Salio del cuarto del baño acomodando su alborotado cabello, y planchando su falda con las manos. Aun seguia atravesada con la idea de la familia, debía escapar, con ella llevarse a Hisirdoux, porque si no seria él el siguiente en la lista.
Bajo las escaleras apurada más aun nerviosa, y por detrás iba Baltimore que trataba de detenerla.
—La salida esta al otro lado.— dijo al fin cuando pudo tomarla del brazo.—¿Qué haces? ¿A dónde crees que vas?
—Primero que nada, no me tomes así.— dijo y se soltó del agarre.—Segundo, Hisirdoux, eso es lo que pasa. Esta aquí, esa familia se lo va a devorar vivo.
Baltimore se tomo el puente de la nariz, y exhaló con cierta frustración en su aire.
—Como no me imagine que donde estés tu, también lo va a estar él. Ve por él, pero...— fue interrumpido.
La madre de Isabela llamo la atención de ambos, lo que asusto a Circe, provocando que su corazón lata nervioso en su pecho. Giro sobre sus talones para quedar de frente a ella con una gran sonrisa en su rostro empezó a caminar en su dirección, pasándole al lado, siendo tomada del antebrazo por la mujer de cabello oscuro y corto.
—Es hora de la cena, quiero, queremos que cenes con nosotros.— sonrió de manera amable, tan bien actuado que costaba creer que querían a la institutriz para darle su magia a la menor de la familia.
Circe se limito a asentir con una nerviosa sonrisa en su cara. Dio pasos apresurado hasta la sala donde todos estaban esperando. Detras de ella apareció Baltimore, provocando que Hisirdoux abriera los ojos tan grandes que era inevitable pensar que ya se conocía.
La pelirroja camino hasta su lado para sentarse junto a él, y lo tomo de la mano con cuidado. Dándole esa sonrisa que siempre le indicaba que algo estaba por suceder.
—Entiendo.— murmuro él agachando la cabeza.
Si algo odiaba el pelinegro era desperdiciar una excelente velada, porque debía huir por alguna razón que aún no sabía.
—Me temo que no puedo permitir esto.— empezó Circe poniéndose de pié.—Solo los cobardes abandonan un compromiso.— exclamó dramática.—No permitiré que seas esa clase de cobarde.
—¿Estás loca? Me haces pasar vergüenza —exclamo él.
—Vergüenza debería darte abandonar a tu prometida sin dar pelea —dijo Circe—. Iremos a solucionarlo.
Abandonó su lugar, tomando a Hisirdoux con ella, ambos caminaron hasta la puerta de la sala. Solo bastó unos segundo para sentir que la energía mágica de la familia crecía a su alrededor.
—Me temo que nadie se ira hoy.— dijo la madre, caminando hasta ellos.— me imagino que el señor Ateria le contó sobre nosotros.
Los rodeo hasta quedar cara a cara con Circe. La tomo del rostro, sintiendo como la mandíbula de la pelirroja temblaba sobre su mano.
Mientras le sonreía con malicia, Circe no hacia más que temer por su vida, la de Hisirdoux y Baltimore.
—Es hora Circe Hestigio que le pases tu don a alguien mas —dijo—. Es gracioso que todos hayan creído muerta. Menos yo.
La mujer que la sostenía con fuerza clavaba es su temerosa mirada unos vacíos ojos café. Aquella nigromante era de las que supo hablar Caliope cientos de años atrás, eran de quienes elegían el camino de la oscuridad para hacerse con la magia, y ser así mas poderosos.
Circe se armo de valor, a pesar del poco que tenia, y empujó a la mujer con una potente luz azul verdosa, que la tiro hacia atrás, quemando parte de su vestido. Todos ahí vieron lo que esta había hecho, ninguno se atrevía a dar un paso al frente.
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¿A Que Le Teme Circe? - [Tales Of Arcadia, Au]
Fantasi🔸Libro 3🔸 Negar la naturaleza de la magia nunca fue tan difícil hasta que esta se hacia presente cada día que pasaba. Circe Hestigio estaba convencida de que nunca llegaría a ejercer la nigromancia o la magia de sombras, pero su curiosidad ingenu...