La alarma lo despertó a las tres de la mañana. Gefry se levantó con pereza, deseando morir antes de tener que hacer los ejercicios que se propuso realizar todos los días antes de asistir al instituto.
—Que alguien me maté, no aguanto más —se quejó, tirándose en el suelo.
—Yo te voy a matar por despertarme —juró Jackson, mirándolo completamente molesto—. ¿Qué hora es?
Gefry no se había dado cuenta de lo mucho que movió la cama en sus intentos por llegar al suelo medio dormido.
—Son las cinco —le aseguró.
Jackson volteó a verlo, después miró hacia la ventana y de nuevo posó la vista sobre él.
—Gefry, no se ve nada —le reclamó el menor.
—Se ve si prendemos tu lamparita —sonrió Gefry, conectando la luz de noche en forma de estrellita, la cual era de Jackson.
—¿Qué hora es? —volvió a preguntar.
—Las tres de la mañana —terminó contestando. Jackson le lanzó su almohada en la cara.
—¿Cómo se te ocurre despertarme a esta hora? —le reclamó— Yo nunca te levanto cuando me despierto más temprano.
—No es mi culpa que mis lonjas muevan más el colchón que tu cuerpo de modelo francesa —dijo en su defensa, regresandole el almohadazo.
—Estar más seco que un pasador no es cuerpo de modelo francesa.
—¿Cómo no? —respondió, justo cuando Niño Perro se levantó del bulto de ropa vieja que conocía como cama, y fue a paso veloz a treparse en Gefry— Niño Perro me apoya.
—¿Ya me vas a decir por qué se te ocurrió despertarte a esta hora? —cuestionó Jackson, pasándose una mano por la cabeza.
—Quería… hacer abdominales.
—¿Y no puedes hacerlas en la tarde? —exclamó con molestia, tomando la almohada de Gefry para tirarsela en la cara.
—De que puedo; puedo, pero nada como ejercitar en la mañanita —contestó. No se molestó en quejarse por el almohadazo, ya que Jackson tenía el brazo tan débil que no sintió más que lo suave de la almohada.
—Más te vale que el cuarto no se apeste a sudor, o tú lo vas a limpiar todo —lo apuntó, antes de acostarse dándole la espalda, para taparse con su cobija de Furbys hasta la cabeza.
Gefry lo arremedó, dejando a Niño Perro aun lado para empezar a hacer sus abdominales.
Lastimosamente, hizo solo unas treinta y se quedó dormido, no se dió cuenta de eso hasta que Jackson lo despertó.
—Párate ya, tienes que bañarte —le decía Jackson, dándole un par de palmadas en la cara—. Ya te calenté tu agua, se va a enfriar.
Abrió débilmente los ojos, encontrándose con la imagen de su hermano vestido para ir al instituto.
—Tienes en lo que me peino para bañarte —le avisó, dejándolo de lado para ir a tomar su cepillo.
Estaba medio dormido cuando tomó su uniforme, se baño, desayuno, escuchó como Inesa y Jackson discutían, acarició a Niño Perro, y cuando salió con su hermano al instituto.
—¿Que tan difícil es que te peines? —Jackson negó con la cabeza, acercándose a su hermano para pasarle los dedos por el cabello, en un débil intento para desenredarlo.
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Siendo el personaje secundario de mi propia vida
TeenfikceGefry Menaminez está pasando por la adolescencia, sintiéndose como un pedazo de cartón remojado. Se cree feo, gordo, faltó de carisma y los granos en su cara no lo ayudan a mejorar la situación. Él jamás ha logrado algo importante o conseguido algún...