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Las ruedas del auto que recientemente había comprado Rich giraban acercándonos cada vez más a nuestro destino: el pantano junto al bosque de abedul. Había pasado ya más de una semana de año nuevo y apenas decidimos festejarlo yendo a acampar a ese lugar que nos parecía perfecto; era tranquilo, con buena sombra, sin olores y, por supuesto, con slimes pequeños que solían aparecer de noche.

Ambos pelinegros iban adelante, el más bajo de los dos manejando mientras el otro tenía en sus manos un mapa localizador que habíamos hallado en una tienda de segunda mano. Kolo y yo nos quedamos en la parte de atrás.

Mi hermano, al llevar una correcta rehabilitación, la esclerosis lateral amiotrófica que padecía avanzaba cada vez menos, podía caminar más no correr, lo cual era una ganancia.

Durante todo el camino pusimos canciones; no conversamos mucho, ya habría bastante tiempo para hacerlo. Paramos un par de veces en tiendas de servicio a los costados de la carretera para poder comprar carne, bebidas, patatas y demás cosas para pasar el rato ahí sin complicarnos demasiado. Cuidando de que nadie se diera cuenta, pagué una botella de ron a parte de las cervezas que habíamos acordado, sería el único alcohol que tomaramos esos días.

Soy bartender, ¿Qué esperaban ellos?

Cuando llegamos, tanto Rich como yo nos pusimos en marcha con las tiendas de acampar, Ryan se encargó de poner una fogata y Kolo marinaba filetes y patatas para poner al fuego. La música del auto seguía sonando haciendo que estuviera un ambiente demasiado agradable.

No tardamos mucho en instalarnos a la orilla del río que conectaba al extenso pantano con el bosque. Por si las moscas, rodeamos el campamento de antorchas para evitar que los slimes más grandes se acercaran demasiado como para no dejarnos dormir con sus brincos.

Nos sentamos sobre troncos caídos alrededor de la fogata que estaba diseñada para convertirse en una parrilla improvisada. Hacía tanto tiempo que no comía carne cocinada así, podía jurar que me brillaron los ojos.

— Es como la que hacía papá — susurró Kolo a mi lado, yo lo miré con nostalgia.

— Tienes la misma sazón que él, al parecer — no mentía, juraría que había regresado 15 años al pasado con cada bocado que daba, los hermanos nos miraron, dudosos de si preguntar o no.

— Eh... Su padre es muy bueno cocinando, entonces — añadió Rich, el wither skeleton a su lado le dió un codazo. A decir verdad, nunca habíamos mencionado el tema de nuestros progenitores.

— Si, era el mejor. Mamá era la reina y señora de los postres, cualquier cosa dulce que probara podría replicarla, ¡Así! — chasqueo sus dedos, era tierno ver cómo mi gemelo se emocionaba al hablar de nuestros padres.

— ¿Era? — preguntó Ryan quien recibió el codazo devuelta.

— Si, murieron hace unos cuatro o cinco años en un accidente automovilístico, ahora sólo nos queda ese recuerdo. — Respondí. Antes de que se formara un silencio incómodo, Santiago tomó la palabra.

— Pero no es como si fuera para deprimirse, la muerte es bella cuando te das cuenta, te lo digo yo que estuve a nada de tocarla... Además, nos tenemos el uno al otro a pesar de todo, ¿O no, mi cabrito? — pasó uno de sus brazos por mi espalda con fuerza, abrazándome en el proceso.

— Claro, para eso estamos — tomé un poco de refresco, luego miré a Rich; se veía que él quería decir algo pero se arrepintió al instante, lo mismo con Ryan.

— Que bonita relación, duren — el más bajo se limpió una lágrima falsa y puso cara de dolor mal fingido.

— Claro, nos casaremos en la iglesia de San Pacheco, tendremos treinta perros y nos mudaremos aqui. ¡Que viva el incesto, joder! — Kolo me abrazó con más fuerza — ven a mí, Rubensito —

— Si cuela, lo único en lo que se parecen es en la voz — solté una carcajada ante lo que dijo Ryan, era verdad.

— Es que mi madre se quedó sin tinta cuando nos imprimió — Luego de eso, seguimos conversando un buen rato hasta que el sol estuvo a punto de meterse. Los cuatro decidimos que lo mejor sería dormir temprano y despertar a primera hora de la mañana para poder explorar el entorno y, claro, conseguir bolas de slime que eran demasiado cotizadas debido a lo complicado que era recolectarlas.

Aún así, yo y cierta personita decidimos escaparnos a mitad de la noche de nuestras respectivas tiendas para salir a pasear un poco, y sobre todo, cotillear.

— Creí que el señor Ricardo no tendría tiempo para mí, me apena haberlo subestimado — quise molestarlo un poco, a lo que él me lanzó una moneda a la cara con ayuda de sus dedos.

— Calla, capullo. ¿Qué querías decirme?, Me costó demasiado que mi hermano se durmiera. — Hice un puchero ante su falta de tacto y amor en sus palabras.

— Me hiere que me hables de esa forma, tengo sentimientos. — inhale con fuerza, finjiendo llorar — no puedo creer que el amor de mi vida ya no me quiera —

— Jo'er, mucho drama — me tomó de las mejillas y, moviendo mi cabeza de lado a lado, jugó con su voz haciendo una tonalidad más grave — ñe, ñe, ñe, ñe, ñe, ñe... ¿Ya estás mejor, corazón? —

— Si, gracias — tomé su mano y lo guíe hasta una de las barcas que se hallaban arrumbadas en la orilla, un poco lejos de nuestro campamento — sólo quería tener un momento contigo porque está semana estuvimos muy separados... Eso era todo — él me miró, con las mejillas algo calientes por la situación.

— Pudiste esperar a mañana — negué, sabía que no podríamos estar solos hasta esta hora.

— No le quites lo mágico al momento. Sólo vamos, corre. — Acerqué uno de los botes al agua y dejé que se subiera él primero; empujé la barca y en cuanto estuvo sobre la corriente me subí también.

Tomé uno de los remos que estaban en el suelo y comenzamos a avanzar a donde el río nos llevase, tenía el mapa en uno de los bolsillos de mi pantalón así que podríamos regresar fuésemos donde sea.

Cuando nos alejamos lo suficiente del campamento y llegamos a una parte más abierta, pudimos contemplar con mayor limpieza a la hermosa luna que deslumbraba con su brillo cada rincón al que podía acceder. Ricardo, que estaba más que inmerso en aquella preciosa vista llena de estrellas, mantenía la boca entreabierta.

— Tú eres el sol de mi luna — susurré captando su atención — porque yo sin tí, ahora mismo no soy más que un astro flotando en la inmensidad de un espacio que cada vez se hace más grande, pero contigo, me transformo no sólo en una esfera brillante, sino en luz, la fuerza que me das es la suficiente para ser tan fuerte como para mover las olas de los mares y hacerme ver entre todas las estrellas que, a pesar de que son más grandes que yo, se ven minúsculas a mi lado. — mi corazón latía con fuerza, podía escuchar su sonido dentro de aquel silencio adornado por los grillos que eran lo suficientemente valientes como para salir de sus escondites diurnos.

— Yo... Si me hubieses dicho que te pondrías así de romántico habría preparado algo, ahora sólo puedo decir “te amo, capullo” y ya está — dijo con un tono bastante frustrado, saqué unas carcajadas desde lo más recondito de mi alma, sabía que a él no se le daba tan bien este tema mientras saliera de la nada — ¡Pero no te rías!, Es complicado, ¿Sabes lo que te digo?— puso un gesto infantil, se cruzó de brazos y miró a otro lado.

— Ya, pero con que estés conmigo me conformo, no es una competencia. — acaricié su hombro con una mano y con la otra tomé su mentón para que me mirara a la cara, hice una pequeña pausa — pero si lo fuera, está claro que yo ganaría. —

— ¡Pero qué dices! Mira — se aclaró la garganta y puso la voz más gruesa que tenía — Bendito sea el gusano donde sacaron la seda con la que hicieron la sábana que cubria el colchón donde tus señores padres echaron pasión, para crear a este hermoso ser humano — casi me ahogaba de lo ñero que sonó eso.

— Deberías juntarte menos con Farfadox, te hace daño. — Ambos reímos, esa noche era perfecta.

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P.d. que tengan un bonito mes, recuerden la importancia de la diversidad sexual y que todas las marcas que hacen productos referentes a la comunidad LGBT+ son una mera faceta del capitalismo, no está mal... Pero tampoco es de alabarse.

Amapola, desde tiempos inmemoriales tirándole al capitalismo.

𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕒  [ᴋɪʟʟᴇʀʀɪᴄʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora