Cap. 47 Kikyo

2.8K 270 6
                                    

-¿Creen que sea buena idea ir con él? - preguntó la azabache.

-No lo creo señorita, déjelo ir sólo, quizás solamente vio una serpiente caza almas de la sacerdotisa Kikyo. - Respondió el monje.

-Su excelencia tiene razón amiga, es mejor que lo dejes ir.

-Vamos, es hora de irnos. - anunció el Lord.

-No podemos irnos, Inuyasha aún no vuelve. - expresó de nuevo la azabache ganándose una mirada fría por parte del Lord.

-Él sabe el camino, y podrá encontrarnos guiándose por tu olor. Ahora vámonos. - dijo de nuevo el ambarino, solamente que no era una petición, era más bien una orden.

-Pues no me iré, presiento que puede necesitarnos. Recuerden que Kikyo a diferencia de nosotros estaba sola y sabemos que Naraku incrementó su poder, quizás fue herida y necesitará nuestra ayuda. No sé si alguien de ustedes quiera acompañarme pero yo iré a buscarlo, así tenga que ir sola lo haré.

-Yo iré contigo Ahome. - dijo Bankotsu posicionándose a un lado de la azabache.

-Tú no irás con ella a ninguna parte. - replicó Sesshomaru inmediatamente jalando a la joven hacia él.

-Si no me piensas acompañar entonces tampoco tienes derecho a impedir que me acompañe. - contestó Ahome molesta soltandose de su agarre.

-Miko, tenemos que hablar.

-Así es Sesshomaru tenemos que hablar pero no será aquí ni ahora, en este momento probablemente nos necesiten Inuyasha y Kikyo, hasta que no vea que ellos están bien yo no estaré tranquila. - dijo una Ahome decidida. - Vamos Bankotsu.

-Yo iré contigo. - de nuevo el Lord se negaba a dejar ir sola a su mujer con ese hombre.

-Perfecto entonces iremos los tres - Bankotsu tampoco estaba dispuesto a no ir con la azabache.

-Genial, chicos ¿podrían esperar y cuidar de Koga mientras despierta? Por favor. - pidió la joven de ojos azules.

-Claro que sí señorita Ahome, vaya tranquila. - Respondió el monje.

-Tienes un corazón enorme amiga. - dijo la castaña mientras le daba un abrazo a su amiga - Me haces sentir como si ninguno de nosotros mereciera tanta bondad de tu parte. Estoy orgullosa de lo mucho que has madurado. - refiriéndose a su disposición de ayudar a la mujer que en su momento fue la causa de muchas lágrimas derramadas.

-Lo dices y lo sientes porque me quieres, lo sé, los ojos de cariño con los que me ves son la razón de lo que piensas sobre mí. - contestó la azabache correspondiendo el abrazo y limpió rápidamente una lagrima que se escapó a causa de las palabras de su amiga. - Bien es hora de irnos.

...

-¡Ahome! ¡Tienes que ayudarla por favor! Por favor salvala - pedía Inuyasha con desesperación en cuanto entró en su campo de visión. La chica corrió hasta donde se encontraba su amigo con una Kikyo inconsciente y con una herida que abarcaba desde la mitad de la espalda, el hombro y buena parte del pecho, de la lesión salían destellos blancos, seguramente parte de las almas que la mantenían con vida.

-¿Qué sucedió Inuyasha? - preguntó la joven futurista mientras revisaba la herida de la antigua Miko.

-Fue ese maldito de Naraku, lo único que alcancé a ver fue que la atacó rompiendo su arco y su cuerpo al mismo tiempo, intentó rematarla pero lo impedí atacando cuando estaba desprevenido, sin embargo no pude acabar con él. - mencionó con pesar lo último.

-Tranquilo, va a estar bien. Nosotros cuidaremos de ella. - dijo tomando su mano tratando de hacerle sentir todo su apoyo.

-Gracias - contestó el ambarino menor agachando sus singulares orejas.

Ahome colocó las palmas de sus manos sobre la herida de Kikyo y de ellas comenzó a surgir un enorme poder en forma de una resplandeciente luz rosa, la herida poco a poco fue cerrando hasta el punto de solamente verse una grieta por todo lo que fue la enorme lesión. Al terminar Ahome se desvaneció pero antes de que su cabeza tocará el suelo fue sostenida por el brazo de Sesshomaru.

-¡Ahome! ¿Estas bien? - Bankotsu intentó acercarse pero fue detenido por un gruñido animal del Lord. Bankotsu se detuvo pero no dejaba de retar con la mirada a ese demonio que se sentía dueño de la mujer que despertó un sentimiento aún desconocido por el mercenario.

-Será mejor irnos de aquí, las serpientes cazadoras no pueden llegar con Kikyo y así no mejorará. - expuso el híbrido.

Ambos tomaron a sus respectivas compañeras y fueron a dónde se encontraban el resto del grupo.

...

Cuando Ahome por fin abrió los ojos ya no se encontraba en aquel lugar en donde en algún momento se encontró "el Monte de las Animas". Ahora se encontraba en un lugar lleno de árboles y por el sonido que llegaba a ella, suponía que también había un cuerpo de agua cerca. La posición del Sol le indicaba que pasaba del medio día. Estaba acostada sobre algo demasiado suave y que olía jodidamente bien, muy varonil pero rico, fresco y sofisticado, era una combinación de jugosa bergamota, mandarina, ruibarbo y madera de cedro, ella conocía esa fragancia porque había despertado un mes entero sobre el dueño de ese aroma que la hacía sentir tan bien, era de Sesshomaru. Estaba acostada sobre su estola, que a pesar de la intencidad del Sol no se sentía acalorada, estaba muy cómoda sin embargo trató de incorporarse, se sentía tan débil que solamente pudo sentarse.

-¿Cómo te sientes? - preguntó el dueño de la estola sobre la que había descansado. Él estaba sentado a los pies de un árbol junto a ella.

-Me asustaste Sesshomaru, me siento... Débil. - contestó viendo hacia dónde se encontraba su grupo comiendo tranquilamente. - Creo que utilicé demasiada energía esta última vez. ¿Cómo sigue Kikyo?

-Despertó hoy por la mañana pero sigue débil, parte del veneno de Naraku sigue dentro de su cuerpo. Inuyasha está con ella si eso pensabas preguntar. No te muevas te traeré algo para que comas.

-No es necesario, te lo agradezco. Lo que necesito es agua si no es mucha molestia.

Sesshomaru no dijo nada, solamente se acercó a donde estaban los demás siendo observado por Ahome, fue en ese momento que se dio cuenta que junto a ellos no se encontraba Bankotsu. Comenzó a buscarlo con la mirada pero no lo encontró.

-Sigue cerca, aún puedo sentir su presencia. - Sesshomaru había regresado y como si leyera la su mente respondió su duda mientras le entregaba una botella de agua que sacó de la enorme mochila.

-Sesshomaru, tenemos que hablar. - pidió Ahome algo nerviosa, pero no podía huir del problema. Su madre siempre le enseñó que los problemas se afrontan de frente, era la principal razón por la que ella se encontraba en esa época combatiendo demonios, ogros, espíritus y a un detestable híbrido en primer lugar. Que fácil hubiera sido regresar a su época y olvidarse de todo, dejándole toda la responsabilidad a Inuyasha y la anciana Kaede, pero si lo hacía ¿en dónde quedaría su honor?, ella no podría vivir así. Si la perla estaba dentro de ella, se convirtió en su obligación que aunque nunca la pidió no dejaba de ser su deber.

-Sí tenemos que hablar, pero no será aquí. - Contestó él con el mismo tono serio y frío de siempre. Tomó la mochila de la chica y en seguida la tomó a ella, se elevó y salió volando.

El olor de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora