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Tiempo después de la operación de Kolo y de que este estuviese recuperándose con éxito, nos encontrábamos en casa de Kaumaru. Era viernes por la noche, Killer se había pedido esa tarde en el bar y nos encargamos de las labores temprano para poder pasar ahí la noche.

Yo llegué con unas cuantas botellas de tequila, ron y vodka. Killer trajo frituras y Kau puso lo demás. Nos disgustaba no tener al gemelo del albino presente, pero entendíamos que no podía salir del hospital hasta estar al 100 recuperado.

Comenzamos tranquilo. Pusimos música mientras comenzamos a tomar y jugábamos algo en la consola del anfitrión; me gustaban mucho los videojuegos así que pude llevarme bastantes victorias.

— Mejor me voy a servir más, a la mierda. — Killer se levantó del sofá dispuesto a tomar otro trago luego de haber perdido algunas veces, seguramente la botella completa de vodka desaparecería. Estaba bien entrado, tanto que juraría no haberlo visto así de ebrio ni en la fiesta de Halloween.

Decidí darle la menor importancia posible y dejarlo que llenara sus venas con alcohol.

— ¿Otra ronda, Titi? — preguntó Kau, ni siquiera me dejó contestarle y ya había puesto start.

— ¿Quieres que te gane otra vez? Vale, apostemos 20. — era un juego de peleas con arco, espada y escudo.

Siempre ganaba.

— Mejor que sean 100 — le sobraba la confianza. Yo acepté y continué moviendo a mi personaje en la pantalla. Esa batalla fué bastante tardía, Kau puso todo su empeño en poder ganarme y yo, bueno, ya estaba bastante tomado.

Perdí y supe que le debía 100 esmeraldas. Sin ganas de quedarme así jugamos otra ronda.

— Otra, una más. — no supe en qué momento la deuda se había extendido tanto. Ya debía 3000 y no quería irme con pérdidas, pero el de casco fué más ingenioso haciendo que mi vaso nunca estuviera vacío.

— Estoy cansado, Rich. Me voy a dormir. — dejó el mando sobre la mesa de centro. Miré el reloj de la pared notando que ya eran las 3:00 AM.

¿Cuándo había pasado tan rápido el tiempo?, Yo aparecí ahí a las 5 de la tarde y se me había ido la noche casi completa en un instante.

Pude ver que Kaumaru sé encerraba en su habitación; yo, por perder un poco más de energía, comencé a recoger nuestro desorden. Si bien estaba bastante ebrio aún tenía suficiente conciencia y manejo de mis extremidades.

Cuando levanté un saco sobre el sillón individual de la sala, el recuerdo de alguien que llevaba sin aparecer varias horas se hizo presente.

Fuí a buscarlo a la cocina y ahí lo encontré: estaba sentado en el suelo, con una botella de vodka a su lado completamente vacía y varias latas de cerveza que el dueño del lugar guardaba en su refrigerador. Dejé el saco sobre la estufa y me acerqué al albino para verlo un poco mejor, incluso me senté a su lado.

Él me volteó a ver, tenía los ojos ligeramente enrojecidos y los labios más rosados de su usual blancura. Podía sentir el olor a alcohol salir de cada uno de sus poros buscando profanar lo más recondito de mi nariz.

Aquella mirada que en un principio comenzó desinteresada se fué profundizandose hasta ver el deseo en cada minúscula parte del gris que formaba sus iris.

Se acercó a mi boca sin ningún pudor y la beso. Yo le seguí el juego pues no había nada que no pareciese menos inofensivo que la unión de labios.

¿Verdad?

Comenzó a invadir más allá de mi mentón. Jugó con su lengua pasándola por mi cuello y mi mejilla. Me recorría el mismo calor que seguramente a él le pasaba por el cuerpo.

𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕒  [ᴋɪʟʟᴇʀʀɪᴄʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora