Capítulo 27

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—¿Cómo diablos puedes comer tanto y no vomitar?

Volteé a mirarlo. Tenía las mejillas llenas de tarta de limón que había comprado minutos atrás. Ya había comido demasiado, pero por alguna razón no me sentía lleno.

A decir verdad, esta es la primera vez que estoy comiendo así de bastante. Normalmente intento comer lo más poco posible y este es mi momento de disfrutar.

Al carajo si engordo.

—Mejor no respondas –dijo haciendo un ademán con su mano, asentí y seguí masticando.

Ya habíamos subido a la mayoría de los juegos y aunque algunos fueron realmente horribles pude soportarlo.

Jaehyun caminaba a mi lado soportando mis ganas de comer medio mundo. Parecía relajado, pero a la vez ansioso.

No sé si lo habrá notado, pero estoy tan nervioso de que descubra quién soy que lo que he hecho para calmar ese nerviosismo es comer.

—Jaehyun –lo llamé-, ¿De verdad te gusta mucho la guitarra?

Frunció el ceño y volteó a mirarme. Intente no apartar la mirada penetrante, esa mirada que me hacía un millón de sensaciones por segundos.

—¿No te ha quedado claro?

—Ah, supongo –balbuceé y soltó una risa, lo miré confuso.

—Que prefieres tú?

—¿Yo? Ahmm... Creo que prefiero el piano –confesé y asintió con la cabeza-. La guitarra no está nada mal, pero si tuviera que elegir sería el piano.

—Entiendo.

Se quedó callado y abulté un poco los labios mientras miraba a otro lado que no fuera él.

De verdad quiero abrazarlo, besarlo y decirle lo mucho que me gusta y que deseo estar a su lado.

No sé cómo es que terminé con estos sentimientos hacia él, pero lo que sí sé es que cada segundo estando a su lado es lo mejor que me pudo haber pasado.

Sin darme cuenta mis ojos se habían aguado. Afortunadamente no se dio cuenta y con disimulo aparté una lágrima que había escapado.

Y mientras más tiempo masó con él. Más doloroso será dejarlo ir.

—¿Estas bien? –preguntó de repente y asentí.

—¡Oh, mira! –dije con rapidez mientras apuntaba con mi dedo la máquina de dulces- ¡Quiero uno!

Sin esperar respuesta corrí hacia allá como que si mi vida dependiera de ello. Todo iba bien.

Sí, todo iba malditamente bien hasta que tropecé con mis propios cordones y caí de rodillas en el suelo áspero.

Dios. ¿Por qué te encanta verme caer en vergüenza?

Sentí su presencia a mi lado y noté el feo raspón que me había hecho en las rodillas. Diablos. Eso sí que duele.

—Te lo advertí –dijo y lo miré mal.

—¿Cuándo lo hiciste idiota?

—Desde que llegamos –se encogió de hombros y apuntó el raspón-. ¿Puedes caminar con eso? Se ve mal.

El proceso a la hora de levantarme fue doloroso, pero lo logré. Era un dolor terrible que solo mover las piernas causaba ardor. Ah, estúpidos cordones.

—Si. Pero será muy doloroso. No creo que llegué a mucho... -confesé, con mi tono de voz reduciendo poco a poco.

—Bueno. Adiós.

◤𝐌𝐄𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎 𝐄𝐍 𝐏𝐑𝐎𝐁𝐋𝐄𝐌𝐀𝐒◥ ❝𝐉𝐚𝐞𝐝𝐨❞ (en arreglos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora