Capitulo 13. Inā wale nō (Parte III)

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Diane aun algo extrañada por aquella llamada de Grover, había llegado a la casa de este

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Diane aun algo extrañada por aquella llamada de Grover, había llegado a la casa de este. Ese había sido el sitio en que Grover le pidió verla.

—Oh debes ser la invitada de Lou –dijo una alegre mujer morena, de cabellos rizos y alta. Esta al abrir la puerta salió y le dio un abrazo a Diane– bienvenida.

—Ahmm... Gracias por el recibimiento –dice Diane en medio de una pequeña risa y algo sorprendida por tan cálida bienvenida.

—Por nada, pasa –dice la Señora y Diane le sigue–, Lou me ha hablado mucho de ti. Habla de ti como si fueras una súper héroe, claro solo lo dice porque no puede creer que la mujeres seamos mucho mejores que los hombres como policías.

—Rene, hay dos cosas mal –dice Grover quien venía hacia Diane–, uno no creo que ella sea una súper héroe y no te hablo demasiado de ella; y segundo las mujeres son excelente en todo, así que no me sorprende que Diane sea medianamente buena en lo que hace.

—Oh, sí claro –habla su esposa y luego le susurra: —Descuida el solo quiere guardar las apariencias frente a ti.

Y Diane no puede evitar reír.

—Pues, no sé qué decir, más que tienes una agradable esposa Capitán Grover.

—Llámame Lou –responde este–, y si, Renee es mi luz. Ahora vamos ¿quieres una cerveza?

—Ahmm sí, claro. Me muero por saber qué es eso que tienes que decirme, un domingo a mitad de tu barbacoa –dice Diane y Grover sonríe.

Diane ciertamente creía que ella iría hablar con Grover sobre algo importante, y luego noto que Grover simplemente no sabía cómo invitarla a un domingo en su casa, sin que ella tuviera esa actitud insufrible (como dice Grover).

—Sabes... Hace días cuando me dijiste... ya sabes, luego de estar con Jack y su esposa. Fue la primera vez que me sentí comprendido por alguien de aquí –dijo Grover.

—Si lo dices por Steve, él nunca le hace las cosas fáciles a nadie. Y si no me crees pregúntaselo al mismo Danny, ni para él fue sencillo cuando llego –dijo Diane riendo.

—Oh, no, no... créeme que no dudo de ti. Eso es un hecho –responde Grover.

—Este sitio puede asfixiarte y agobiarte por momentos, pero luego entiendes que no esta tan mal, y que están tan lejos de todos, que siente que aquello que dejaste atrás no va alcanzarte, aun cuando tu mente te lo recuerde a cada rato.

— ¿De quién o de que huías tu Diane? –pregunta Grover con sinceridad.

—Responderé a eso de la siguiente manera; ¿Cómo es que le dices a Steve? Oh, sí. Tú y yo aún no llegamos a ese punto –y tanto Grover como Diane ríen–.la verdad es que ha pasado tanto tiempo de eso que solo puedo decir que ahora no estoy huyendo de nada fuera de esta isla, sino de esta isla en sí.

Hawaii Five-0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora