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Tuve que volver al bar después de todo. Por lo que sabía, el día de hoy Ricardo no me acompañaría en mi jornada ni al menos una hora; le había pegado una gripe que estaba para ya no contarla.

Esta noche era buena para el bar, luego de la fiesta de Halloween habíamos adquirido más clientes que de costumbre. Silithur necesitaba que tanto Farfadox como yo estuviésemos ahí pues uno solo no se daba abasto.

Me descontó los días que no había ido, eso me hubiese aterrado hace uno o dos meses, pero ahora simplemente estaba ahí por Rich.

— ¡Otra ronda, hombre, que nos vamos para largo! — Dijo un chico sentado en grupo, tenía una máscara de madera tallada con detalles azules y rojos. No tardé mucho en destapar las cervezas y entregarle una a cada persona.

Incluso, a una joven de cabellos rojos que podía ver claramente que ya estaba cayéndose de borracha.

Ella desvió su mirada a las mesas del fondo; aprovechando, uno de los jóvenes de la bola puso una pastilla amarilla en su bebida.

Era la primera vez que presenciaba ello, como casi no venían mujeres y hombres jóvenes al bar era poco usual que se dieran esas situaciones, también porque, bueno, casi siempre se trataba de gente alejada una de la otra sin ganas de socializar.

Guardé la calma, me acerqué hasta la botella y la tomé, rápidamente tiré el líquido al fregadero junto al frigobar y le enseñé la botella a la chica cuyo semblante cambió de mirarme enojada a asustada.

— Ese hombre de allá — señalé — le puso eso a su bebida, ¿Desea que llame a la policía? — En ese momento, el tipo que medía alrededor de 2 metros me miró furioso, se acercó a la barra impidiendo que tuviese una respuesta de la pelirroja.

— ¡Qué te crees, hijo de re mil pvtas? — me retó tomándome del delantal, a nada de darme el golpe de toda mi vida. Justo en ese momento apareció Farfa a su lado, junto a su teléfono con el número de la guardia civil a nada de marcar.

— Si le pegas una, nos cargamos a trompadas tú y yo, mientras, que llegue el vigilante para que te lleve a tí, y a tu bola de villeros también. Tú decides. — El grandote se la pensó un poco. Luego de eso me empujó hasta el estante de bebidas donde pude recargarme y salió de ahí junto con cuatro tipos más. Una vez desapareció del bar por la puerta, Farfa marcó el 911 y comenzó a informar acerca de lo sucedido. El chico de la máscara que presenció el escándalo me preguntó tanto a mí como a la joven si estábamos bien.

Mientras, la chica pelirroja veía la pastilla ya un poco deshecha por la cerveza que quedó, yo me acerqué a ella pues creí que estaba en estado de shock.

— Te recomendaría no pedir otra cerveza y que llames a alguien para que te lleve a casa, era muy orgulloso el tipo... Ya sabes — la pelirroja asintió y llamó a uno de sus amigos.

— ¿Hola, Luh?, Soy Lili, ¿Podrías venir por mí al bar que te dije... No, nada de eso... Si, eso si... ¿Enserio tardarás tanto?... Es que Gona está fuera de la ciudad y Fola descompuso su celular... ¿No podría ser antes?... Bueno, te espero... Claro, no me movere de aquí — colgó el celular con molestia, por lo poco que seguí de la conversación sabía que tendría que quedarse en el bar un rato más.

— Si quieres puedo darte un café, dicen que te baja lo borracho — sugerí, ella negó recargando sus codos sobre la barra.

— No, gracias, con todo esto creo que el alcohol se me salió del cuerpo. ¿Me puedes dar un vaso de agua?, Por favor. —

— Cortesía de la casa — Tomé un vaso de cristal,  lo llené de agua y un par de hielos; en cuanto se lo pasé lo terminó como si de aire se tratase. Se limpió la boca con la muñeca y me sonrió.

— Oye, que cortés. ¿No gustas mi número como pago? — Yo desvié la mirada, nervioso por la situación.

