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¿Dos semanas?, Quizás tres desde aquel momento en que ví por última vez a Killer. Ni siquiera había ido al bar como acostumbraba... De hecho, tampoco había salido mucho de casa.

Tonacho y Kaumaru tenían razón, hicieron recorte de personal y fuí de los primeros en ser despedidos. No tuve tiempo de entristecerme, tampoco he tenido para dormir pues apenas salí de esa empresa me puse manos a la obra para empezar: Proyecto Especial de Redstone, Maquinaria y Análisis Destinados al Éxito Accionista y Departamental, por sus siglas “P. E. R. M. A. D. E. A. D.”

Estaba tan inmerso dando con las últimas estrategias, buscando proveedores más baratos en internet cuando un sonido irritante me hizo salir de mi mundo para volver a la realidad: vivir solo y no tener a nadie que reciba la comida que el repartidor traía desde el otro lado de la ciudad. Me levanté del escritorio de mi habitación y bajé lo más rápido que pude poniéndome mis Crocs en el proceso, el suelo estaba demasiado frío como para andar descalzo por la vida.

— Ya voy, ya voy. — saqué la cartera del abrigo que colgaba con ayuda del perchero y comencé a contar el dinero mientras abría la puerta. — Buenas noches... ¿Eh? — me sorprendí al ver una cara conocida al otro lado con una sonrisa plasmada en el rostro y una bolsa de papel en manos, Kaumaru se adentró en mi casa sin siquiera saludar.

— Titi, estás hecho un guarro. Ven, ayúdame a acomodar esto antes de que lleguen los demás. — Dejó la bolsa sobre la mesa y señaló todo el desorden de recibos, periódicos, tazas de café y mantas que había en el sofá. — Creí que tú nunca dejabas este desorden, hacer la quedada en tu casa no fué tan buena idea después de todo. —

— ¿Quedada?, ¿Qué haces aquí y por qué hacen cosas en MI casa sin siquiera avisarme? — Observé molesto como recogía los papeles y los apilaba sobre uno de los muebles, decidí ayudarle pues no podría frenar los planes que tuviera por más que quisiera, sobretodo si venía también Tonacho.

— Venimos porque hay que darte una noticia bastante especial acerca de nuestro proyecto... Y también porque te extrañamos, eres bastante seco cuando escribes y escribes durante horas. — Tenía razón, no podía negarlo.

Pasaron los minutos, primero llegó Tonacho, luego Rubik (quién se unió a nuestro grupo pues también había sido despedido) y finalmente Conterstine.

Nos sentamos los cuatro en la mesa del comedor, yo ya me esperaba lo que iban a decir pero ellos querían meterle suspenso, al menos Tonacho.

— Rich, es muy importante que escuches con atención pues no lo repetiremos dos veces. — hizo una pausa de dos segundos bajando la mirada para después observarme con seriedad. — ¿Sabías que Conter tiene un gato? — todos, a excepción del mismo albino y el calvo soltamos una risa.

— Joe, Titi. Que se nos une y ya está, vamos por una cerveza. — el de casco se levantó de la mesa para estirarse, esas sillas eran demasiado incómodas. Rubik alzó un poco su mano para hablar.

— Yo quiero un whisky. — Siguió a Kau y comenzaron a alejarse de la mesa.

— Sobre eso... — todos me voltearon a ver, me puse nervioso pues Tonachin estaba algo intenso. — Lo mejor es que vayais vosotros, no tengo ganas de tomar. —

— Si no vas subiré esto a Twitter. — Kau sacó su celular y lo desbloqueo para poder enseñarme una foto de mí durmiendo aquella última noche que los ví, con la cara pintada y tanto el que hablaba como el de ojos rojos posando. Ni siquiera me tomaría el tiempo de reclamar, estaba tan cansado que no daría pelea.

— Eres un... Papanatas. —

Cuando menos cuenta me dí ya estábamos en la entrada de aquel bar con luces violetas. No sabía que era sábado hasta que ví el calendario colgado en la pared una vez entré. El aroma a licor, frituras, cigarro y limpio hizo una mezcla extraña en mis fosas nasales, algo raramente satisfactorio.

𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕒  [ᴋɪʟʟᴇʀʀɪᴄʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora