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La brillante luz del techo deslumbró mi vista. Mis párpados, ya acostumbrados a permanecer cerrados, únicamente me permitían abrirlos unos cuántos milímetros, dejando ver un plano borroso de Bagettita junto con un par más de enfermeros analizando mis signos vitales y todas esas birrias. Traté de mover mi mano, pero me dolía cada nervio del cuerpo; quise hablar, pero sentía que no tenía boca.

Luego de un rato pude voltear la cabeza a una de las ventanas. Lo último que recordaba era quedarme dormido en aquel lugar junto a Killer, teniendo tanto calor que sentía que me moriría, así que ver que ya no estaba ahí me llenó de alivio.

O algo así.

Inmediatamente pensé en Rubén, mi corazón se aceleró ante la idea de que algo le hubiese pasado. Bagettita notó eso y me apartó el cabello del rostro hablando con un tono demasiado suave.

- Ya avisamos a Ryan, viene en camino. Seguramente traerá a Killer con él... Estuviste en coma por 5 meses debido a un mecanismo de defensa que generó tu cuerpo contra la hipotermia. - miró el monitor, sonriendo - al parecer todo está bien, seguiremos examinandote. ¿Te quieres sentar? - asentí.

Ella pulsó un botón de la cama haciendo que se elevase un poco. Me retiró la máscara de oxígeno y se sentó en una silla. Miré los girasoles a mi lado, por la frescura de su tallo sabía que eran recientes.

Luego de unos 10 o 15 minutos llegó Ryan. Tenía redstone en la ropa y lágrimas en sus ojos, también vestía el uniforme de Perma (una camisa con el logotipo).

- ¡Ricardo! - se acercó con rapidez y me abrazó cuidadosamente. Yo levanté lentamente mis manos para corresponderle. Permanecimos así por un par de minutos en los que no dejó de agradecer por verme ya despierto, cosa que paró cuando Bagettita se levantó de la silla para darnos privacidad. Ryan se sentó en la misma silla en la que la doctora había estado. — Dime, ¿Cómo te sientes? —

— Me siento débil, tengo hambre y me duele la espalda. Estoy genial... — Susurré suavemente, tenía que acostumbrarme de nueva cuenta a hablar. Desvié mi mirada a mi mano, notando el suero — ¿Qué ha pasado en mi ausencia? — pregunté, queriendo saber específicamente qué había pasado con Killer, pero sin querer ser grosero y preguntarlo directamente.

— Poca cosa. He llevado Perma, como me lo pediste; el mes pasado superamos las ventas de todo un año, todo porque arrestaron a medio Great Glorious... — jugó con sus manos, nervioso — Hice algunos arreglos a la casa, menores por lo general... También saqué un crédito, se está haciendo mayor y podremos hacer un gasto grande. — Hablaba con cierta ilusión. Yo me sentía vacío por dentro, aunque sinceramente no creía tener una razón para hacerlo.

— ¿Qué pasó con Killer?, ¿Él ya se consiguió a alguien? — pregunté con miedo disimulado gracias a mí tono, tomándolo a broma al ver que no diría nada de él directamente. No sabía si tuve un sueño o había visto como se iba con una niña a su lado apenas despertar.

— Él está bien, no se complicó y pudo salir rápido. No hubo día en el que no te visitase, tampoco faltó el llanto ni la culpa. Piensa que tú lo vas a odiar de por vida... — hizo una pausa, poniendo una expresión más seria — no lo odias, ¿Verdad? —

— Para nada, de hecho, no he tenido jamás tantas ganas de verlo como ahora. — Ambos sonreímos y oportunamente la puerta fue cruzada por mi albino favorito. Juraba que estaba más alto, delgado y que se le iría el alma del cuerpo en cualquier momento. Para mí había pasado apenas un sueño, para él 5 meses. — ¿Y tú eres? — pregunté cuando se quedó pasmado, dejándolo aún más tieso.

— N-no m-me rec-u *sniff* — sollozo como todo un crío, yo no aguanté seguir la broma al verlo, así que extendí mis manos dándole a entender que quería un abrazo.

— Que bueno verte vivo, capullo. — se acercó a mí y, al igual que mi hermano, me abrazó. Comenzó a llorar en mi hombro como si no hubiese mañana. Yo también lo hacía; sentía todo el dolor del que se estaba liberando y también quería llorar.

Por un momento, antes de dormir en ese helado cuarto, juraría que estaba muerto y que quizás mi alma había pasado a la inmensidad del universo haciéndome sentir un extremo dolor, pero abrir los ojos me hizo volver a la tierra y no querer jamás desprenderme de ella.

Cuando la espalda le dolió, se desprendió de mí, besando varias partes de mi rostro. Se calmó poco a poco permaneciendo a mi lado mientras yo acariciaba sus cabellos.

— No tienes ni idea de cuánto deseaba que despertaras, cabrito... Temía que no lo hicieras — Bagettita se asomó por la puerta, seguramente para decirnos que las visitas debían irse. Le hice un gesto con los dedos para que nos diera más tiempo — Te he extrañado tanto... —

— Me sabe mal todo esto, pero ¿Al menos arrestaron a ese... Dream? — pregunté, él negó.

— Wilbur lo mató, ese hijo de puta es un loco total. Afortunadamente ya está en la cárcel. — Hice que levantara su rostro, mirándome fijamente. Pasé mi pulgar por su mejilla sintiendo aquellos rastros de lágrimas.

— Nada me alegra más que verte aquí y que me lo cuentes todo, pero se te nota que estás tan cansado que apenas y puedes mantenerte a tí mismo. — Miré a mi hermano quien dormitaba, seguramente habiéndose privado del sueño desde hacía más de 24 horas. — Tú también. —

— No me mandas, enano, que si quiero me quedo aquí... Pero te tomaré la palabra — se levantó de la silla — Te echo un aventón, Killer. —

— ¿Enserio quieres que me vaya? — ignoró completamente a mi hermano, haciendo que sus ojos volvieran a cristalizarse.

— No, pero es necesario que lo hagas. Te espero mañana que sospecho que estaré acá otro poco... Además no siento las piernas y supongo que tendré que asistir a rehabilitación. — lo abracé por el cuello con una mano — te necesito más que nunca, pero quiero que estés bien, ¿Vale? — él asintió y, con la cabeza alta, se despidió de mí y de la enfermera yéndose por la puerta junto con mi hermano.

Me sentí agobiado luego de eso. No era sencillo asimilar que habías pasado un buen tiempo dormido, ni tampoco que una enfermera con voz irritante estaría junto a ti asegurándose de que no te fueras a morir en cualquier momento. No tenía ni la más mínima culpa, pero Bagettita llegó a fastidiarme un poco.

Me hicieron tantos exámenes que parecía que estaba cursando el ESO. Cuando por fin me dejaron descansar inmediatamente todo el sueño que tenía se esfumó. La francesa fue tan amable como para darme un libro de sátira que había olvidado algún paciente al darse de alta, era de un joven llamado Lázaro, algo lento pero pude terminarlo en esa noche.

Al parecer no me obligaban a dormir debido a que esto podía considerarse como un efecto secundario de la “invernación”, también me explicaron que dentro del suero había una pequeña cantidad de poción de daño como último recurso para mantenerme vivo, cosa que había resultado. Ya no las hacían debido a que eran ilegales, pero consiguieron los permisos y pudieron administrarla en pequeñas dosis que Nia escondía debajo del estante en su antigua oficina.

Cuando la luna ya daba señales de querer desaparecer, yo terminé cerrando los ojos de nueva cuenta, está vez para volver a despertar poco después.

Por un golpe...

Bueno, dos.

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[Wey, a veces si me pasó de qlera]

𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕒  [ᴋɪʟʟᴇʀʀɪᴄʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora