1. Un día de la vida de gordo mamón

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Sus piernas se encontraban completamente empapadas, a la par de heladas. Llevar sandalias en medio de una fría lluvia nunca era una buena idea, pero después de despertarse y darse cuenta que su perro había desbaratado a mordidas sus botas impermeables; no encontró otra alternativa.

Había pensado faltar ese día a clases, después de todo, su hermano Jackson era la persona más amable que conocía, y pudo haberle pedido de favor que en la salida le preguntara a alguno de sus compañeros por la tarea, pero este mismo no paro de recordarle todo lo que su madre hacia para pagar su colegiatura como para que él se quedará aplastado en su cama. Típico chantaje emocional.

Paso la manga de su abrigo por su nariz, con algo de coraje, pues está parecía no tener ganas de dejar de soltar moco. Se había resfriado la noche anterior, por lo cual se le dificultó enorme mente el poder conciliar el sueño, y justo cuando lo logro; su perro lo despertó, haciendo imposible el poder volver a dormir.

Sabía que su hermano no iba a decírselo, pero podía apostar su testículo derecho a qué se veía como una mierda mal cagada. Por dios, ni siquiera le dio tiempo de lavarse los dientes o si quiera pasarse el cepillo por el cabello, además que el maldito paraguas que llevaba estaba en extremo agujereado, y ni siquiera se dió cuenta de ese enorme detalle al salir, así que que según sus propias palabras: Se veía como una húmeda mierda mal cagada.

El que su ropa ya se encontrará empapada hacía que se le pegará más al cuerpo, eso solo delataba lo mucho que amaba comer postres super dulces, pues resaltaba todas las lonjas que intentaba ocultar. No es como si tuviese obesidad, pero siempre fue un chico algo ancho, pues nunca fue de salir a jugar o pasársela corriendo cuando era pequeño, a causa de lo chico que fue el departamento donde creció y lo peligroso que era el barrio, no le quedó de otra más de encerrarse en casa viendo televisión y comer todos los postres que a su madre le encantaba cocinar. Actualmente estaba mucho más cerca de su peso ideal, pero ver sus mejillas medianamente infladas y su abdomen el cual estaba lejos de ser plano; siempre lograba hacerlo sentir como si siguiese siendo un pequeño niño regordete del cual se pueden burla.

Giro a ver a su hermano. ¿Cómo es que estaba tan delgado? Siempre comieron lo mismo, pero según su opinión, parecía como si el creador lo amara en sobre manera y por eso le dio un metabolismo increíblemente rápido, mientras que él no podía comer nada medianamente pesado sin terminar con estreñimiento.

—Gefry, no me dejes atrás —fingió regañarlo Jackson, algo risueño, apresurando el paso para poder ir a la par de su hermano mayor—. ¿No ves que me pueden robar?

¿Cómo era que Jackson lograba ser tan agradable y alegre estando en medio de una helada lluvia a las seis de la mañana? Gefry realmente envidiaba la capacidad que tenía su hermano para ser una hermosa persona, pues en su opinión; ser alguien agradable era un talento, y nadie lo haría cambiar de opinión.

—Gefry, antes de salir de casa te di el cepillo para que te lo pasarás por el cabello —le informó su hermano, antes de pasar sus dedos por el cabello de esté, en un intento rápido por peinarlo.

—Perdon, creí que querías que lo guardara. Ahora mismo lo tengo bien metido en el culo, no por nada párese que camino medio raro —respondió, como si nada, dejando que su hermano trenzará un mechón que logro desenredar.

Gefry vio una de sus mechas de cabello. Realmente necesitaba peinarlo más seguido, un poco más y tendría rastas naturales, pero cortarlo no era una opción. Le encantaba su cabello a los hombros, si, estaba despeinado todo el tiempo, pero él solo se lo había cortado, y aunque su amigo Tom le dijo que parecía uno de esos emos que cada vez estaban más de moda, le gustaba mucho su cabello, creía que combinaba a la perfección con su piel nada bronceada.

Siendo el personaje secundario de mi propia vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora