Capítulo 38

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Si digo que no tengo miedo de lo que sucederá, estaría mintiendo.

Siento un gran peso en los hombros y un nudo en la garganta que me está asfixiando. Estas horribles sensaciones se han vuelto parte de mi vida diaria. La vida dejó de ser como era.

Todo es extraño para mí.

—Hemos llegado.

Levanté la vista y efectivamente estaba frente al hospital. Bajé sin pesarlo dos veces e ignoré a los guardaespaldas que iban detrás de mí. Sólo podía pensar en lo que diría.

Inconscientemente estaba murmurando el número de la habitación y el piso como si fuera un rezo. Mis palmas estaban sudadas que tuve que frotarlas varias veces sobre el pantalón. Diablos, que nervios.

Antes de que me diese cuenta había llegado y vislumbrado la figura de Jaehyun. Aún traía el uniforme ese con la única diferencia que tenía una sudadera negra.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza a medida que me acercaba al él. No pude encontrar al desgraciado de Yuta.

Me detuve a pocos metros de distancia contemplándolo. Todos sus rasgos y expresiones. Esta vez no tenía la sonrisa arrogante y altanera. Sino una de felicidad mezclada con impotencia y preocupación.

Mi corazón dolió de solo mirarlo.

Ella despertó, obviamente está feliz. Sin embargo... Él quiere saber quién fue.

Y yo no estoy seguro de poder decírselo.

Pareciera como que si se hubiese dado cuenta de mi mirada que dirigió su vista hacia mí. La frialdad en sus ojos desapareció al instante.

—Dodo... -dijo en apenas un murmuro.

Uno, dos, tres pasos avanzó. Me rodeó con sus brazos y escondió su rostro en el hueco de mi cuello. Acaricie con cariño su espalda.

—Está bien, Jae. Estoy aquí –susurré. Me abrazó con más fuerza.

No dijimos nada en esos momentos. Ni yo me atrevía a decir alguna palabra que pudiese arruinar el ambiente.

Toque con suavidad su sedoso cabello negro, lentamente comenzó a dejarme ir hasta quedar frente a frente.

Pude ver el dolor y alegría reflejado en su rostro. Había líneas oscuras bajo sus ojos dando en evidencia su falta de sueño. Él siempre quiso ayudarme a animarme, a pesar de que él estaba pasando por dificultades.

—¿Ella está bien? –pregunté con cautela y asintió con la cabeza. Casi suelto un suspiro de alivio-. Eso es bueno.

—Sí...

Tomé su rostro con ambas manos y lo miré a los ojos.

—Jaehyun quita esa cara. Te ves realmente feo. ¿Quieres que ella te vea así? ¿No, cierto? –sacudió la cabeza y le sonreí-. Entonces por tu mejor sonrisa.

Al ver que no sonreía le di un pico en los labios, no reaccionó así que le di otro y después en todo el rostro. Una leve curva se formó en sus labios y me alegré.

—¿Lo ves? Solo intenta poner tu mejor esfuerzo y la sonrisa más sincera.

—Mmm –murmuró mirando a otro lado. Ladeé la cabeza.

—¿Por qué estás tan serio? Se supone que debes estar contento porque ella despertó.

—Aún no he descubierto quien fue.

Mi sonrisa se congeló.

—¿Qué?

—Aún no he descubierto quien fue. Y si hago no lo dejaré en paz –volteó a mirarme y sentí escalofríos al ver su fría mirada-. Sea quien sea. Va a pagar por lo que hizo.

◤𝐌𝐄𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎 𝐄𝐍 𝐏𝐑𝐎𝐁𝐋𝐄𝐌𝐀𝐒◥ ❝𝐉𝐚𝐞𝐝𝐨❞ (en arreglos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora