Un Omega Diferente

6.

La mañana había llegado para Megumi, debía de partir pronto si no quería retrasarse y debía de apurarse, el viaje hasta su antiguo hogar era de 3 semanas las cuales serían un infierno.
Tomando sus cosas cambio su ropa a una más cómoda, tomo raciones de lo que seria su comida para el viaje y unas cuantas mudas de ropa los cuales si sus cálculos no le fallaban le durarían al rededor de una semana. Si que debía de darse prisa, pero antes de ello debía de llevar algunas medicinas y cosas de curación, debía de ser precavido y sabría que podría utilizarlas si surgía un imprevisto en el camino, debía de estar sumamente preparado para su viaje y debía ser cuidadoso un pequeño detalle podía ser sumamente peligroso pues un camino largo para un solitario omega, tomo su collar y lo colocó en su cuello para protegerlo.

Salió de su ahora antigua casa y antes de partir la observó unos cuantos segundos, había tantos recuerdos buenos en ella, el de su madre esperándolo en la puerta con una hermosa y cálida sonrisa, ahora solo recuerdos ya que esa hermosa mujer no volvería nunca. Con algo de tristeza giro su cabeza hacia otro lado no dejaría que la la tristeza manchara tan preciados recuerdos para el. Su cabeza se agachó y una imperceptible sonrisa que duró unos cuantos segundos se plasmó en su delicado rostro.

El camino era silencioso, llegar a la farmacéutica era su objetivo antes de partir, el lugar era uno de los más surtidos en la región, gracias al desconocido muchacho que llegaba cada mes con mercancía de la más alta calidad, todo el mundo que había visto al muchacho, nunca tenían la oportunidad de ver si rostro, ya que siempre que llegaba lo había por la tarde noche o en la noche, si bien se lo había topado un par de veces nunca tuvo la oportunidad de ver su rostro. Cada uno de los habitantes de ese lugar siempre se preguntaban dónde vivía el joven pues siempre que llegaba lo hacía tomando viejos caminos.

La farmacéutica estaba apenas abriendo y ya tenía personas esperando en las puertas, debidos a qué la nueva mercancía había llegado se debía aprovechar para tomar los medicamentos más fresco. Ya entrando en el lugar busco lo que seria de utilidad tomándolo en una pequeña canasta, unos recogido lo que necesitaba se fue al mostrador para pagar por ello. Cuando una voz familiar le tomo por sopresa.

-¿Entonces era cierto?, ¿Te vas?.- Una de sus viejas amigas Nobara, le pregunto detrás de sus espaldas.

-Asi es, ya no hay nada que me ate a este lugar.- Una voz algo fría que podía sonar para otros, pero para Nobara era más que natural, aquel chico siempre acostumbraba a ser muy serio, pero con el paso de los años ella supo diferenciar sus estados de ánimo.

-Si que eres un tonto, toma esto te será de mucha de utilidad en el camino.- Le había entregado un pequeño ramito de flores secas.- Te será de mucha utilidad en el camino es poco pero a lo que me dijo el distribuidor te durará aproximadamente 3 meses, son para suprimir tu olor casi en su totalidad, además mantendrá alejados a alfas indeseados.- Nobara era consiente del estado de su amigo, sabía que irse solo por el camino sería peligroso.

-¿Una especie rara?, ¿De dónde fue que la sacaste?.- Su cara paso a ser una de sorpresa sabía que ese tipo de platas valían una fortuna y el que le este regalando aunque sea un poco debía de valer bastante.- Debió de haberte costado demasiado, lo lamento se que es por una buena intención pero no puedo aceptarlo como regalo, pagaré por ello el precio que me cuesta.- La voz de Megumi sonaba decidida, algo como ese debía de ser pagado adecuadamente.

-Anda vamos acéptalo, además por más que le insistí aquel idiota no quiso aceptar más dinero del necesario, dijo que sería una muestra si está me resultaba buena en ventas, tomaría el pedido y llegaria dentro de 2 meses.- La voz de ella no mentía los productos que sabía llevarle Itadori no los vendía caros y en más de una ocasión tuvo que obligarlo aceptar el pago extra por su buenos productos.