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El domingo fuí al hospital como todas las semanas. A diferencia de la mayoría de las ocasiones, esta vez si tenía que contarle algo a Kolo más allá de lo cotidiano.

Cuando crucé por la puerta y llegué a la recepción Bagettita me indicó que Kolo estaba en exámenes médicos pues había tenido algunas complicaciones durante la noche. A este punto me preocupaba más el costo que lo que resultara cada análisis.

Esto ocurría más de lo que me gustaría. La salud de Kolo era tan delicada que podía morir en cualquiera momento, pero también, su cuerpo era tan fuerte como para sobrellevar apenas toda la mierda en su organismo.

Me quedé en la recepción en espera de poder ver a mi hermano. Saqué mi celular y me dí cuenta de que me había llegado un mensaje.

Rich 💕

Buenas tardes, ¿Ya desayunaste?
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Oyeeee, saludame a Kolo
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¿Si nos vamos a ver este martes?, No quiero que te vuelvas a pelear con señoras en el supermercado.
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Además, podríamos pasar a comprarle algo a tu hermano. Me cae mejor que tú, sinceramente :)
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Holap :p
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Si, desayuné lo que sobró de ayer. ¿Tú?
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Yo lo saludo de tu parte, está en unos análisis así que tengo que esperar a que salga de ahí.
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Claro que sí, el martes nos vemos en el bar y de ahí vamos al súper. Ya no me recuerdes lo de la señora, me avergüenzo de mí mismo :(
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Pues debiste haber besado a mi hermano en lugar de mí, aunque te veía muy cómodo mientras te hacía mimitos. ¿Quieres que me tiña de café, para más placer?
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Reí al releer los mensajes que le había mandado. Justo en ese momento salió la doctora Nia para avisarme que podía entrar a la habitación de mi hermano.

— ¡55!, Que bueno que veniste. Pasa, que Santiago está ansioso de verte. —  Se le notaba extrañamente amarga, quizás le había pasado algo.

Ahora que recuerdo, la ví en la fiesta de Halloween. Llegó a altas horas de la noche pues tenía que trabajar; para ese entonces Rich ya estaba dormido así que se evitó alguna escena incómoda entre los dos.

Cuando me metí en la habitación fuí recibido por el olor de las violetas, seguían tan hermosas como la semana pasada en que las traje con el chico a quien dedicaba mis suspiros.

Santiago me miró con una ceja levantada; éramos gemelos después de todo: aunque yo tuviese un pequeño cambio en mi genética y él padezca enfermedades que yo seguramente nunca tendré. Estábamos tan conectados que identificamos las emociones que aparecen en el otro con extrema facilidad.

Y yo esos días estaba demasiado feliz.

— Dime, ¿Avanzaste con Rich o por qué tan risueño? — me senté en el sillón esta vez, quería platicar amenamente con él.

— ¿Tanto se me nota en la cara? — sabía la respuesta, aún así sólo quería preguntar.

— Eres un libro abierto cuando se habla de tus amores — desvié la mirada hacia el florero, no tenía mucho más a dónde hacerlo sin sentirme tan incómodo.

𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕒  [ᴋɪʟʟᴇʀʀɪᴄʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora