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Devuélveme...

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¡Devuélveme!

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¡DEVUÉLVEMELOS!

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¡DEVUÉLVANME A MI A FAMILIA!



















Su mente divagaba entre la bruma que llamaban recuerdos. Lo que alguna vez iluminó el abismo de su vida y lo había llevado a un sendero sin espinas, se había desvanecido para siempre y ahora le tocaba caminar nuevamente en aquella oscuridad que tanto tiempo le había tomado escapar...

Los recuerdos se volvían aún más dolorosos con con el pasará de los minutos, el anhelo de recuperar lo que se le había arrebatado, era algo que sabía perfectamente que nunca volvería a recuperar y el solo pensar en ello lo hacían perderse en su locura.

El pensar que jamás volvería a ver aquellos preciosos ojos ámbar que le salvaron de la perdición por el resto de su vida, le hacía desear con todas sus fuerzas arrancarse el corazón de su pecho tratando de aliviar ese dolor, haría cualquier cosa con tal de calmar la tormenta que se desataba en su interior aunque fuera por varios segundos.

Su pareja la única persona que llego amar en toda su larga vida, había sido brutalmente asesinada sin que el pudiese haber echo para evitarlo, al igual que los esperados pequeños frutos de su amor que crecían en si vientre y que jamás conocería.

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¿De que servía tener una descomunal fuerza?...

Si con ella no pudo proteger a la única persona que podía traerle paz...

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Sus ojos estaba carentes de emoción y vida, no había sentimiento alguno dentro de ellos... solo un vacío inmenso de oscuridad que nada en existente en el mundo podría llenar.

Excepto por uno.

El deseó de destruirlo todo, consumirlo todo, reducir todo el mundo en cenizas... Desagarrar las raíces de la existencia misma.

Todo el mundo sentiría el dolor en su pecho sin excepción alguna...

La locura estaba por consumirlo por completo, su dolor cegaba su juicio en la totalidad y su lado racional estaba a punto de desaparecer, cual bestia salvaje destruiría todo a su paso sin dejar rastro o vida alguna por detrás, solo fuego y cenizas.

Ya había arrasado con pueblos y pequeñas ciudades e incinerado bosques... Y aun no era suficiente, para calmar su corazón... Y tal vez... Nunca lo seria...

Añoraba a su omega.

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Los ciudadanos del Reino de Kaisen no tenían que preguntar como para saber que algo malo estaba pasando en el imperio.

Un Omega DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora