Todos en el mundo nacemos con nuestra alma atada a otra. Para algunas personas una bendición mientras que para otras una maldición.
Muchas de ellas pueden transender de generación en generación. Atando nos con cadenas por la eternidad a nuestras déb...
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Los fuertes gritos por parte de Yuuji, llamaron la atención de Nobara, haciendo que detuviera por completo las actividades que estaba elaborando en la farmacéutica, dejando las cosas a medias la beta dejo su estudio para correr a toda prisa en dirección a el orígen de los gritos del menor.
Su corazón estaba agitado y el miedo ejercía una dolorosa presión en su pecho que podía dejarla sin aire. Corrió a toda prisa por el pasillo, chocando con varios muebles en el camino ante la prisa.
- ¡Yuuji! ¿Que está....?.
En cuanto abrió puerta de la habitación el fuerte e inconfundible olor a líquido amniótico y sangre inundado en su totalidad sus fosas nasales, dandole un fuerte golpe a su sistema nervioso.
-¡NOBARA! ¡JUNPEI ROMPIÓ FUENTE!.- La voz preocupada de Yuuji la tomo por sorpresa.
Nobara pudo notar la cara palida de Junpei, ver sus gestos de dolor le harían profundamente su corazón, no quería verlo sufrir de esa forma.
- AYÚDAME A LLEVARLO A SU NIDO.- Sin esperar a que se lo dijeran dos veces entro a el lugar para cargar entre sus brazos al pequeño castaño.
- ¡Nobara! ¡Tengo miedo! .- Nobara se sentía angustiada por el dolor del menor
- No tienes que tener, estarás bien te lo prometo.- Solo pudo apretarlo ligeramente contra su pecho.
(...)
Con cuidado lo recostó entre las mullidas almohadas de si nido, dejandolo que tomara una posición cómoda, mientras que ellos se preparaban para tener todo el material que les ayudaría a atender el parto del omega pelicastaño.
Nobara salió a toda prisa de la habitación tenía que traer todas las cosas lo más rápido y eficiente posible, dejando a ambos omegas en la habitación.
- Todo estará bien Junpei... Tienes que tranquilizarte.- Para transmitirle seguridad solo podía tomarlo de si mano.
- Yuuji tengo mucho miedo, ¡Duele mucho!.- Yuuji al ver sus gestos de dolor solo pudo liberar un poco de sus feormonas, tal vez así lo ayudaría un poco a tranquilizarse.
La respiraciónes de Junpei se volvían cada vez más profundas y los temblores recorrían como una corriente eléctrica por todo su cuerpo. El sudor en su rostro se estaba presentando y el pelirosa solo podía usar su propio suéter para secarlo un poco.
Yuuji estaba preocupado por el estado de su amigo, pero sabía que sería muy valiente y que todo el dolor y sufrimiento valdrían totalmente la pena al finalizar el día.
(...)
La beta bajo al piso inferior buscando todo lo que necesitarían para el parto, tomo las toallas limpias, encendió el fuego para calentar el agua, y una de los cuencos de agua tiró dentro una pequeña navaja para desinfectarla, tan atareada estaba preparando todo que ni siquiera notó el momento en el que la puerta de la calle abierta por el pelirubio.
