Capitulo 24. Punipuni Hou

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Casa de McGarrett

—No es cierto –dijo el sin dejar de mirar el tablero-, fui capitán del equipo de ajedrez durante toda la secundaria. No es posible.

— ¡Que nerd! –Dijo ella divertida–, igual. Eso fue un hermoso jaque mate mi amigo, te gane por... ¿Qué?... ah sí, tercera vez –empezó a reír.

Desde el rescate Steve y Diane habían decido que además de volver debían pasar tiempo juntos, como una pareja normal, entiéndase normal dentro del marco que envuelve a Five-0 y la vida un tanto controvertida de McGarrett y Diane. Hace varios días Diane está en la casa de McGarrett y en esa mañana decidieron tomar aire de la playa y sentarse a jugar ajedrez, juego el cual Diane encontró por causalidad mientras estaba buscando una copia de las llaves de la casa.

Durante el tiempo en que Diane ha estado junto a Steve en la casa ha empezado a sentir algo más por él, y es que ahora no simplemente confía plenamente en él, sino que empezaba a dejar su vida y una parte de sus sentimientos en sus manos, un lado de ella le dice que es algo apresurado pero existe otro lado el cual no le importa nada y sencillamente está dejándose llevar. Tanto que Diane comenzaba a ver su vida o el resto de ella en Hawái, ya no podía verse volviendo al continente o no podía verse lejos de Steve y de los Five-0.

— ¿Quieres malasadas? –pregunto Diane.

—Eres una mala copia de Danny, pero sí, sí quiero. ¿Vamos por ellas? –respondió el.

En ese instante un celular comienza a sonar, ella se queda tranquila pues no tiene móvil cerca.

— ¿Qué? –dice ella. —No es el mío.

Enseguida, Steve se pone a buscar y efectivamente es el suyo, al mirar la pantalla y ver quien llama comienza a pensarlo, se queda mirando la pantalla por unos segundos mientras este sigue sonando: — ¿todo bien? ¿Por qué no contestas? –dijo Diane.

—Sí, sí. –respondió Steve, el celular seguía sonando, y Diane seguía mirándole, la verdad es que la pantalla marcaba a Catherine y en el fondo una foto de ellos dos, era algo que habían hecho hace tanto que a Steve se le había olvidado borrar. Sin dejar pasar un segundo más contesto el teléfono, él tenía claro la situación entre ellos tres, pero le preocupaba que Diane fuera alejarse otra vez pensando en que ella estaba en el medio de los dos, era por ello que no atendía.

Al contestar la llamada el s alejo de la mesa en donde estaban jugando ajedrez, Diane no le tomo importancia pues pensaba que podía ser su madre, ella sabía lo que significaba ese tema para él, así que se levantó de la mesa y fue arreglarse para que después de la llamada ambos salieran a buscar las malasadas.

—Cath, ¿Cómo estás? ¿A que debo tu llamada?

—Hola Steve, te llamaba porque hace unas horas me llego una información que solo te concierne a ti. –responde ella.

— ¿Es sobre Doris?

—No. Es alguien de tu equipo.

— ¿Puedes hablar por acá de que trata?

—No creo que sea buena idea, te veré en la base en media hora ¿te parece?

—Está bien, te veré ahí en media hora.

Al colgar la llamada Steve se preguntaba ¿de quién se trata? Por un momento pensó en que sería Diane pero había decido confiar en ella desde hace mucho tiempo, el temor a que ella pudiera traicionarlos era cosa del pasado, así que decidió olvidarse de eso e ir a donde Cath para que aclarara sus dudas.

— ¿Todo bien? –se acercó Diane y le abrazo de espaldas.

—Todo bien –respondió dando la vuelta y quedando frente a ella–. Era el capitán Brett de la SRU, te había dicho que le llame para que se encargara de buscar a mi madre desde L.A.

Hawaii Five-0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora