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—Muy bien jóvenes aventureros, acá se separan nuestros caminos, supongo que algún día nos volveremos a ver.—  dijo la bibliotecaria.

Aquella muchacha, tan misteriosa aun para ambos, se despidió de sus viajantes favoritos, abrió una puerta, y salto dentro.

El camino que siguió fue silencioso, no había mucho de que hablar, no estaban muy emocionados de irse de la comunidad, pero ambos debían avanzar, por lo menos un poco mas.

—Bueno, la última vez, Arabella nos mando una carta de una aldea cercana, quizás sepan de ella.— comentó Hisirdoux rompiendo el silencio.

—¿Tu la extrañas?— pregunto ignorando la información del pelinegro.

Hisirdoux la vio con intriga.

—Siempre, pero puedo vivir con ello.— respondió dudando hasta de su palabras.

Circe bufo, no le agradaba la idea de extrañar a las personas, mucho menos vivir con eso.

Cuando estaban llegando a la entrada de la aldea mas próxima, ambos viajeros sintieron que no estaban solos. A pesar de ellos continuaron, con un poco mas de cautela.

A metros del gran portal que daba la bienvenida a un nuevo sitió, fueron emboscado por un hombre encapuchado, no mayor que ambos, y tres caballeros reales. Inmovilizandolos con magia. Una combinación un tanto extraña.

—Están bajo arresto. — dijo aquel joven sacándose la capucha y dejando al descubierto su rostro.—Ey, hola Hisirdoux.— saludo alegre cambiando su semblante serio a una más amigable y tierno.

Acomodo su cabello hacia atrás, dotándolo de un aire de rebeldía y atractivo, algo que iba fuera de la epoca. Provocando que el pelinegro lo reconociera en el acto, produciendo cierta indignación.

—¿Tomás? ¿Qué estas haciendo? ¿Qué es todo esto?— pregunto indignado.

 Aquel mago misterioso para Circe se abrió paso hasta llegar al pelinegro que no podía dejar de verlo con rabia. 

—Cierto, esto nunca te lo conté.— rascó su sien.—Bueno, soy un mago de la realeza, y ustedes dos están siendo buscados.

Les entregó un cartel de búsqueda con la cara de ambos, de cuando eran mas jóvenes. Circe estaba consternada, para empezar ese dibujo era de cuando aun era muy joven, lo que le hacia pensar de donde sacó tanta información sobre ella.

—¿Qué hicimos? Si recién después de años volvimos a tocar suelo humano.— preguntó consternada y un tanto irritada Circe.— ¿Además de se conocen?

—Primero ustedes no hicieron nada, fue su amiga, la bruja, con su belleza encantada.— puso frente a ellos un cartel de se busca con la cara de Arabella, un trabajo mucho mas logrado según Circe.—Segundo, si nos conocemos, solo que omití esta parte de mi vida.

—¡No la omitiste!—grito Hisirdoux desde el otro lado.—Me mentiste, desgraciado.

—Douxie, querido, tienes razón, cambie la realidad.— se defendió.

Chasqueo sus dedos y la magia que los ataba se disipó.

—Eso es mentir.— se cruzo de brazo Circe.

Sin decir mas nada caminaron por la aldea, hasta llegar a la corte, Tomas, un noble mago de cabello castaño un poco claro, y extraños ojos azules, saco de su capa una varita, y con esta abrió una puerta.

—Las damas primero.— hizo una reverencia.

Circe lo miro de mala ganas avanzado.

—No se que vi en ti, eres un sínico mentiroso.— murmuro Hisirdoux pasando al lado de Tomás.

¿A Que Le Teme Circe? - [Tales Of Arcadia, Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora