4

352 56 1
                                    


Mi respiración agitada y en mi boca se hallaba el sabor metálico de la sangre, mire aterrado como aquel inocente perrito soltaba chillidos cada vez menos audibles pero que eso no me quitaba la culpabilidad que sentía. El perro dejó de moverse a los segundos, escalofríos pasaron mi cuerpo al igual que mi estomago se revolvía al ver la sangre. Me alejé del ahora inerte animal metiendo mis dedos en mi boca queriendo llegar lo más profundo para así provocarme el vómito pero nada salía, lágrimas empaparon mi vista, el hambre había sido remplazada por la culpa... O no, queriendo engañarme y hacer sufrir por una moral que creía tener hasta hace poco y no querer admitir que era miedo lo que en verdad sentía, miedo a haber sido visto.

Volví a acercarme al canino, se encontraba manchado de sangre al igual que las comisuras de mis labios, de forma inconsciente saboreé su sangre que aún había quedado en mi boca e inconsciente pase mi dedo por donde estaba manchado y lo lamí, seque mis lágrimas que por fin habían cesado y me fui de ahí sin querer ver más, ahí fue cuando note lo mucho que estaban temblando, volví a secar  seque mis lágrimas cuando volví a sentir mis ojos llenarse de ellas, me quité mi sudadera que tenía manchas de sangre y la amarre en mi cintura y fui directo a casa.

Dejé mi uniforme incluyendo la sudadera junto a mi ropa sucia y me puse algo más, al mirarme en el espejo note que no solo tenía sangre seca si no que la mordida se encontraba de un feo color morado aunque ya no dolía, me recosté en mi cama tratando de tranquilizarme y olvidar lo que había ocurrido, como si hubiera sido una horrible pesadilla.

No tuve hambre por el resto del día.

_____________________

Fin del capítulo 4-Sangre y miedo

Tu asquerosa sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora