La llegada de Marzo significaba un importante cambio en algunas cosas. Tom ya dejaba de decir cada cinco minutos que cumplía años en el mes de el amor porque él era puro amor, empezaba a llegar el calor de la primavera, la abuela de los Menaminez parecía no querer salirse de su pequeño departamento, y Frank, bueno, él iba camino a buscar un empleo.Franklin había decidido que su hijo no podía estar por la vida sin ninguna verdadera responsabilidad, así que después de convencer a Leticia, subió a Frank al auto y lo llevo por toda la ciudad en busca de un empleo. Parecía una tarea imposible, pero él no pensaba volver a casa hasta conseguirle un buen trabajo a su hijo.
Claramente a Frank la idea le desagradaba. Él no tenía porque trabajar, ¡solo tenía dieciséis años! Se supone que los chicos con esa edad solo duermen, comen y lloran.
—¿Algún lugar te llama la atención? —le preguntó su padre, viéndolo de reojo mientras conducía. Ya habían pasado por varios lugares, y en ninguno su hijo había puesto de su parte para ganarse el trabajo.
—Si, quiero trabajar en un puticlub —contestó Frank, con desinterés, aprovechando que el mayor conducía y no podía hacerle nada.
Franklin no pudo evitar sentir las enormes ganas de darle un golpe a puño cerrado a Frank en la cara, pero lo único que pudo hacer fue soltar un pesado suspiro. Odiaba la forma de ser que si hijo había tomado, pero no podía agredirlo físicamente, ya que sentía, muy en el fondo, que él era culpable de el comportamiento de Frank.
El adulto había utilizado el día libre que le dieron en el trabajo para pasar un día padre e hijo con Frank, y después de hablar repetidas veces con el pastor de su iglesia, llegó a la conclusión de que no conseguiría nada gritándole a su hijo, y que la única solución para el comportamiento de este; era tener una buena figura paterna, lo que significaba que él debía controlar sus enormes ganas de darle un golpe en la garganta a su propio hijo.
El silencio en aquel vehículo era tal, que lo único que ambos escuchaban era a una mosca que se había colado al auto. Ninguno de los dos decía nada, y tampoco planeaban hacerlo, lo que solo hacia más insoportable ese viaje para ambos.
—¿Realmente quieres trabajar en un puticlub? —soltó finalmente Franklin, quien no podía más con la duda.
—¿Y tu qué crees? Obvio que si, me muero por bailarle encuerado a un montón de gente depravada y sin amor —respondió, mientras rodaba los ojos. Para él era obvio sarcasmo, pero Franklin lo tomo muy enserio.
Franklin no pudo hacer más que seguir conduciendo y actuar con normalidad, mientras su mente era un completo caos. ¡Por Dios! ¡¿Que tan mal padre había sido como para que las aspiraciones de su hijo fueran esas?! No tenía idea de cómo ese deseo había llegado a la alguna vez inocente cabeza de Frank, pero seguro quería pasar tiempo bailando para hombres mayores porque jamás tuvo a su padre cerca, o al menos esa fue la conclusión a la cual llegó.
Las siguientes tres horas fueron más de lo mismo; iban a algún local, Frank se presentaba con una cara de quererse matar, hacia una pequeña entrevista, le prometían que lo llamarían, y regresaba al auto con su padre.
Las probabilidades de conseguirle un empleo digno a Frank, cada vez eran menos, ya habían recorrido prácticamente todo el lugar y no había ningún establecimiento que se viera medianamente interesado en contratarlo, eso estaba volviendo loco a Franklin.
¿Que se suponía que haría si no le conseguía trabajo a Frank? Porque dejarlo a qué consiguiera empleo en un puticlub no era una opción. Tampoco podía llegar a casa y decirle a su esposa que fue imposible encontrarle trabajo a su hijo.
Por otra parte, Frank ya estaba asqueado de tener que presentarse en lugares fuera de su interés, donde le ofrecían un excelente salario mínimo y dónde quien lo entrevistaba olía a caca tropical. No podía seguir con todo eso, y tal parecía, su padre tampoco.
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Siendo el personaje secundario de mi propia vida
Fiksi RemajaGefry Menaminez está pasando por la adolescencia, sintiéndose como un pedazo de cartón remojado. Se cree feo, gordo, faltó de carisma y los granos en su cara no lo ayudan a mejorar la situación. Él jamás ha logrado algo importante o conseguido algún...