Cap. 36 Las Pulseras Del Hilo Rojo

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Ella terminó el beso cuando sintió que el beso dejó de ser tranquilo y romántico y se tornó más demandante, posesivo y pasional. Era consciente de que no estaban solos y aunque no sabía con exactitud las costumbres de esta época, había notado que las muestras de afecto en público no eran muy bien vistas, por lo tanto creía que el que sus súbditos presenciaran un comportamiento tan poco apropiado por parte de su Amo y Señor no era la mejor de las ideas, no quería ser ella la causante de un escándalo que arruinara la reputación de Sesshomaru.

-Sessh, nos observan - dijo dando un disimulado vistazo a los guardias.

-Me sirven a mí, por lo tanto le deben respeto, discreción y confidencialidad a su Amo. - respondió brindándoles una mirada que pudo interpretarse fácilmente como advertencia. - Tus compañeros ya lo saben así que no es necesario esperarlos, vamos Ahome es hora de anunciar el acontecimiento más importante de mi vida. - Esas palabras tuvieron un efecto en la joven que no supo descifrar, lo único que pudo hacer fue tomar su rostro para bajarlo a su altura porque aunque ella se pusiera de puntitas él seguía siendo muy alto, le dio un corto pero tierno beso en los labios y en seguida tomó su brazo y se dejó guiar hasta el jardín principal donde había ordenado se reunieran todos.

Una vez reunidos todos los seres que servían a Sesshomaru, gracias a la poca paciencia que poseía y que no era una de sus virtudes, se dispuso a hablar yendo directamente al grano.

-He solicitado una reunión de emergencia porque tengo una orden directa para todos ustedes. A partir de este momento quiero total respeto y lealtad a la Sacerdotisa Ahome Higurashi, he pedido su mano en sagrado matrimonio y ha partir de ahora ella será tomada en cuenta como la Lady Cardenal de las tierras del Oeste. A cualquiera que se atreva a desobedecer sus órdenes o a realizar algún comentario impropio hacia su Ama, será castigado con la muerte. Avisen a cualquiera que no haya podido asistir a esta manifestación. Retirense y sigan con sus labores. - Todos hicieron una reverencia y comenzaron a dispersarse hablando sobre la reciente noticia.

-Aún tenemos que fijar la fecha.

-Tienes razón Sessh, ¿Te parce si la fijamos para después de derrotar a Naraku?

-Absolutamente no. La destrucción de Naraku es un hecho y me motivas a terminar con esa basura lo antes posible, pero lo que dijo el monje es cierto, es inteligente pero sin honor, se vale de sucios trucos para huir cada que ve su derrota. Espero acabar con él en un mes cuando termine el entrenamiento, pero existe la posibilidad de que huya y perdamos su rastro de nuevo, su destrucción puede prolongarse meses, incluso años y yo me reuso a esperar tanto tiempo.

-Pero ¿qué tiene de malo esperar? - Sesshomaru entrecerro los ojos observándola cuidadosamente.

-¿Estás dudando Ahome? ¿No quieres ser mi compañera? - su pregunta fue hecha con un tono de desconfianza, rogando que su sospecha de que ella no esté segura de querer unir su vida, solamente esté en su imaginación.

-No me malentiendas Sesshomaru, quiero estar contigo, me gustas y sé que siento algo muy especial y profundo por ti, y sexualmente creeme que me atraes como si fueras miel y yo una abejita hambrienta, pero... - "¿como continuar sin herir o molestarlo?" pensaba la azabache - pero siento que nos estamos precipitando.

-¿A que te refieres Miko? - "otra vez soy miko, si se molestó"

-No te enojes por favor Sessh, es sólo que tenemos meses de ser conocidos y fuimos hasta enemigos, pero hace apenas días que comenzamos una relación, ni siquiera sé que sientes por mí realmente, prácticamente no nos conocemos y tengo miedo de que cuando me conozcas me odies y me dejes o simplemente te deshagas de mí como si fuera algo desechable. - en su olor se podía oler el nerviosismo y la tristeza, pero la mentira no, así que supo que le decía lo que en realidad sentía. La abrazó y hundió su nariz entre el cabello de ella aspirando profundo de ese aroma único que le brindaba solamente ella.

-Tonta Miko, tengo más años de vida de los que podrías imaginar, si yo fuera un hombre que se empareja con cualquiera, desde hace mucho ya tendría compañera, pero no es así, no había sentido la necesidad de estar con nadie, de protegerle hasta del viento que choca en su piel hasta que te conocí, eres la única hembra capaz de hacerme cambiar sin que siquiera lo pidas solamente para evitar que tú veas el ser tan al contrario de lo que eres tú, y huyas de mí. Que te des cuenta que yo no te merezco y...

-Cállate ya- interrumpió lo que decía y lo tomó del cuello para bajarlo su altura y callar sus labios con un beso tan desesperado de Él, intentando trasmitir toda la felicidad que le acababa de brindar con la respuesta que le dio, le bastaba saber que él estaba seguro de querer desposar a una simple humana.

-Está bien, hablaremos de una fecha después de ir al monte de las animas. - dijo agitada mientas le acariciaba el rostro con ambas manos, prestando suma atención en sus marcas en las mejillas. - Por ahora no me sueltes Sesshomaru, quedate conmigo. - lo volvió a besar con anhelo.

-Nunca - fue lo único que dijo aún sobre los labios de la chica.

Si no hubiera sido porque estaban en el jardín, la hubiera tomado ahí mismo. Esa pequeña mujer lo volvía loco con solamente un beso o una mirada y no le molestaba en absoluto sentirse "domidado" por su querida humana.

-Aún no entiendo cómo le hiciste para que el portal te aceptará y pudieras acompañarme a mi época. - dijo ella cuando logró separarse de su beso, aún agitada y con los labios hermosamente hinchados por el beso.

-Creo que es porque el pozo ya reconoce nuestro vínculo, o quizás porque llevo siempre conmigo dos pequeñas cosas que pertenecieron al futuro

-¿dos pequeñas cosas? Explicame no entiendo. - dijo Ahome sin entender aún.

-Si, dos pequeñas cosas que me dio la mujer más hermosa y testaruda que he conocido jamás. ¿Recuerdas del regalo que me hiciste mientras yo todavía era un cachorro? - ella asintió. - pues siempre los traigo conmigo dijo señalando las cintas rojas de su armadura.

 - pues siempre los traigo conmigo dijo señalando las cintas rojas de su armadura

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-¡Oh por Dios! Sessh, los conservaste todo este tiempo. Jamás me hubiera imaginado. -
Tocó las pulseras con yema de los dedos aún incrédula.

-Si no mal recuerdo, yo te dije que nos amábamos y que tú serías mi compañera algún día.

-¡Vaya! Ya desde niño sabías lo que querías.

-Por su puesto, sobre todo cuando se trata de la persona más enigmática, gentil y honorable que he conocido.

-Gracias por todo Sessh.

-Hnm. Ahora ve a cambiarte y te espero en el salón para tu entrenamiento, aún tienes mucho que aprender antes de enfrentarnos de nuevo a Naraku.

El olor de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora