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Luego de una larga caminata se encontraron con un sendero bifurcado. Ambos se vieron las caras de intriga, el momento de elegir por donde debían ir, llegó más rápido de lo esperado.

—Tiremos una moneda.— propuso Hisirdoux.

—Esta bien, el azar, el azar siempre es una buena idea.— dijo nerviosa Circe.—Cruz es ir por el bosque peligroso.

La moneda voló con mucha sutileza por el aire, cayendo en frío sobre la mano de Hisirdoux. La cruz que definió su camino los hizo temblar por un momento. No sabían mucho de ese bosque, solo que este era engañoso hasta para los mas despierto.

La luz entraba a duras penas por los espesos árboles, aquel escenario natural era oscuro, frío, tenebroso. Se podían oír sus pisadas, o la de algún animal salvaje, o las raíces de los árboles viejos creciendo por debajo de la tierra.

Aquel sitio de pesadilla no tardo mucho en demostrar su nivel de peligrosidad. Una espesa niebla un tanto verdosa se hizo presente frente a ellos. Era inevitable no respirar aquel aire contaminado con lo desconocido.

—Les dije, les dijeron que este bosque era una mala idea.— comento Archie tras ver como la neblina se iba apoderando cada vez mas del espacio.

—¿Qué nos pasara?— pregunto preocupado Hisirdoux.

—No lo se, pero nada bueno.— respondió el gato tapando su hocico. 

La neblina les provocaba algo pero estos no estaban seguros de que. Y en tan solo unos minutos lograron separarse sin darse cuenta.

Circe miro a todos lados, no había nadie mas que ella y una presencia difícil de definir. Sin razón alguna, el miedo se apodero de su cuerpo, y aquella presencia se convirtió en un malestar que fue creciendo dentro suyo, que lento fue escurriendo por sus ojos bicolor.

—¿Qué me esta ocurriendo?— se pregunto tocándose la cara humedecida. 

 Al ver sus manos, un grito de espanto lleno el vacío bosque. Sus dedos estaban humedecidos con lagrimas, no eran cristalinas, eran lagrimas oscuras, como las que suele llorar al usar su magia. Lagrimas producto de la nigromancia. Lazos oscuros empezaron a tomarle el cuerpo, como si de manos se trataran. Estas iban subiendo por su tembloroso cuerpo, hasta que lento se fueron metiendo bajo su piel. 

—No escapes a tu naturales.— le susurraba una voz femenina al oído.— Rindete. Tu momento ha llegado.

 Hisirdoux que se encontraba en la misma situación que Circe, solo que este iba acompañado de su familiar. Escucho a lo lejos el grito de su amiga. Al seguir su rastro, una silueta femenina se apareció en su camino, su pulso se acelero cuando pudo distinguir quien era. El pelinegro había enmudecido, con una respiración entrecortada, se acerco a ella. Aquella mujer lo miro por encima de los hombros, aun dándole la espalda, le sonrió con vehemencia. 

—Arabella.— musitó Hisirdoux dejándose tomar la mano por aquella mujer. 

 El gato negro hizo todo lo posible para hacer que su familiar vuelva a la realidad, para evitar se arrastrado por la oscuridad de aquel bosque. 

—Vamos Hisirdoux, vivamos lo que nos queda juntos.— decía con voz seductiva el bosque. 

  El espectro con forma de mujer se detuvo frente al pelinegro, beso la mano que sostenía, lento se fue acercándose aun mas. Para Hisirdoux aquellos era tan real, el aroma, la piel, hasta podía sentir una respiración. Quien vendría a ser una representación de Arabella, lo abrazo.

—¡Hisirdoux no!— gritaba con desesperación Archie.—Es una trampa, no es real, Arabella se fue hace mucho.

 Archibald trataba de hacer que el pelinegro entrara en razón pero el deseo de Hisirdoux era mas grande que su realidad, algo de lo que se aprovecho el bosque. Sin embargo, aquel lugar no se alimenta de deseos, sino de miedos, temores, pesadillas, secretos que pesan en el alma, de lo que uno escapa. 

¿A Que Le Teme Circe? - [Tales Of Arcadia, Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora