Cinco años pasaron del día en que Misdir lo tomo como un nuevo aprendiz. Cómo un nuevo integrante de la familia de los brujos.
Tiempo en el que pasó entrenando, tanto la magia como el cuerpo. Se volvió el mayor estudioso de allí, y bueno en los enfrentamientos con espada. Aunque su madre en algo no sé equivocaba, su mayor debilidad era en aquello que lo sostenía. Aún con veinte años, solo hacía falta un golpe para tumbarlo.
—Detenganse —exclamo Misdir a lo lejos.
Baltimore yacía en el suelo, con la bota de su compañera de batalla en el pecho. La muchacha no tenía intensiones de dejarlo de pisar, hasta que el brujo mayor se acercara.
—Vamos, déjalo —ordeno.
Ella dio una sonrisa socarrona, y saco el pie de su pecho. Le extendió una mano, y Baltimore la ignoró por completo.
—Lo siento, ¿Lastimé tu orgullo? —pregunto burlona.
—Vete Beth, hueles a lobo, se supone que una dama no tiene ese olor —dijo Misdir—. Si tu madre viviera me mataría.
La muchacha rodó los ojos, y lento se fue alejando, mientras acomodaba la coleta de su cabello. Baltimore, aún en el suelo, no le quitaba los ojos de encima. Y Misdir lo noto.
—Ni se te ocurra muchacho —dijo, y le extendió una mano.
—No pensaba en nada —dijo Baltimore tomando la mano.
—Si, dije lo mismo, y nueve meses después nació ella —dijo gracioso.
Baltimore se quitó la camisa, y la uso para limpiarse la cara, y fue allí que sintió la mirada del brujo sobre él.
—¿Qué ocurre? —pregunto preocupado.
Misdir se acercó, para ver un par de marcas sobre el abdomen de Baltimore. Estaba seguro que no estaban allí antes.
—Misdir —lo llamo—. ¿Qué ocurre?
—No quiero asustarte, pero creo que tú madre te está buscando —respondio y se enderezó—. Esa es una marca de búsqueda.
—Ahg, maldición —gruño.
—Si tienes un familiar no te hara nada —dijo el brujo.
—Nadie quiere serlo, no puedo invocar a ninguno, y no me aceptan por mí magia —dijo el muchacho.
Aunque pasaron cinco años del sacrificio, y que se podía defender de su madre, tener que verla de nuevo, no estaba dentro de sus planes. Lo último que deseaba era cruzarla en su camino.
—Lo voy a solucionar —dijo, y dio la vuelta.
—Pero no debes hacerlo solo, hijo —dijo el hombre.
Baltimore no se detuvo, y continuó hasta entrar a la guarida. No quería involucrar a quienes le dieron una segunda oportunidad de vida, pero tampoco sabía que hacer. No podía hacer un familiar, y ninguno estaba dispuesto a serlo.
—Siempre encuentras un momento para quitarte la camiseta —se burló Beth.
—Ya no estoy de humor —murmuro Baltimore.
—No dejes que mí papá te moleste.
Se detuvo a verla, ella lo esperaba en una de las mesadas, junto con su loba blanca de brillantes ojos azules. Aunque Elizabeth tenía el cabello castaño, ambas compartían una mirada azul, y bondadosa. Aún se cuestionaba como alguien que lucía tan delicada como ella vivía allí rodeada de todo eso tan impropio para una dama.
—No, se trata de mí madre —dijo, y señaló donde una extraña marca se formo—. Parece que me busca.
Beth lo vio con disgusto. Se trataba de un espiral rojo, que parecía moverse en su lugar.
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¿A Que Le Teme Circe? - [Tales Of Arcadia, Au]
خيال (فانتازيا)🔸Libro 3🔸 Negar la naturaleza de la magia nunca fue tan difícil hasta que esta se hacia presente cada día que pasaba. Circe Hestigio estaba convencida de que nunca llegaría a ejercer la nigromancia o la magia de sombras, pero su curiosidad ingenu...