— Que amable, pero no me va... Ya sabes — ella, después de pensarlo un poco, entendió lo que quería decir.

— ¡Oh, vale, entiendo completamente! — guardo silencio un par de segundos, pensando en qué decir. Aún se le notaba bastante mareada — Oye, ¿Tú siempre trabajas aquí?, Es de las primeras veces que vengo, casi no conozco esta parte de la ciudad. —

— Sólo viernes y sábados, este lugar no suele abrir frecuente entre semana. —

Luego de eso, me contó que era una bruja y me ofreció sus servicios otorgandome una tarjeta de presentación bastante bonita. No pasó más de una hora para que un joven rubio con sudadera de oso y una mascarilla llegará por ella. Lo saludé pues se trataba del mismo que nos había salvado a mí y a Rich en el supermercado.

Salí del bar ya cuando eran las 6 de la mañana; el horario se extendió bastante. Ya no ocurrió nada relevante así que fuí a casa de Rich para saber cómo seguía, mi celular se había quedado sin batería apenas dió la media noche.

Llegué a su morada y toqué la puerta, pasaron 5 minutos para que un desvelado Ryan me abriese y dejase pasar.

— Buenos días, Killer. Entra, sigue en su habitación; tuve que doparlo porque no se quedaba quieto — Él fué directo a la cocina, yo dejé mi suéter sobre un perchero al igual que un par de guantes que había llevado conmigo — ¿No gustas quedarte a desayunar? —

— Tengo que ir a ver que Kolo y Arya estén bien, pero gracias, en otra ocasión — contesté con una sonrisa que él imitó. No me llevaba excelente con él, pero tampoco mal, simplemente convivíamos.

Fuí hasta la habitación de Ricardo, toqué la puerta recibiendo un “pase” bastante más grave de lo normal. Me adentré entre ese mar de pañuelos llenos de mocos y olor a jarabe. En medio de su cómoda cama de sábanas violetas estaba él, tapado con 20 frazadas, y teniendo sobre su frente un trapo humedo para regular su temperatura. Sus mejillas, nariz y frente tenían un tono rojo bastante intenso, sus nudillos tenían un peculiar aspecto más pálido de lo que era su oscura piel y sus ojos estaba ligeramente rojos culpa de tanto dormir.

Me acerqué a él y removí el trozo de tela de su frente, luego la toqué con dos dedos notando que estaba tibia.

— Killer, que bueno que llegaste, ¿Cómo te fué? — preguntó, no quería alarmarle con lo ocurrido recientemente así que sólo le dije lo ordinario.

— Bien, fué una buena noche para el bar. ¿Y tú?, ¿Te sientes mejor? — Él asintió, parecía un niño pequeño.

— Si, Ryan me obligó a tomar ese medicamento que le diste; me ayudó con la garganta y la mucosidad... ¿Te vas a quedar aquí? — me tomó de la manga de mi camisa. Yo, con un movimiento lento, recorrí su mejilla.

— No, perdona pero tengo que llegar a casa. Vendré en la tarde y te traeré una RichCola para enmendar, ¿Te parece? — Su gesto triste me estrujó el corazón; acerqué mi rostro al suyo y le dí un beso en la misma mejilla que había tocado — Esa cara larga no es muy eyeyeyey de tu parte —

— Pfff, sal de aquí — se rió como podía, seguramente la garganta y los pulmones le estaban matando — ¿Me traes unas galletas? Un amigo me dijo que las príncipe eran sus favoritas. —

— Claro, pasaré por el Mercadona. ¿No quieres también algunos dulces de miel? —

— No, los de ahí saben a caño. Corre, me saludas a Kolo por favor.— me tomó de las orejas haciendo que lo besara en los labios. Luego de eso salí del cuarto despidiendome del menor.

Rich me miró de arriba a abajo, puso una de sus sonrisas más tiernas...

¿A quién engaño?, Macabras.


El episodio con MrCarlosNoob es superior.

Confirmo

𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕒  [ᴋɪʟʟᴇʀʀɪᴄʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora