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Desperté en la cama de Killer gracias a que este se movió en mi lado dandome la espalda; yo, con los ojos entrecerrados, noté que aún seguía dormido.

Me levanté lo más lento que pude para evitar interrumpir su sueño. Con dificultad tomé mis prendas, que estaban a un lado de la cama, y me las puse una por una, estaba adolorido, pero tenía tremenda sed.

Abrí la puerta de la habitación y me dirigí a su cocina. Tomé uno de los vasos de cristal ocultos en la alacena y vertí un poco de agua en este para después tomarla, sentí como mi garganta se hidrataba agradeciendome en el proceso; era vergonzoso para mi aceptar que la había utilizado mucho.

Me senté sobre una de las sillas de la mesa y saqué mi celular para poder ver los nuevos mensajes de P.E.R.M.A.D.E.A.D y también estar al tanto de las noticias que ocurrían, además de ver el perfil de Nia lleno de lamentaciones y mensajes de buena fé. Suspiré, aquel detalle era fresco y me dolía como si apuñalaran mi alma.

Sentía que era mi culpa; si tan solo no hubiese salido de la ciudad quizás sería diferente.

Entre tantos pensamientos, fotos y palabras, no me dí cuenta cuando pequeñas lágrimas salieron de mis ojos, era toda mi tristeza actuando por sí sola.

Abrieron la puerta principal haciendo que me asustara, pude ver que una chica pelinegra cubierta por un abrigo rojo entró, se dió cuenta de mi presencia. Por lo que sabía, se trataba de Cecililla; vecina de Killer a quien le habían dado una llave debido a que cuidaba mucho de Arya... De hecho, la traía consigo.

- Uy... una disculpa, no sabía que estabas aquí. ¡Buenos días! Venía a dejar a Arya ya que Killer me pidió anoche que la trajera, ya me retiro- dejó a la minina en el suelo, esta inmediatamente vino a restregarse en mi pierna.

- ¿Gustas una taza de café?, Killer está aún dormido, pero no creo que le moleste- Sugerí, a lo que ella negó.

-No, gracias. Tengo que salir... Bueno, fue un gusto verte, Rich.... Por favor cuida al niño, es medio tonto - Inmediatamente luego de eso, un Killer salvaje en calzoncillos apareció con una pantufla en mano - ¡Era broma, adiós! - cerró la puerta lo suficientemente rápido como para evitar el proyectil que iba directamente a su cara. Agradecí internamente que no haya prestado atención a mi llanto.

-¡Vas a ver, Cecilia!- Luego de eso, cambiando totalmente su semblante infantil de enojo, me miró con una sonrisa de oreja a oreja. - Buenos días, cariñito, ¿Cómo amaneciste?- Puso una de sus voces agudas, moría de ternura. Se acercó y limpió el rastro de mis recientes lágrimas.

- Adolorido, cabrón, a ver si para la próxima te toca a ti - él negó, divertido

- ¿Qué quieres desayunar?, no tengo ganas ni de cocinar. - Se sentó a mi lado, un escalofrío recorrió su cuerpo gracias al clima de invierno.

- Si quieres salimos por ahí, pero no mucho, recuerda que tienes que reponer el tiempo en el bar, y yo tengo que ir a por Ryan, también pasar a la casa de... -Me interrumpió, evadiendo el tema

- Lo sé, cerca de aquí hay un bar 24 horas, en la mañana hacen desayunos muy ricos - sugirió, yo asentí a esa opción.

Luego de eso, me propuso bañarme. Únicamente contaba con una regadera así que nos turnamos para asearnos pues era pequeña e incómoda como para estar los dos.

Me prestó de su ropa un pescador color negro que prácticamente me quedaba como pantalón y una playera gris que me venía bien. Sacudí mi abrigo para ponermelo al salir. El albino vestía con un suéter navideño de color blanco y unos pantalones verde que lo hacía verse sencillamente tierno.

Le dió de comer a la gata permitiendo que pudiera acariciarla un poco y salimos de su casa rumbo a el bar que tanto decía, balancee mi brazo antes de cruzarlo con el suyo para poder agarrar su mano; seguramente parecía un niño, pero me era irrelevante.

No tardamos mucho en llegar; el ameno silencio que llevamos todo el camino se había interrumpido por la música tranquila del lugar y los pasos acelerados del camarero que iba de un lado a otro. Procedimos a sentarnos en una de las mesas a un lado de las grandes ventanas empañadas por el hogareño calor que había; uno frente al otro, tomamos las cartas ya puestas con anterioridad para ver qué podríamos pedir.

- Esto parece más una cafetería que otra cosa - Dije en cuanto ví incluso un menú infantil en el papel plastificado.

- Ya, sólo durante las mañanas, en las noches esto parece un prostíbulo - Desvié mi mirada a sus ojos con una inmensa curiosidad.

- ¿Venías aquí seguido? - Asintió, conectando su vista con la mía.

- A Kolo y a Kau les gustaba venir aquí en preparatoria, solía acompañarlos pues casi siempre me invitaban más a mí que a ellos a tomar unos tragos. - se encogió de hombros, seguramente recordando aquellas no tan lejanas épocas.

- Ya veo, eres un Don Juan desde el colegio - Soltó una risita que podría definir como "nerviosa".

- Algo así; las chicas me buscaban mucho, era bueno... escuchando - aguanté la carcajada por esa bajada de balón, no esperaba que me diera razones.

- Jo'er, se nota que no "escuchabas" hace mucho, tío - Se puso rojo hasta las orejas, luego de eso, llegó el camarero a tomar la orden.

Yo pedí una tortilla de patatas con pimientos y él una de huevo. Ambos nos conformamos con un té y una madalena que sinceramente sabía muy bien. Conversamos acerca de los proyectos que haríamos dentro de nuestra pequeña empresa y tambien del viaje que planeabamos junto a nuestros hermanos para fin de año.

- [...] Pero deberá ser en un lugar no muy lejos de aquí, por cualquier cosa.- Dije al tiempo que acababa mi platillo, el albino me miró con tristeza.

- No te culpes por ello, Ricardo - tomó mi mano por encima de la mesa apretándola suavemente. - No fue tu culpa, que hubieses llegado antes no cambiaría nada -

- Lo se.... - Me interrumpió de nueva cuenta.

- No, porque si lo supieras no estarías lamentándote.-

Mis ojos se cristalizaron, aun así guardé las lágrimas como todo un campeón tomando de la taza blanca llena de infusión de manzanilla. Killer pateó débilmente mi pie por aquel gesto de evasión.

- Cambiando de tema, ¿Ya irás por Ryan? - De igual forma, dió un sorbo a su bebida.

- A las 11... Macho, se me hace raro ese nombre.-

- Normal, tantos años en el Nether... debe estar demasiado feliz de por fin estar aquí. - llamó al mesero para que nos dieran la cuenta.

- Está que no le cabe. Ahora tengo que aprovechar el tiempo con él, llevaba tantos años aplazando sus visitas que ya ni me acordaba cómo era. -

Luego de eso, ví a través de la ventana que el sol estaba ausente, ese día seguramente el frío estaría presente en cada rincón de la ciudad.

.....

Yo quiero de la que fumaba cuando estaba escribiendo..


𝕍𝕚𝕠𝕝𝕖𝕥𝕒  [ᴋɪʟʟᴇʀʀɪᴄʜ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora