𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕒 [ᴋɪʟʟᴇʀʀɪᴄʜ]

c u a r e n t a y d o s

El sonido de una estampida resonaba en las paredes, y es que era de esperarse después de todo.

Ricardo, quién descansaba plácidamente sobre la camilla, era el motivo por el que cuatro personas corrían desde la puerta del hospital a su habitación a las 6:35 de la mañana, espantando a todo aquel que se encontraran en el camino.

Dos de esas cuatro se adelantaron, más que nada porque eran más jóvenes y atléticos en palabras de uno de los más viejos. Incluso derribaron la barricada de camillas que estaba justo enfrente de su habitación.

Entraron, pero por la adrenalina del momento, Vandal y Kaky se aventaron a la cama del dormido Rich sin pensar en si podrían o no lastimarlo, golpeándolo dos veces y haciendo que casi casi le diese un caro pardíaco.

— ¡Ricardoooo! — gritaron al mismo tiempo, acabando de infartar al pobre wither. Más, una vez pudo saber lo que estaba pasando, no pudo enojarse ni lo más mínimo: ambos estaban llorando de felicidad.

— Par de capullos. — Estaba más adolorido que antes, pero valía la pena tenerlos ahí.

No tardaron en entrar Kaumaru y Tonacho, que en lugar de aventarse así como así, llegaron abrazando la cabeza pelinegra, recriminando lo idiota que había sido y lo mucho que le habían extrañado.

Bagettita, pobre de ella, fué la única que tuvo que salvar a Rich de morir asfixiado.

Tuvieron que amarrar a Vandal a una silla para que no volviera a tirarse a la cama.

Lo normal.