La Fuyouseki

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Pov. Ahome

Desperté en un futón dentro de la cabaña de la anciana Kaede, volteo a la ventana y puedo ver que ya es de noche, parece ser que estuve inconsciente por varias horas, mi mochila se encuentra a unos pocos metros de mi futón y yo intento levantarme para alcanzarla pero al más mínimo movimiento me invade el dolor en mi hombro que me hace soltar un fuerte quejido, como puedo me acerco a mi amarilla compañera de viajes y saco un pequeño espejo que compré hace algunos meses en el mercado de una aldea por la que pasábamos mis amigos y yo.

Descubrí mi hombro y me sorprendió que el lugar en donde se debería de encontrar la media luna violeta de mi marca, solamente se encontraban marcas de dientes y colmillos de color rojo. Intenté tocarla pero con el simple roce sentí como si quemara mi piel, me fue inevitable gritar de dolor y que mis lágrimas comenzaran a rodar por mis mejillas sin parar, una tristeza enorme se apoderaba de mi ser y la sensación de abandono me invadía de igual manera.

-¡Ahome! - gritaron Sango y Kikyo al entrar a la habitación, encontrándome tendida en el suelo, abrazando el espejo y a mi misma en posición fetal.

-Tienes que tranquilizarte, amiga. - me pedía Sango con su expresión de preocupación.

-No la dejes Sango, voy por un té. - dijo Kikyo mientras salía corriendo.

-¿Qué... qué le sucedió a mi marca? - logré pronunciar entre balbuceos.

-¿De qué hablas? - me preguntó mi amiga totalmente confundida. Descubrí mi hombro una vez más y le mostré la herida, porque eso era ahora, una herida. Ella tapó su boca y por un par de segundos la veía y me veía a mí con verdadero asombro y ¿tristeza? creo que más bien era lástima. - Ahome, parece que rompiste el vínculo que te unía a Sesshomaru.

Quedé en completo shock por sus palabras, ¿eso era posible? Y como si leyera mi mente, respondió a mi pregunta interna.

-Cuando saliste del castillo de Sesshomaru lo hiciste completamente decidida a dejarlo y deshacer tu unión con él, fue tu fuerza de voluntad lo que rompió el lazo y por lo tanto la marca desapareció dejando en su lugar la herida de una mordida, supongo que te es muy doloroso por ser de un Inu-Daiyoukai pero lo bueno es que tu cuerpo ya había asimilado su veneno si no fuera así, ya no estarías aquí, amiga. - yo quedé muda ante la explicación de Sango. - Mi padre me había dicho que esto no es muy común, ya que la marca los hace dependientes del otro. ¿Qué sientes, Ahome?

-¿Sentir? Siento morirme, Sango. No, la muerte sería un privilegio para calmar el dolor que me invade. - mis lágrimas no cesaban. - me siento vacía, ¡me siento usada! Él me utilizó, nunca me amó, fui solamente un peón más para herir el orgullo de Inuyasha por su estúpido rencor. - dejé que mis pensamientos e inseguridades respondieran en lugar de la cordura y de la madurez, dejé al resentimiento responder por mí.

-Creo que te estás precipitando, Ahome, yo creo que él sí te quiere, simplemente se sintió entre la espada y la pared, entre su amor y su responsabilidad, creo que él está sufriendo lo mismo que tú.

-¡No lo justifiques! No lo hagas, ¿Sabes lo que me propuso? Que me quedara como una concubina. - mi amiga llevó las manos a su boca tratando de silenciar un jadeo de asombro. - Y si sufre, se lo merece más que yo. - Sango me veía sin creer en lo frío de mis palabras.

-Ahome, yo te apoyaré en la decisión que tomes, solamente quiero hacerte una pregunta ¿ya no lo amas?

-Con mi vida entera Sango, por desgracia lo amo mucho más de lo que me gustaría admitir, por eso mismo no seré yo un obstáculo para cumplir con su deber, sacrifico mi amor y mi felicidad por la de él.

El olor de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora