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1900, Córdoba, Argentina.

Circe amaneció angustiada, como lo venia haciendo desde que se tuvo que casar por compromiso. Si de ideas terribles ella sabia, esta era una de esas, pero lo debía hacer por un bien mayor. No pretendía quedarse mucho tiempo ahí.

  En los diez años que paso en ese país, el último fue el peor de todos, paro su recorrido por hacer lo que siempre hace, encariñarse con la gente.

Había conocido a una joven muchacha, de la cual se hizo amiga con mucha rapidez, supo que estaba embarazada, y que quien nacería no era un niño común, mucho menos corriente.

Circe conocía muy bien la historia de ella, sobre su familia. La única razón por la cual se caso con alguien de mucho poder era para que la dejen acercarse a ella. No era un secreto que aquel futuro bebe seria mágico, y como no lo era esperaban su nacimiento para dárselo a alguien mas, para que así no haya una mancha oscura en la familia.

-Cuando nazca, tu, el bebe, Hisirdoux y yo huiremos, nos vamos a México o a Estados Unidos, se que no llegaran hasta el norte.- le juro una tarde.

-¿No puede ser ahora? Es que no resisto.- pregunto angustiada tomando las manos de Circe.

-No, un portal puede ser peligroso, para ti, y el bebe. Debes resistir, queda poco tiempo lo se.

Su nuevo esposo era un idiota. Aquel hombre solo se caso con ella como una fachada, para seguir siendo el mismo idiota de siempre pero ahora con esposa.

Circe ansiaba irse de su lado, cada vez que la tocaba le daba náuseas, de tal forma que pospuso la noche de bodas por un mes entero, cuando no pudo sostener su mentira en el tiempo lo durmió sin querer. Al despertar le dijo lo que quería oír, después de eso fue la esposa de decoración mas linda del lugar.

Junto con otras brujas y hechiceros pusieron una clínica clandestina. No podía desligarse de su labor como sanadora, lo hacia para mantener equilibrada su magia.

Un mar de secretos crecía mas y mas en ella, estaba segura que eso un día le traería problemas.

No supo mas nada de Desdemona, aun tenía miedo de poner un pie en Europa, que la estén esperando a pesar de que ya pasaron diez años de aquello.

Tanto por miedo, todos los secretos que ocultaba, hasta su propia magia, dejo de ser la mujer que todos conocían, ni siquiera ella se reconocía. De lo único que estaba segura es que se iría de aquel país para poder poner de pie su mundo otra vez.

Una ruidosa noche de tormenta, Blanca, la amiga embarazada, cayo a su casa. Estaba con contracciones, era muy pronto, pero era momento. Luego de eso se irían de ahí para nunca regresar. Cuando el marido vio lo que la pelirroja estaba por hacer hizo el vano intento de llamar a la policía, pues Circe lo había puesto a dormir con facilidad.

Fueron horas duras y críticas, luego de un forzoso trabajo de parto, al mundo llego una bebe sana y salva, que por sus venas corría sangre mágica.

-Muy bien, es hora de irse.- dijo alegre Circe tras ver a Hisirdoux llegar a la casa.-Duele, pero pronto va a pasar.

-No Circe, no iré, ve tu, llevate a mi hija.- dijo entre lágrimas Blanca mientras se aferraba con fuerza a su hija.-No le puedo dar la vida que se merece, ella es mágica lo puedo sentir a pesar de ser una simple humana.

¿A Que Le Teme Circe? - [Tales Of Arcadia, Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora