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No supe la hora en la que me desperté. Amanecí acostado en el sillón cubierto con una manta pequeña que apenas y me cubría del cuello a las rodillas. La luz estaba apagada, iba a prender la lámpara de mi celular pero no lo encontré en ninguna parte. Como pude comencé a tocar las paredes una vez me levanté encontrando el interruptor luego de un rato.

Cuando encendí la luz me dí cuenta de dónde estaba, también del porqué y de qué había pasado anoche. Una sonrisa boba me decoró los labios y el agradable calor del momento me invadió.

Tomé la manta y la doblé dejándola en el mismo sillón en el que había pasado la noche, en uno de los cristales de los muebles lo suficientemente limpio como para reflejarme me inspeccione.

Estaba mi rostro manchado de verde y violeta desde la frente hasta el cuello. Mi cabello estaba más que desordenado y pude ver marcas que se notaban ligeramente por mi tono de piel. Sentí un vacío cuando me percaté que el albino que constantemente se apoderaba de mis pensamientos no estaba presente.

Me acomodé la ropa, me cubrí con la capa del disfraz y traté de limpiarme la pintura del rostro con las mangas de mi traje. Subí las escaleras después de apagar la luz y, cuando abrí la puerta, todos los síntomas de la cruda aparecieron de repente.

Entre cerré los ojos y me tomé la cabeza, sentía el sonido de la escoba barrer hasta adentro del cerebro. Miré como pude enfrente dándome cuenta que quién barría no era nada más ni nada menos que Conter.

— Buenos días, con que ahí estabas. — Me miró con algo que podría describir como “complicidad” — Dime, ¿Te puedes sentar o no?— un periódico cayó en su cabeza, Killer entró al lugar con una bolsa negra llena de basura, seguramente.

— Calla, gilipollas. — Se veía molesto, pero el rubor en sus mejillas le hacía verse infinitamente adorable — Buenos días, Rich.—

— Buenos días, Killer. — Nos quedamos mirando algunos segundos, ninguno sabía qué decir acerca de lo de anoche, lo de ahora, ni lo de después. Hubiésemos seguido así todo el día pero el pony mutante apareció de la nada.

— Buenardas, ¿Qué hay de desayunar? — Preguntó sentándose en una de las mesas, Killer pareció acordarse de algo pues caminó rápidamente y traspasó la barra para buscar debajo de esta una bolsa.

— Silithur trajo una sopa de hongos. No quería despertarte así que te guardé un poco. Creo que aún sigue caliente. — Me acerqué a verla y, efectivamente, emanaba vapor. — Come, lo necesitas. Ahora mismo te traigo algo de tomar para que se te baje la resaca. —

— ¿Y qué hay para mí? — Cris preguntó con un puchero, Conterstine le acercó la escoba.

— Primero ponte a barrer, puto. — Y entre quejas en un tono casi inaudible y una mirada de pocos amigos, el chico de tez verde comenzó con la limpieza del piso.

No me contuve a la hora de reír. Killer desapareció por la puerta para regresar poco después con una caja de Aspirinas y un vaso de 1L lleno de agua mineral y jugo de naranja.

Antes de comenzar a degustar los alimentos que me habían sido regalados preferí preguntarle a los que ahí se hallaban que había sucedido con los invitados más insistentes esa noche, aquellos que no se fueron hasta altas horas de la madrugada.

— Se fueron yendo de a poco. Los que viven más lejos se marcharon en una camioneta todos apretados, fué una fortuna que dejaron conductores designados, de lo contrario hubiese ocurrido algún accidente. — Contestó el albino vestido de Creeper, Conter asintió con la cabeza.

— Los que viven más cerca se llevaron a algunos para que descansaran. Cuando desapareciste la cosa se puso turbia, por todos lados había desmadre. — Conter sacó una cubeta llena de la mezcla entre el agua y líquidos limpiadores para fregar el piso.— Incluso se pusieron a bailar tubo, quién sabe de dónde lo sacaron.—

— Las fotos son lo mejor del mundo. — Habló el pelirosa al tiempo que recogía la basura del suelo.

— Ahora que lo recuerdo, Crisgreen tiene mi teléfono.— Me voltee a verlo, Killer también pues no se acordaba de ese detalle. El pony se sacó el móvil del pantalón y me lo dió.

— Le cambié el fondo de pantalla, ahora está más piola. — Dijo para después seguir con lo suyo. Me sorprendí al oírlo pues creía que no se sabía la contraseña.

Cuando lo desbloquee pude verlo, estábamos Killer y yo sentados mientras jugábamos la botella, me dió tanta ternura que incluso mis mejillas se tornaron un poco calientes. El albino también la miró y pude notar que sonreía bastante más alegre de lo que acostumbraba.

— Nos vemos muy bien, Rich. — No podía negarlo, era una escena bastante bonita.

— Sisisisi, mucho sentimentalismo. Ahora vean la galería para que asesinen al puto de una vez. — Cris lo miró mal, no se esperaba que le apuñalaran por la espalda tan rápido.

Cuando me metí en la aplicación aparecieron demasiadas fotos de todos hace algunas horas. En una estaba Kaky vomitando en el suelo al lado de un policía, en otra, Mery Soldier tenía puesto un disfraz de zanahoria mientras cargaba a Conter en su espalda; había una en la que, con los más borrachos, hicieron una estrella de seis picos aprovechando que estaban dormidos.

Habían muchas más fotos así de raras, pero cuando bajé un poco me dí cuenta del por qué el conejo había soltado ese comentario.

— ¡Pero serás cabrón! ¿Cómo mierda sacaste esa foto? —  El de tez verde rápidamente se “escondió” detrás de una silla. La foto que tanto nos había alterado era una del sótano: yo agarraba al albino del cuello de su playera mientras él ponía sus manos en mi cadera, estábamos en una pose bastante comprometedora como para un simple beso.

Yo sabía lo pacífico y tranquilo que era Killer, pero lo comprendí totalmente cuando tomó un trapo humedo de la mesa y comenzó a enrollarlo para poder darle un golpe al entrometido pelirosa.

— ¡Yo no fuí quién sacó esa foto!, ¡Fué Kaumaru! — Se excusó corriendo del furioso bartender mientras usaba de escudo la misma silla.

— Me va a escuchar ese intento de Daft Punk. — comencé a marcar al número de mi colega de toda la vida con una evidente molestia mal disimulada. Al escuchar que el pitido cesaba indicando que la llamada había sido contestada escuché la voz adormilada de un hombre con resaca. — ¡Buenos días, Kau!, Que ya son las 9 de la mañana, hay que despertarse con todo, ¡Venga!. —

— ¿Qué quieres, Titi?, Estoy... Algo ocupado. — Dijo, de fondo podía oír varias voces que decían mi nombre y el de Kau y pude escuchar como le trataban de quitar el teléfono.

— Quiero saber dónde estás — dicho eso escuché de fondo el sonido del trapo impactando velozmente contra la espalda de quien había tenido mi teléfono hacía unos instantes. Ni siquiera voltee a ver, estaba demasiado concentrado en la llamada.

— Eso es... Complicado. — Un silencio inundó ambos lados de la llamada, hasta que una voz que pude identificar como Vandal gritó.

— ¡Estamos en un barco rumbo a Madagascar! — Me reí de lo rara que era esa escena, además pude notar en su tono que el de ojos achinados no mentía.

— ¡Ja, ja, ja, jo'er tío!, ¿Quién y quién va? — Kaumaru comenzó a enumerarlos.

— Vandal, Kaky, Cecililla, Shadoune, Zeling, Antonio, Tonacho... Creo que habían más pero se cayeron ayer del barco. —

— ¿Y cómo es que tienen señal? — era extraño, según sabía no habían antenas que flotaran en mar abierto.

— Kaky. — Contestó sin necesidad de decir más. Mis planes de vengarme se habían arruinado de nueva cuenta.

— ¿Tú fuiste quién tomó la foto de Killer y yo? — Pregunté dejando que otro silencio apareciera en la conversación.

— Fue Bobi. — colgó.

Apagué el celular y miré detrás de mí encontrándome otra escena igual de rara que lo que acababa de escuchar. Mientras Killer se cubría el rostro apenado, sentado en un rincón del bar murmurando cosas que no alcanzaba a comprender bien, Conter intentaba reanimar a Cris quien se había desmayado por tremendo golpe.

— No vuelvo a tomar en mi vida, chaval. — seguí comiéndome mi sopa de hongos, menuda mañana.

𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕒  [ᴋɪʟʟᴇʀʀɪᴄʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora