2.

9K 1.2K 237
                                    

Ya habían pasado tres años desde su presentación como omega, ahora era un adolescente de 16 años, con una complexión algo delgada pero aún se podía ver sus músculos, su cintura era estrecha además de poseer unas caderas anchas lo que le daba un toque muy sensual a su cuerpo, cara bonita y  barbilla afilada, ojos grandes que le daban un aspecto inocente; pasado el tiempo sabía cómo controlar sus épocas de calor teniendo un seguimiento exacto de ellos, cada 4 meses se encerraba en su madriguera para sobrellevarlo cómodamente, además pasando los años se fue aventurando a salir de los límites del bosque quería ver lo que había más allá de ellos, cada ves que salia siempre solía llevar una capucha para evitar que vieran su cara, siempre le resultaba más cómodo ir solo por las noches, dónde aumentaban sus posibilidades de no ser descubierto por las demás personas, llevado su collar puesto además las hierbas medicinales para su estado le ayudan a ocultar su aroma de alfas no deseados.

Tenía certeza de que ningún alfa podía hacerlo doblegar su sistema estaba prescrito que solo alguien de su misma especie podía marcarlo y darle cachorros, pero al tener su collar le daba seguridad de que nada malo pasaría.

Gracias a basto conocimiento de ellos solía llegar a varias herbolarias dónde le pagaban una buena suma de estás y cada mes llegaba con nuevas especies de estás que le ayudaban a comprar algunas cosas muy útiles para su hogar.

Esa misma tarde Itadori se encontraba fuera de hogar cortando un poco de leña el invierno se avecinaba al bosque y quería estar preparado para el juntando todos sus víveres para pasarlo sin problemas no quería quedarse sin comida a mitad de aquella temporada evitar salir lo más que pudiera era la meta de todos los años estaba solo por eso debía de cuidarse lo más que podía sino quien más podía hacerlo.

Llegado la noche una sensación extraña golpeó su nuca si sabía de qué se podía tratar hasta que de nuevo un escalofrío se apoderó de su cuerpo con los nervios a flor de piel entró a casa tal ves de esa manera se le pasaría y podría continuar con lo que están haciendo.

El reino de Kaisen un reino bendicido por el sol un país enorme con gran poderío militar lleno de paz y armonía dónde albergaba a un poderoso monarca Gojō Satoru un imponente cambia formas de las montañas albino con ojos azules. Un fuerte alfa albino de 25 años de edad complexión fuerte y rubusta con una actitud autoritaria un ser perfecto en todos los sentidos subió al trono a la edad de 18 años considerándolo unos de los mejores monarcas más jóvenes de la historia aunque su figura y aura mostraban autoridad además de gran respeto aunque no todo el tiempo fue así.

De adolescente era un joven bastante arrogante y constantemente cuestionaba abiertamente por qué necesitaba tomar la responsabilidad de tomar a el reino bajo a su mandato unque de joven que constantemente se se fugaba de sus clases de escapaba de sus clases para salir en a explorar el pueblo que se encontraba en las afueras del castillo eras más divertido ser un aventurero libre de hacer lo que quisiera podía ir tan lejos como su piernas le permitieran. Por mucho tiempo pensó en la posiblidad de escapar de su hogar y vivir como un mercenario al menos así podía ir donde quisiera y no tendria que rendirle cuentas a nadie pero una de sus muchos de paseos encontró a un joven pelinegro de nombre Megumi Fushiguro un bonito Omega de complexión delgada y piel tan delicada  como la porcelana un tez blanca parecía tan frágil que en el momento de tocarlo podría romperse. Aunque la forma en que se conocieron fue un tanto incómoda para el Omega ya que este están siendo acosado por otro alfa de categoría baja y fue cuando Gojō Intervino poniendo a aquel ser desagradable en su lugar.

Desde ese entonces cada vez que salía del palacio solo iba con la única intención de volver a ver aquel lindo joven. Aunque las primeras semanas era ignorado de forma olímpica no se dió por vencido y siguió insistiendo hasta que le comenzó hacer caso era muy persistente y tal parecía que si le seguía ignorando este solo se empeña más y más en llamar su atención. Con el paso del tiempo se fueron haciendo en grandes amigos. Este le ocultaba de que en realidad era el principe heredero del imperio pensaba que tal ves al mencionarlo este dejaría de tratarlo como hasta ahora lo estaba haciendo.

Un Omega DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora