Con su mano libre comenzó a masajear los pechos de Ahome, eran tan suaves y firmes a la vez, acomodó su miembro entre las piernas y comenzó a frotarse entre los labios de la chica para intentar darle el placer que él estaba sintiendo, no la quería penetrar mientras ella aún se resistiera, soltó un gruñido de placer sobre los labios de ella, estaba perdiendo el control, quería tomarla ya, soltó la boca de la chica para dirijirla a uno de sus senos eran exquisitos. Pero ella cuando por fin pudo gritar lo hizo con todas sus fuerzas hasta que le dolió la garganta.
-¡DÉJAME INUYASHA! ¡POR FAVOR NO LO HAGAS! ¡SESSHOMARUUUU! - estaba tan desesperada tenía tanto miedo que se olvidó por completo del conjuro de su collar y a cambio vino a su mente la única persona capaz de poder controlarlo.
La puerta se abrió de golpe y en ese mismo instante ella ya se encontraba en el suelo bañada en lágrimas viendo como Sesshomaru con los ojos inyectados de sangre sostenía a Inuyasha del cuello, lo azotó en el suelo y sacó su espada, lo mataría sin piedad.
-¡No lo mates por favor! Por favor Sesshomaru no lo mates te lo suplico. - dijo arrodillandose a los pies de Sesshomaru entre Inuyasha y él, ella aún estaba desnuda ya que sus ropas rotas no tapan prácticamente nada. El Lord gruñó de rabia, Inuyasha no se atrevía a mirar a nadie a los ojos, estaba llorando de coraje con él mismo, golpeó el suelo con tal fuerza que sus nudillos sangraron.
-Perdoname Ahome, te lo ruego perdoname - se arrodilló frente a ella con la cabeza pegada al suelo.
Ella se levantó y se secó las lágrimas.
-Sal de mi cuarto Inuyasha, mañana hablaremos - en su voz se escuchaba la decepción que sentía.
Él sin mirarla tomó sus ropas y salió para vestirse en otra parte.
Cuando Inuyasha se fue, ella se aferró a lo más cercano que tenía, Sesshomaru. Él devolvió el abrazo y comenzó a quitarle la ropa dañada sin desaprovechar la oportunidad acariciar su suave piel al hacerlo, la despegó unos milímetros solamente para quitarse la prenda superior de su traje. Los senos desnudos de ella rozaron el torso del Lord, pero no paraba de llorar y sin importarle lo demás no se despegó de él. Sesshomaru le puso encima la prenda que él se había quitado y la llevó a su cuarto, no la arriesgaría a dejarla sola en el de ella. La acostó sobre su cama y él se posicionó a un lado abrazandola, sin decir nada solamente llorando ella se quedó dormida con el brazo del Lord cubriéndola. Él no dejaba de acariciar su piel expuesta desde su rostro hasta el cuello, del cuello hasta la mitad de los senos, la rabia le volvía cada vez que la imagen del estúpido hanyo regresaba a su mente, su repugnante pene entre las piernas de la chica y su asquerosa boca sobre sus senos. Debió matarlo e ingonar las súplicas de ella. ¿Cómo se atrevía el maldito a dañarla? No le perdonaría el atrevimiento de tocar algo que le pertenece, porque ese aroma único de la azabache solamente debía pertenecerle al Lord, y ella al ser la dueña de ese olor que lo volvía loco, también le pertenecía a él.
La tenía tan cerca, en su cama, en su regazo, sería tan fácil iniciar la marca, se agachó a su cuello y comenzó a dejar suaves besos hasta su clavícula, pasó su lengua hasta sus senos y de regreso, sus colmillos se alargaron, estaba decidido a marcarla. Pero ella se movió, abrió los ojos con calma y él ya no estaba entre su pecho y su delicado cuello.
-¿Sessh?
-Vuelve a dormir, yo te cuidaré. - intentó levantarse de la cama pero ella tomó su mano.
-Entonces no me dejes, quedate aquí y abrazame por favor. - él la miró y en sus ojos encontró temor y súplica. Se posicionó de nuevo junto a ella y la abrazo. La marcaría, de eso no había duda, pero no sería hoy. Ella merecía algo especial.
La mañana llegó y para él no había mejor amanecer que el ver a esa mujer aprisionadolo con sus brazos, aferrada a él como si temiera que fuera a desaparecer. Metió su nariz entre sus cabellos oscuros y aspiró su aroma, él amaba el olor de ella, pero hoy lo amaba más porque estaba mezclado con el de él. Era así como debería oler siempre para que todos supieran que él era su dueño. La chica abrió los ojos y subió su mirada para encontrar unas hermosas lagunas de oro.
-Buenos días - dijo ella.
-¿Te sientes preparada para salir de la cama o prefieres descansar un poco más? - seguía acariciando su cabello.
-Estoy bien, ayer estaba muy asustada, muchas gracias por ayudarme.- la mirada de él se volvió fría.
-Debiste dejarme matarlo - dijo con odio.
-Es tu hermano Sessh... Perdió el control por celos...
-¿Cómo puedes justificarlo? Intentó violarte Miko, si no hubiera llegado yo quizás no se hubiera podido controlar por la pasión y te hubiera lastimado de verdad ¿no lo ves? Aún eres virgen y si él te tomaba en ese estado, pudiste haber muerto - estaba molesto ahora con ella.
-Pero lo hiciste Sessh, llegaste y nos salvaste, a mi de ser abusada y a él de cometer el peor error de su vida. No pasó a más y eso es lo que cuenta.
-¿No pasó a más? ¿Ya te viste? - dijo corriendo las cobijas que los cubría dejando expuestos varios moretones causados por su medio hermano- ¡Mirate! ¿Qué más querías que pasará? Me haces creer que no querías que interviniera. - se intentó poner de pie pero de nuevo su mano fue aprisionada por otras dos pequeñas manos que le evitaban alejarse.
-No digas eso por favor, te agradezco con el alma que hayas llegado. - se arrodilló en la cama abrazando la espalda del Inu que estaba sentado a la orilla. - Es mi amigo, yo entiendo que lo que pasó fue a causa de celos y porque aún no sabe descifrar sus sentimientos. Yo le ayudaré a hacerlo. - fue demasiado tarde para darse cuenta que Sesshomaru no tenía la parte superior de sus ropas porque ella la traía puesta desabrochada, en teoría estaba desnuda abrazando al Inuyokai. Lo soltó como si quemara y se metió entre las cobijas para cubrirse.
-¿Secede algo Miko? - Se giro divertido, a pesar de que maldijo por dentro el que lo haya soltado, sentir su piel mandaba una descarga directa a su entrepierna. - Iré a bañarme, así tendrás privacidad para acomodarte la ropa y puedas llegar a tu habitación.
-Gracias - dijo como niña metida en las cobijas hasta los ojos. Podría jurar que estaba roja a más no poder.
Cuando escuchó que el Lord se había adentrado en su baño ella salió de las cobijas y amarró como pudo su traje para salir corriendo a su cuarto.
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El olor de tu piel
FanfictionEstaba por seguir mi camino cuando percibí el aroma de ella, un aroma inconfundible de naranja dulce, néctar de pera, orquídea y caramelo, era ella sin duda alguna, la sacerdotisa que acompaña a mi detestable medio hermano. No pude evitar quedarme p...