban ahí.

Una llamada entró a mi teléfono móvil, la cual contesté dejando que sonase un poco.

Del otro lado de la línea, estaba Violeta.

— ¡Killer, ven rápido a casa del tío Kolo! — luego de eso, se escuchó la caída de algo grande, por lo que supe que debía preocuparme.

Debía correr.

𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕒  [ᴋɪʟʟᴇʀʀɪᴄʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora