» 21. Esto no está bien, nada bien

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Zayn PDV 


En mi cabeza se reproduce una y otra vez lo ocurrido con Emily hace algunas horas atrás. ¿Qué demonios había pasado? No había ido a su casa para eso, siquiera sé exactamente a que había ido, pero el verla ahí, de pie frente a mí con ese pequeñísimo y ajustado pijama hizo que algo en mí se encendiera. La forma en que sus pechos se movían cada vez que sus brazos se mecían fue simplemente espectacular, ella sabía que le estaba mirando, ella movía aún más sus brazos, lo hacía a propósito. ¡Oh claro que sí lo hacía! Pero ¿Qué pasó? Terminamos en su habitación teniendo sexo. Un espectacular sexo cabe mencionar. Pero sexo al fin y al cabo. Esto no tenía que pasar, yo ni siquiera quería estar cerca de ella, porqué se perfectamente que terminaré dañándola, eso es lo que hago. Dañar a las personas que quiero.

Y maldita sea así era.

Emily Harries tenía algo que la hacía realmente atrayente. Era como consumir una droga por primera vez y no saciarte de ella por nada. No sé si serán sus ojos, sus labios, la forma en que se ríe o todo ella. Pero me atraía como un imán atrae a un metal. No podía negármelo más, esa chica comenzaba a hacerme sentir cosas que yo no quería sentir. Que no debía sentir.

¿Cómo se supone que podré alguna vez tener una relación normal si yo no soy normal? lo único que haré será dañar a la persona con la que esté.

Suelto un suspiro y me levanto de la cama, mi alarma ha sonado hace más de diez minutos y sé que si no me doy prisa me atrasaré y perderé clases. Voy directo hacia el baño y me doy una rápida ducha. Cuando acabo vuelvo a mi habitación y me visto lo más cómodamente posible. Cojo mi mochila, mi móvil y mi cartera antes de salir de la habitación directo hacia las escaleras.

Para cuando llego al primer piso de la casa el olor a pan tostado y beacon se siente en el aire. Mamá como siempre está de espaldas a la entrada de la cocina con una taza de café humeante en sus manos. Sonrío, porque desde que tengo memoria mamá hace lo mismo y eso me gusta. Me recuerda que no todo en mi vida está podrido y que puedo tener aunque sea un ápice de paz y felicidad.

Entro a la cocina y me acerco a ella, mamá se da vuelta y se topa conmigo, sonríe abiertamente solo como ella sabe hacerlo y besa mi mejilla tiernamente.

—Buenos días cariño, tu desayuno está listo.

—Buenos días mamá—miro hacia la mesa—Oh, gracias se ve delicioso.

Me siento en el mismo lugar de siempre y comienzo a comer lentamente, aún tengo tiempo para llegar al instituto y lo único que no hago es "tragar" mi desayuno. Me gusta disfrutar de casi la única comida contundente y tranquila que ingiero durante el día.

—Ayer venias algo acelerado y desorientado ¿Dónde estuviste?—La pregunta de mamá me toma por sorpresa no sabía que ella estaba en casa y menos aún que me había visto.

Trago lo que tengo en la boca y levanto la vista para verla. Me está sonriendo con picardía y eso no es una buena señal.

—Yo... solo venía de por ahí. Me gusta caminar

Mamá ríe y no sé por qué comienzo a ponerme nervioso. «Tranquilízate» me ordeno a mí mismo «Tranquilízate»

—Haré como que te creo ¿Sí? Solo te diré que te cuides por favor—Me guiña un ojo y sé exactamente a lo que se refiere. 

Asiento sin decir nada más y me concentro en comer. Una vez que acabo me levanto de la silla y voy a cepillarme los dientes. Cuando vuelvo a la cocina mis hermanas ya están desayunando. Me despido de todos y salgo de casa.

El camino hacia el instituto se me hace larguísimo, pero sobre todo se me hace pesado e incómodo. ¿Cómo nos veremos ahora a la cara? ¿Cómo la veré sin recordar su cuerpo, la forma en que se sentía entre mis manos o como gemía mi nombre? ¿Cómo haré para no ponerme duro con tan solo recordarlo? Golpeo el volante en un intento frustrado de calmarme, trago saliva cuando entro al recinto y tomo una gran bocanada de aire cuando estaciono el auto. Cojo mis cosas y bajo del auto dejándolo cerrado antes de caminar hacia el interior del lugar.

Como siempre, no me dedico a observar a nadie solo avanzo en silencio hacia dónde está mi casillero. Saco las cosas que necesitaré para mi primera clase y entro al salón un poco después. Cuando estoy ya sentado en mi lugar habitual me dejo caer sobre la mesa.

Esté será un largo día.


Esquizofrenia » z.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora