» 01. No estés tan seguro de ello

5.6K 238 47
                                    

Me levanto sintiendo el cuerpo totalmente cansado. Las dos horas de Básquet femenil luego de las casi tres horas de Gimnasia no es nada beneficioso para mis flácidas extremidades, ahora completamente doloridas. Me adentro en la ducha, dejado que el agua caliente que cae de la regadera directamente sobre mí cuerpo me ayude a liberar todo aquel dolor punzante que siento, sobre todo en las piernas y en los mellizos. Cojo el embace de shampoo que se encuentra sobre la pequeña repisa dentro de la ducha pegado en la esquina derecha de ésta y dejo una gran cantidad sobre la palma de mi mano antes de llevarlo directo hacía la parte superior de mi cabeza donde comienzo a dar un suave masaje en el cuero cabelludo, luego bajándolo hacia las puntas. Cuando siento que está completamente limpio me muevo un poco hacía atrás alejándome del agua y escurro algo de esta para poder aplicar el acondicionador con aroma a cacao que tanto me encanta. No hago gran trabajo con mi cuerpo, solo lo tallo con la esponja y bastante jabón antes de pasar la maquinilla de afeitar sobre mis piernas. Ya completamente limpia cierro la canilla de agua y escurro nuevamente la mayor cantidad de agua de mi cabello antes de correr la cortina de baño y tomar una de las dos toallas enroscándola en mi cabello, seco la mayor cantidad de partes de mi cuerpo con la otra toalla para posteriormente salir de la ducha.

Una vez que salgo del baño hacia mi habitación arrastrando los pies y sintiendo el punzante dolor en las piernas es cuando hago una nota mental de algo importante; «Debo calentar un poco más antes de entrenar» Si bien había decidido entrar al equipo femenil de básquet hace unos días atrás no pensé que todo fuese a ser tan...Intenso. No entré al equipo por una cosa de estética o por problemas de peso, la verdad es que soy bastante delgada a pesar de que como muchísimo, según mamá es gracias al metabolismo que heredé de papá. Decidí entrar al equipo porque sentía que estaba pasando demasiado tiempo siendo una completa vaga. Me pasaba días, tardes, noches enteras dentro de mi habitación devorando libros como una loca y pegada a la computadora como un verdadero insecto a la luz. Tenía que hacer algo, sabía bien que necesitaba una actividad extraescolar que me permitiera salir de casa y de paso hacer algo de ejercicio. Así que el básquet me pareció la mejor idea ya que odio el fútbol y no tengo fuerza alguna para entrar al equipo de lucha. No es que la idea se me haga interesante, amo mucho mi cuerpo y mi rostro como para exponerlo a los golpes de aquellas grandes, grandes chicas.

Una vez que estoy vestida, calzada, peinada y maquillada cojo mi mochila que está sobre la silla de mi escritorio, desconecto el móvil del cargador y tomo mis auriculares antes de salir de mi habitación y acercarme a las escaleras para ir hacia el primer piso. Muerdo mi labio inferior cuando estoy en el borde de los escalones y me aguanto las ganas de gritar de dolor en el momento que comienzo a bajar despacio, paso por paso, escalón por escalón. Sonrío victoriosa y suelto un gran suspiro de alivio cuando llego al final de las escaleras y toco el piso de la primera planta de mi casa. Estoy por avanzar a la sala para dejar mi mochila en lo que tomo el desayuno cuando una pelota de fútbol atraviesa la estancia donde estoy de pie casi rozando mi rostro. Contengo la respiración más por la impresión que por el susto y soy capaz de volver a respirar antes de escuchar dos pares de pies correr hacia el sitio donde estoy. No soy capaz de reaccionar a tiempo y en menos de lo esperado soy derribada al piso y tengo dos cuerpos ligeramente pesados sobre mí besándome las mejillas y haciéndome ligeras cosquillas. Me río e intento mantener aire en mis pulmones mientras mis hermanos mayores hacen de las suyas conmigo. Los escucho reír a ambos y apretar mi cuerpo aún más de lo que ya lo tienen contra la alfombra. Me muevo, en un intento fallido de librarme de los gemelos pero eso hace que solo me sujeten más. Suelto un bufido algo dolorido dándome por vencida sabiendo bien que ellos me soltaran cuando ya no pueda respirar bien, como lo hacen siempre. Cuando siento que la respiración me falta, cuando ya no puedo más hablo con dificultad.

Esquizofrenia » z.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora