43.

3.5K 541 93
                                    

Yuuji por favor! ¡Cálmate podrías hacerte daño!.

Pero por más que la beta suplicara porqué el menor se tranquilizarse era completamente ignorada, temía por asegurar más su agarre y lastimarlo en un intentar por tratar de calmarlo.

-Dejame ir... Por favor... .- Las inmensas ganas de llamar a su pareja eran tan grandes al punto de hacerlo sentir dolor en su pecho.

Cuáles raíces de los árboles en el suelo expandiendose por todo su cuerpo, abriéndose paso en cada célula de su adfitrion, alimentándose de su dolor y tristeza.

- ¡No voy hacerlo!.

-El... El... El... .- Cada palabra que salían de sus labios llenaba sus ojos cada vez más lágrimas y además la fuerza iba cada vez disminuyendo resignando a qué no iba a poder liberarse de la beta.

-Todo estará bien Yuuji... .- Sentir como sus intentos de resistencia disminuían fue un enorme alivio para su corazón.

Y esperando consolarlo, acariciaba su espalda con mucho cuidado transmitiendole la paz que tanto necesitaba. Sus caricias iban de arriba a para abajo tan lentas y reconfortantes. Lo que más necesitaba en ese momento.

Sus lindos ojos ámbar eran opacos y apagados al igual que rojos e hinchados por haber llorado demasiado, los estragos de haber permanecído tanto tiempo en el frío se iban apoderando poco a poco de su cuerpo. Los temblores por su causa iban en aumento y la beta al notarlo supo lo que tenía que hacer.

-Ven aquí... .- Los fuertes brazos de la beta tomaron sus piernas y aseguraron su espalda de ese modo podría cargarlo más fácil además de que evitaría hacerle daño a los pequeños en en su vientre.

Sin mucho esfuerzo lo levanto del frío manto de nieve de dónde se encontraban. Yuuji solo rodeo su cuello con sus brazos al igual que hundía su nariz en el nacimiento de su cuello buscando desesperado en el, el aroma de su amado compañero. Aún sabiendo que no lo encontraría.

Nobara se dejó hacer, si eso era algo que podía tranquilizarlo no lo alejaría.

Pero al ver que este solo se desesperaba más por no encontrar un aroma que lo confortara...






No tuvo otra opción.






El aroma de Nobara escapaban poco a poco de su cuello, aunque eran casi nulas las cantidades que podía soltar, llego a el sensible olfato del pequeño pelirosa. Quien al percibir el tenue aroma de las flores en primavera sus ojos se abrieron sorprendidos y a la vez que los malos pensamientos se desvanecían en su mente poco a poco.

-¿Nobara?, ¿Tú...? .- Cuando Yuuji intento hablar al respecto fue interrumpido por la castaña.

-Todo estará bien Yuuji... Duerme un poco..- Las profundas palabras de la castaña causaron un impacto positivo en la mente del menor.

Ya habría tiempo para discutir ese asunto, pero ese no era el momento adecuado.

Yuuji quien al escuchar la petición de la castaña, sus ojos comenzaron a tornase cada ves más pesados, causando que su mente se fuera tornado en blanco olvidado las penas que lo atormentaban.

Las manos de Nobara sintieron como los músculos del menor se soltaban y hacían aún cuerpo más fácil de manipular.

Verlo tan frágil, tan indefenso, tan débil... Tan roto.

Un Omega DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora