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Aún faltaban un par de meses para sus dieciocho años, sin embargo ya le había hecho la última marca en su muñeca.

Estaba con miedo de que lo podría pasar, pese a ya saber lo que pasaría. No sé sentía lista, nunca lo estuvo. Qué hayan adelantado el último tatuaje no le ayudaba a calmar sus nervios.

La gran matriarca le había dicho que debía sentirse orgullosa por haber sido elegida como ofrenda para Nix, pero Circe no pensaba igual. Razón por la cual comenzó a estudiar la forma en que se lograría de aquello que no eligió.

Fue así que durante una tormentosa noche, donde pareciera que las estrellas caían liquidas sobre la tierra, en el antiguo Camelot apareció una joven hechicera quien escapaba de ser sacrificada. La muchacha había aparecido como por arte de magia en la sala de Merlín, mejor dicho a sus pies.

Él quedo impactado a tal intrigante presencia, pero de igual manera no estaba muy sorprendido. Sabía que algún día pasaría algo así si el clan de bruja que habitaba el bosque seguía sacrificando a chicas de su propio familia.

—¿Cómo te llamas, joven hechicera? — pregunto ayudándola a levantarse.

—Circe Hestigio, señor. Por favor no me devuelva al Clan, se lo imploro.— suplicó tomándose del brazo del gran hechicero.

—No lo haré Lady Hestigio, pero si vienen por usted no dudaré en entregarla.— dijo rascándose la barba.—Pues no me llevó bien la líder de su clan, y no quiero otra guerra.— agrego viendo a un costado

 El viejo hechicero llamo a su aprendiz, quien llego entusiasmado creyendo que Merlín tendría algo para él.

—Hisirdoux, te presento Lady Hestigio, tu nueva compañera.— presentó Merlín a la joven de cabellera anaranja y ojos bicolor.—Llévala con Morgana para que le de ropa pero no la dejes mucho tiempo con ella.— aclaro.

 Decepcionado y de mala ganas, hizo caso a su maestro sin rechistar. Haciendo un ademán indicándole a la joven donde estaba la salida, sonriéndole con sarcasmo a Merlín, mientras este apretaba el puente de su nariz ante la inmadurez de su aprendiz.  

 Caminando por los oscuros pasillos de Camelot el aprendiz no sabia como empezar la conversación con la chica que tiritaba de frío.

—Hisirdoux Casperan.— se presento caminando al lado de ella.—Pero me puede llamas Douxie.

—Circe, todos me llaman así.— gimoteo la chica dándole media sonrisa.—En realidad tengo suerte si me llaman por mí nombre.

 Luego de la incómoda presentación, Hisirdoux llamo a la gran hechicera; quien se presento fue su hija adoptiva Arabella, que de forma muy alegre recibió al pelinegro, y miro dudosa de arriba a abajo a la chica que venía detrás de él.

—Vaya, que tenemos aquí.— dijo la rubia dando un paso adelante quedando frente a ella.—Una nigromante ¿No?

—¿Cómo lo sabes?— preguntó un poco asustada.

—Soy una bruja, se cosas.— respondió de manera vaga.

—Necesita ropa.— interrumpió Douxie.—Mejor si la ayudas tu, ya que Merlín no quiere que pase mucho tiempo con Morgana.

 Arabella le obsequio una maravillosa sonrisa cargada de rabia por las tontas indicaciones que el hechicero mayor señalo.  

—Ven, esta noche puedes dormir conmigo.— dijo tomándola de la mano para luego llevarla dentro.—Por cierto me llamó Arabella de Pericles.

 Sonrió amable provocando en ahora su nueva compañera un rubor en su mejillas plagadas de pecas. 

—Circe Hestigio.— dijo tímida.

¿A Que Le Teme Circe? - [Tales Of Arcadia, Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora