» 05. ¡No me lo creo!

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Cruzo de manera rápida y torpe las puertas del Instituto. Sintiendo la respiración pesada y los pulmones secos gracias a la corrida que me he pegado. Paro un segundo e intento de manera rápida arreglar mi ropa, la cual se ha levantado debido a que he corrido como una maniática desde casa. El fin de semana no fue la gran cosa a decir verdad. El sábado fuimos a una fiesta en casa de un amigo de Lydia y sí, cuando digo amigo me refiero a que ellos en algún momento tuvieron sexo. Nos quedamos en aquella casa por un largo tiempo, bebiendo, bailando y pasándolo sumamente bien. El domingo dormí hasta muy tarde y lo primero que oigo al despertar son los gritos de mis hermanos mientras jugaban algún estúpido juego en la X-box. Durante toda la tarde me encerré dentro de mi habitación para poder pasar el trasnoche y también la resaca. 

Eran prácticamente las nueve o las diez de la noche cuando recordé que debía terminar un cuestionario para la clase de historia y una guía de ejercicios para la de trigonometría. Me golpee internamente e intente pasar disimulada mientras bajaba a la cocina por una gran taza de café y un paquete de galletas. Sabía que si mamá se enteraba de que no hice mis deberes por irme de fiesta no me dejará salir por un buen tiempo, a pesar de que había hecho todos mis demás deberes. No sé cómo estos se me pasaron de largo. Así que básicamente me quedé despierta durante toda la noche realizando los deberes inconclusos. Dormí no más de dos horas, me levanté tarde, me atrasé en la ducha y no alcancé ni a mis padres ni a Alan quienes ya se habían ido en sus respectivos autos. Los gemelos dormían ya que tenían clases por la tarde el día de hoy y sabía bien que no se levantarían para traerme al Instituto. Así que me toco correr. Lo cual es mucho más rápido que tomar el autobús que da unas estúpidas e innecesarias vueltas antes de llegar aquí.

Mientras me acerco a mi casillero ahora trotando para dejar ahí lo que no necesito me tropiezo con mis mismos pies. Lo único que soy capaz de hacer es soltar todo lo que traigo en las manos para tener un soporte o para poder sujetarme en el suelo. Cierro los ojos y espero la trágica, ridícula y torpe caída ocurra, pero no pasa. Lo único que siento son un par de brazos rodearme por la espalda y la cintura mucho antes de que siquiera logre ver la mancha de lo que yo supongo es chocolate en el piso del Instituto. Asombrada, asustada y avergonzada elevo la mirada para toparme nada más y nada menos que con los ojos miel de Zayn viéndome directo al rostro.

Zayn Malik me ha salvado de mi infernal caída de cara al piso.

Trago saliva nerviosa y le sonrío de costado mientras hago un impulso para poder recuperar mi equilibrio y de esa manera poder levantarme. Él me ayuda a ponerme de pie y lentamente aleja la calidez de sus anchos brazos de mi cuerpo. Una vez que estoy de pie y he recogido las cosas que torpemente he tirado a lo largo de todo el pasillo lo observo y noto que su ceño está fruncido que gran novedad. Zayn ya lleva una semana en esté instituto y aún no ha hablado con nadie y sus actitudes son las mismas. Siento su potente mirada sobre mí y de un momento a otro me siento cohibida por ello. Bajo la mirada y toso en voz baja antes de reunir el suficiente valor para volver a mirarlo directamente a los ojos.

—Yo...humm...Mu...—Me maldigo internamente por comenzar con mi maldito tartamudeo nervioso, me aclaro la garganta y vuelvo a hablar ahora más calmadamente—Lo siento—Me disculpo torpemente—Quiero decir muchas gracias Zayn, me has salvado de una caída bastante fea.

—De nada—Su voz. ¡Soy la primera persona que escucha su voz! Mierda, su tono de voz es ronco, cosa que lo hace ver totalmente sexy, me muerdo el labio inferior y me deleito con el olor a su perfume que emana de su cuerpo y estoy segura se ha quedado impregnado en mi ropa.

—De verdad gracias —Le digo eso porque simplemente no sé qué más decir. Nunca fui buena entablando conversaciones y este no es un caso contrario. 

Esquizofrenia » z.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora