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El viento chocaba contra el cristal del auto, eran las dos de la mañana mientras conducía entre las calles para saber dónde podría estar Rich. Desde lo sucedido en el bar no me contestaba las llamadas e ignoraba mis mensajes. Le había pedido a Ryan, a parte del coche, que me avisara si llegaba a su casa.

Fuí a la gasolinera, me había quedado sin combustible en esas cuatro horas de constante camino. Salí del auto para llenar el tanque cuando mi teléfono comenzó a sonar, apurado contesté.

— ¿Qué pasó, Conter? — al otro lado, se oía que el conejo estaba en un lugar con música, seguramente un antro.

— Estoy en el bar Pokémon, me habló una amiga para que viniera por Rich, pero está llorando en una barra junto con alguien y no me hace caso, ¿Puedes venir? — miré la pantalla de la gasolinera, no llevaba mucho efectivo esa noche, tampoco quería llegar corto a donde el híbrido wither y sorprenderme por la cantidad de dinero debido por el alcohol que habría consumido; seguramente bastante, él era lo suficientemente orgulloso como para llorar en público.

— Vale, no lo pierdas de vista. Recuerda lo volátil que es Rich cuando está inestable. — dejé la manguera en su lugar y subí al auto, arrancando a toda prisa y poniendo el celular en altavoz.

— Dice mucho tu nombre, ¿Qué le hiciste para que esté tan en la mierda? — yo me quedé callado algunos segundos — Bueno, no me digas, sea lo que sea tienes que solucionarlo, no quiero ir al trabajo y sentir que tú y él se odian. —

— Ya, gracias por los ánimos, Conter. —

— Aquí estamos, para lo que necesite, compa — colgó dejándome en silencio, únicamente opacado por el sonido de las llantas rodar por el camino.

Me miré por un momento en el retrovisor, estaba hecho un asco. Como mi pelinegro había dicho, mi mejilla tenía ya tonalidades moradas; mi cabello estaba alborotado y con olor a alcohol que los tipos del bar habían arrojado; mi ropa estaba algo desaliñada y tenía los ojos un poco rojos, forzaba demasiado la vista y el estrés me consumía.

Sabía bien que era mi culpa, pero, ¿Cómo decirle a tu pareja que aquellos que te molestan en tu trabajo, lo hacen porque no sólo defendiste a una tía, sino que también formas parte de su pequeño proyecto que está haciendo que su empresa se tire de los pelos?; Esos idiotas son sicarios de cuarta, lo suficientemente peligrosos como para asustarte, pero tan cobardes que huyen con escuchar el sonido de una alarma de policía. Nunca creí que llegarían tan lejos.

Sumergido en aquellos pensamientos no noté que un auto me venía siguiendo hasta que ya casi llegaba al bar Pokémon. Por precaución, tomé una ruta diferente desviando un poco mi principal objetivo. Pasé cerca de la comisaría, ahí fue cuando me detuve.

Salí del auto, sabía que habían cámaras además del oficial Chincheto que custodiaba junto con los cadetes, así que tan indefenso no estaba. Me iba a meter dentro del edificio, pero el llamado de un sujeto me detuvo; habían estacionado su vehículo enfrente del mío.

— ¡Hermano!, ¿Por qué no te subes al auto y hablamos tranquilamente? — era el mismo tipo que estaba en el bar de Silithur hacía unas horas, pude notar que tenía abultada una parte de la chamarra que portaba, seguramente teniendo debajo un arma.

— Yo estoy tranquilo, hermano, ¿Qué te parece si hablamos luego?, Ahora no es un buen momento. — iba a meterme dentro de la comisaría, pero un comentario hizo que se me helara la sangre.

— Claro, entra que yo voy por Ricardo a ese bar... Pokémon, creo que así lo llaman — tragué saliva, justo algo de lo que no quería que pasara, estaba pasando. Comencé a ponerme nervioso, temía que le hayan hecho algo malo.

— Él no necesita que lo recojan; si tanto quieres hablar, hablemos. — me acerqué a la ventana del conductor, ese estúpido me miró con superioridad, había logrado tenerme bajo raya con únicamente un comentario.

— Súbete atrás, a la de ya. — dudé un poco, no quería arriesgarme pues apreciaba mi vida. Le obedecí dejando uno de mis pies fuera, evitando que la puerta se cerrase. — Bien, idiota, escúchame que esta es la última vez que te lo digo. — Una persona a mi lado sacó un cuchillo, apuntandome por debajo del pecho — terminen con ese teatrito de Perma, nos están jodiendo y eso no nos gusta. Si no quieren terminar seis metros bajo tierra, mejor hacerse a un lado — lo miré fijamente, no podía mostrar mi miedo o ellos seguramente se aprovecharían de eso — ¿Entendiste o quieres que mi amigo te lo repita? — justo antes de contestar, Chincheto salió de la comisaría y fué hasta el auto, posando una de sus manos sobre el techo de este.

— ¿Sucede algo, caballeros?, Noto mucha hostilidad por acá, tengo muchas ganas de estrenar las nuevas celdas — miró fijamente al conductor, la persona a mi lado bajo el cuchillo y lo escondió debajo de su chaqueta. Yo aproveché para salir de ahí, poniéndome detrás del oficial.

— Nada, solo estábamos conversando, ¿O me equivoco, Killer? — No dije nada, únicamente agradecí al policía estrechando su mano y me dirigí al auto de mi pareja para seguir con su búsqueda. Una vez estuve frente al volante solté un suspiro y encendí el motor para poder avanzar.

Ya en la calle las manos me comenzaban a sudar; la situación se estaba saliendo de control y, sumado a eso, tenía que encontrar y solucionar la discusión con Rich, sentía una presión en el pecho, me preocupaba muchísimo por él. Poco tardé en llegar al bar, no era tan bien recibido por ser parte de la competencia, pero poco me importaba a decir verdad.

La variedad de colores y cuadros de pokemones hicieron que me dolieran los ojos, más que nada porque estaba en la mierda. Conter salió de lo que diría que era el baño de hombres, con la cara y el cabello empapados, respirando agitado mientras en sus ojos se notaba el alivio por verme; llegó hasta mí y sin decir nada me jaló de la mano para entrar de nueva cuenta al sanitario y encontrarme con Rich en una esquina mirando fijamente a la pared.

— Ricardo... Joder — me acerqué a él, me miró con un desprecio que jamás había visto antes.

— Conejo ingrato, a parte de decir que la 1.8 es mejor, vienes y me robas al novio, menudo hijo de p... — no pudo continuar hablando pues las ganas de vomitar llegaron. Reaccioné y lo cargué de los brazos para llevarlo al WC y que ahí desahogara todo.

— Yo... voy a lavarme la cara — Mientras el conejo iba a los lavamanos con un trauma, yo apartaba el cabello del rostro oscuro.

— Gracias, Conter. Llevo buscándolo toda la noche. — voltee a verlo con total gratitud.

— No agradezcas, a fin de cuentas es un amigo... Por cierto, tal vez no sea asunto mío, pero espero que solucionen todo — volteó a verme, antes de salir del baño — a veces el mundo necesita un poco de diabetes tipo 2 para sobrellevar lo malo, no lo dejes ir por una pendejada — cruzó la puerta dejándonos solos a un Rich, completamente ebrio y a mí, a nada de llorar de desesperación, sinceramente temía que le hicieran algo.

Salí de los sanitarios en cuanto Ricardo acabó de vomitar y pude limpiarlo. Decía cosas incoherentes, o de plano, balbuseos.

Pagué lo que había que pagar, además de la cuenta de un taxista que, según me contaron, fué compañero de copas de Rich.

Menuda mierda.

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Pues mira, que yo vengo a soltar de sopeton una bomba de un cap para otro.

𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕒  [ᴋɪʟʟᴇʀʀɪᴄʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora