» 38. Hay cosas que simplemente no entiendes.

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—¿Saldremos este fin de semana?—Con bastante pesadez levanto la vista desde mi cuaderno hacía Connor y Mathew quienes me observan detenidamente. Enarco una ceja y les miro confundida.

—¿Qué?

—Dije—Comienza Connor acomodándose en su asiento hasta que encuentra una postura que le complace—Que si saldremos este fin de semana.

—Oh—Trago saliva mientras meto un mechón de cabello tras de mi oído y bajo la mirada—No sé, no tengo muchas ganas de salir.

—Desde hace mucho que no tienes ganas de salir Emm—Ambos me miran con aquella mirada interrogadora en sus rostros que solo me colocan incómoda. 

Vale, lo acepto, he renunciado un poco a las salidas nocturnas de fin de semana. Pero simplemente es porque no me siento ni con las energías ni con el ánimo de salir a un lugar llego de gente donde es más que seguro que correré el riesgo de que algún imbécil quiera pasarse de listo conmigo o donde me emborracharé mientras ahogo mis penas y lloro por un amor que aún duele.

—Uhm—Es lo único que digo mientras encojo mis hombros y vuelvo toda mi atención hacía mi cuaderno de dibujos donde estoy creando un paisaje. 

Las miradas de mis amigos sobre mí son notoriamente recriminadoras. Ellos creen que todo esto de mi repentino aislamiento o como Mathew lo llama; Autismo inculcado es a raíz del término de mi relación con Zayn. Y sí, puede que tenga razón, pero jamás lo admitiría en voz alta. Primero muerta.

—¡Vamos Harries! Antes eras divertida.

Antes las cosas eran diferentes, pienso. Antes no estaba enamorada de un idiota.

—Chicos...—Comienzo a excusarme, pero antes siquiera de decir algo más Connor levanta su mano haciéndome callar.

—No, no está a discusión. Este viernes pasaremos por ti a eso de las diez e iremos a comer algo y luego a bailar. Pobre de ti Emily Harries que no estés lista cuando lleguemos porque te sacaré de casa con lo que sea que tengas puesto.

Poso mi mirada en Mathew intentando de alguna manera buscar ayuda o apoyo de su parte, pero no. Lo único que recibo es una risa burlona y un asentimiento de cabeza. Presiono mis dientes y les fulmino con la mirada antes de susurrar;

—Los mataré mientras duermen. Lo juro.




+





El viernes llega tan rápido que no alcanzo de ninguna manera prepararme psicológicamente para la salida a la cual mis dos mejores amigos me han sometido. La verdad es que no quiero salir, es uno de esos días malos como lo llama mamá donde todo lo que has pasado, todo el dolor, toda la nostalgia te golpea como un maldito camión y no te deja ser tú. Pero no puedo quedarme en cama, en pijama con un pote de helado viendo películas. Porque conozco a los chicos y sé que son capaces de sacarme de casa vistiendo solo mis pantaloncillos cortos y mi camiseta tres tallas más grandes (Propiedad de Alan) con la que duermo prácticamente todas las noches. 

Así que aquí estoy, con el agua de la ducha cayendo sobre mi cuerpo quitando todo el exceso de jabón y shampoo que pueda quedar en mi cuerpo. El agua caliente relaja mis músculos y me da una sensación de tranquilidad infinita. A penas acabo cierro la canilla de agua y me envuelvo en una toalla para luego salir del cuarto de baño directamente a mi habitación. Con mucha calma y sin absolutamente nada de prisa seco mi cuerpo, lo humecto con crema hidratante y luego me visto. Mis piernas ocultas por un vaquero color negro que se ajusta a mi cuerpo resaltando mi trasero y apretando mis muslos. Una camiseta suelta de tirantes naraja con detalles y un par de vans negras. Seco y aliso mi cabello, maquillo un poco mi rostro y guardo dentro de un pequeño bolso mi móvil, las llaves de casa, mi cartera con dinero y el labial color rojo que traigo en los labios.

Esquizofrenia » z.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora