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No toquen el pequeño brilló con la que veo el mundo... Porque el día que el me falté.

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Conocerán un mundo sin luz.

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Después de casi una semana entera de camino había llegado a los límites del bosque maldito, su preciado hogar los estaba esperando, su territorio se encontraba a unos cuantos metros de distancia de ellos.

Una luna completamente plateada se levantaba en lo más alto del cielo. Iluminando tenuemente el camino de regreso a casa.

Todo estaba completamente en silencio, sin ningún sonido que lo perturbara.

Su Yuuji aún no había despertado... Pero las respiraciónes tan tranquilas en su pecho le habían entender que se encontraba bien.

Había gastado un montón de energía tras aquella transformación, sumándole el echo de que tener vidas creándose en su interior debía de ser más agotador.

Su omega había echo un esfuerzo sobrehumano para poder llevado su cuerpo a su límite y eso solo lo hacia querer llegar pronto a la seguridad del nido para que Yuuji descansará apropiadamente. Como desde un principio siempre debió de haber sido.

El solo pensar en todos los obstáculos que tuvo que haber enfrentado solo lastimaban su corazón. Como su alfa tenía la responsabilidad de cuidar de ellos, velar de su seguridad, alejarlos de potenciales peligros y procurar que nunca les faltara nada.

Y sin embargo.

Había fallado rotundamente...

Era un patético alfa que ni siquiera era capaz de proteger a lo más preciado de su mundo.

Ese simple pensamiento ocasionó que su mandíbula se apretara de la impotencia. El no volvería a pasar por una situación similar una vez más.

De eso estaba más que seguro.

(...)

Prontamente sus pensamientos se vieron interrumpidos por los conocidos pasos de una persona en particular tras su espalda hicendo que se detuviera.

- Tu aspecto está de la mierda... Ryōmen Sukuna.- Sin titubeó alguno aquella mujer lo llamo.

-Lo mismo puedo decir de ti... Parece que Yuuji se las apañó para llegar lo más rápido posible.- Al girar levemente la cabeza Sukuna pudo ver la extremidad izquierda faltante de la castaña.- Sin importar quién se le pusiera en frente.

-¿Te lo dijo?.- pregunto curiosa.

- No... El aroma de Yuuji esta impregnado en tu herida.- La respuesta era más calmada de lo que ella esperaba.

-Estaba muy desesperado por ir por ti... Fue mi culpa por haberlo retenido tanto tiempo.- Nobara solo fue capaz de tocar su hombro.- El te necesitaba... Como no tenías una idea.

Recordaba el como Yuuji había perdido el control de su cuerpo de un momento para otro y de la nada se había transformado por completo.

Y en un momento desesperado de intentar detener, aquel enorme lobo le había arrancado su brazo izquierdo. Para escapar lo más rápido que podía.

Mientras que la beta recordaba lo sucedido, Sukuna analizaba a profundidad aquellas palabras.

Su compañero había pasado tanto por su culpa y se culpaba aún más por lo sucedido.

Un Omega DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora