El Rey Arturo había muerto en batalla, sin embargo a pesar de su caída, la magia y los seres mágicos había ganado un lugar en el mundo, por un tiempo; el suficiente para que el par de aprendices anduvieran libres por la tierra el tiempo que se les fuera permitido, limitando su magia a sitios donde las gente le tenia demasiado miedo.
Circe, Hisirdoux, y su peculiar felino se habían marchado de Camelot luego de la derrotar a duras penas de Morgana. Tenían por momento un pequeño objetivo fijo. No estaban apurados la verdad, sin embargo tenían la sensación de que le pisaban los talones.
—Hisirdoux.— llamo con un largo quejido.—Estoy cansada, me duelen, los pies y este vestido es incomodo para andar.
—¿Cuántos años tienes Cir? Recuérdamelo, porque te estas comportando como una nenita.— dijo el pelinegro frenando a la par que ella lo hacia.
Al no recibir ninguna respuesta por parte de ella, el pelinegro se puso en cuclillas, para quedar un poco a la altura de ella haciendo señas para que trepara a su espalda.
—Vamos que si no me arrepiento.— río guiñándole un ojo a la pelirroja.
La pelirroja lo vio, y muy emocionada abrió una sonrisa de oreja a oreja, dando salto de alegría en el lugar. En definitiva se estaba comportando como una niña, pero así era feliz.
De un salto que tiro hacia adelante a Hisirdoux por el impulso, Circe se trepo a su espalda para ser cargada hasta la próxima parada o hasta que pudieran dar con algún sitio para obtener zapatos mas cómodos o ropa mas liviana, como si fuera poco el gato negro de Douxie trepo hasta el hombro de ella. Cantando como si nada malo hubiera pasado días atrás, continuaron su camino cantando.
Luego de unas horas de extensa caminata, Circe bajo de su carruaje personal, y camino al lado de él. Ella iba en su mundo, viendo al cielo que poco a poco se iba oscureciendo, silbando una canción pegadiza, con sus manos en la espalda, y bamboleando su cuerpo de un lado a otro.
—Y dime ¿Por qué no quisiste usar tu magia para vencer a Morgana? Con un par de muertos vivos la hubiéramos derrotado un poco mas rápido.— pregunto Douxie con curiosidad en su tono.
—No lo se, algo aquí dentro.— dijo señalando su pecho.—No me deja, me da esa extraña sensación de que mi alma no soportaría la magia negra o de algún tipo similar.— respondió cabizbaja.— Antes de Merlín no tenía mucho contacto con mí magia.
—Entiendo lo que dices, a veces cargamos con algo que no queremos, pero que es nuestro de siempre, sin embargo.— freno su caminata y tomo a Circe por los hombros.—Si nunca intentas saber de que eres capaz, no sabrás que tanta razón tiene esto.— finalizo picándole el pecho con el dedo.
Circe le sonrió, luego le pego en el codo, y siguieron su camino.
Ella deseaba no temerle a la magia con la que nació. Pero el haber vivido en un lugar donde la mantuvieron lejos está, a tal punto que cuando la llegó a experimentar no hizo más que poner en riesgo su vida, no podía sentir algo diferente a eso que le inculcaron.
Circe se contentaba con saber algo básico, que ayudará a encerrar a alguien como Morgana. Y que si necesitaba ayuda, ya no estaría sola para poder, y se la pediría a su amigo sin dudarlo.
Los días pasaron. El camino al próximo pueblo parecía eterno, pero todo estaba tan tranquilo que ni se molestaron en acelerar el paso, hasta que la naturaleza cayo fría y cruel sobre sus cabezas. La lluvia caía como baldazos de agua fria sobre la pobre tierra, y los pobres jóvenes aventureros. Cuando seso un poco el aguacero, apresuraron su paso, y la aldea mas cercana se hizo presente en su camino.
—Muy bien, buscaremos un lugar para dormir. A Archie no le gusto mucho la idea de dormir bajo la lluvia.— sugirió mientras acariciaba la cabeza de su gato.
La muchacha asintió con los hombros, se quedo a esperar junto con el animal a que Hisirdoux volviera con alguna buena noticia.
—¿Algún día me vas a hablar gatito?— pregunto cuando estaba a sola.
Archibald que era el familiar del aprendiz de Merlín, había hecho un trato con el pelinegro de que no le iba hablar, por el nivel de sensibilidad de ella. El felino la vio aun manteniendo su postura de simple mascota, hasta que esta lo tomo en brazo, y lo acerco a su pecosa cara.
—Se que eres un familiar Archie, no hace falta que me lo ocultes.
El gato abrió los ojos como dos platos, pestañeo, y largo un suspiro exageradamente largo.
—Lady Hestigio, me alivia que ya sepa mí verdadera identidad.— respondió con elocuencia y elegancia, saco unos lente redondos, se los coloco y extendió su pata a la cara de ella.—Archibald, un gusto.
—El gusto es todo mío amigo.— dijo esta sonriendo.
—¿Tu no tienes un familiar?— pregunto viendo a los lados para ver si se topaba con alguien.
Circe negó con la cabeza, un familiar para ella implicaba hacer un pacto del cual no tenía mucha idea de cómo se lograba. Siendo algo que además, que se lograba con la llegada de los dieciocho años. Lo que para ella carecía de total sentido pedir uno. O al menos así se le hacía.
—Además no creo que así sea la mejor forma de tener uno, quizás para bien es mejor que no tenga ninguno.
—El miedo solo sirve para sobrevivir, y nos potencia a algo mas grande, pero tener miedo a todo lo otro es innecesario.— dijo el felino, bajando a su regazo para ponerse a dormir.
Ante las palabras de aquel animal, Circe quedo pensativa. Quizás lo mejor era tener una pequeña compañía animal que se quedaría con ella por el resto de su vida, pero por momentos disfrutaría de la presencia de aquel peludo que se encontraba ronroneando en su falda.
Luego de una hora esperando, Hisirdoux se hizo presente ante sus ojos bicolor. Tomo sus cosas, a su compañera, y se encaminaron a un pequeño hostal en el cual no solo dormirían, sino que trabajarían ahí a cambio de las camas. Lo que significaba que se quedarían un tiempo en aquella aldea. No era algo dentro de sus planes, pero necesitaban la cama, la comida, y plata si quería seguir siendo aventureros.
Esa noche la lluvia cayo con la misma violencia que días atrás, el cielo se partía con la luz de los rayos, y la paz se ausentaba con su estruendoso sonido, sin embargo los dos aprendices y el felino, dormían protegidos en una cómoda cama.
—No te preocupes, luego de unos días de trabajo nos darán otra cama.— dijo Hisirdoux moviendo sus pies para evitar que toque la cara de su compañera de cuarto.—No te preocupes los tengo limpios.— bromeo.
—Espero que así sea, no toleraría que mis lindos pies toque tu cara.— rio la pelirroja.—Buenas noches, que descansen, y que no los coman las pulgas.
Aquella noche tormentosa durmiendo con una paz ínfima, quizás no cómodos, pero si tranquilos que no iban a ser devorados por una bestia salvaje o peor aun, pescar un resfrío que los tumbe mucho peor.
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Hola, hola, y hola ¿Cómo van? Yo ando en la espera de la lluvia, no creo que pase pero.
Amo escribir esta historia, me gusta la relación de esto dos boludos.
Sin mas que decir, y como siempre, gracias por tanto, perdón por tan poco. Hasta el martes (acá)
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¿A Que Le Teme Circe? - [Tales Of Arcadia, Au]
Fantasi🔸Libro 3🔸 Negar la naturaleza de la magia nunca fue tan difícil hasta que esta se hacia presente cada día que pasaba. Circe Hestigio estaba convencida de que nunca llegaría a ejercer la nigromancia o la magia de sombras, pero su curiosidad ingenu...