✨Una niña viene conmigo✨

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Luego de lo ocurrido con su única hija biológica, nunca pensó que alguien la llamaría como Olivia lo supo hacer al año de vivir con ella. Tan solo dio sus primeros pasos, pasando de las manos del padre, a las de su madre, y cuando sus brillante ojos, que irradiaban magia al estar emocionada, llegaron a la extraña mirada de Circe, solo lo dijo.

—Mamá —balbuceo.

Circe fue rápida en tomarla con rapidez y suavidad de su pequeño cuerpo, y se puso de pie. Entonces otra vez lo repito. Mamá, tan simple y claro para alguien de su edad, llegó a tocar esa parte oscura de la hechicera que nunca imaginó que volvería a brillar.

—Si, mamá —dijo Circe conteniendo las lágrimas.

La abrazó, tratando de guardarla en su corazón, que no hacia más que latir con emoción. Hisirdoux se acercó a ella, y puso una mano en su hombro.

—Y la mejor de todas, pequeña luciérnaga —dijo, y le dio un beso en la frente.

New York, 1906

Olivia despertó más irritable que cualquier otra mañana. Lo cual era extraño, pues era, hasta el momento, una niña que tardaba en reaccionar, y cuando lo hacía, no hacia más que ofrecer sonrisas, y caricias en el rostro con sus pequeñas manos.

Pero esa mañana, era la precursora de una terrible noche. De esas en que la niña no hacia más que tener sueños, fragmentos inentendibles de algún futuro incierto. Y esto era sabido gracias a lo que una antigua hechicera, quien recibió a la familia en medio de una turbulenta e inesperada sesión magica, les dijo.

«—Esta niña puede ver el futuro, de tantas formas. Los sueños inentendibles es una —dijo, con seguridad tras verla a los ojos. Esos orbes grises, brillantes como la plata, que no hacian más que emanar pequeñas partículas de luz»

No quería comer, y tampoco dejar de gritar. Era un pequeño demonio de largo cabello castaño y vestido lila, que pataleaba en el suelo, espantando hasta los familiares, quienes a esa altura de la vida, vieron todo lo visto por ver, pero nunca una rabieta de esa índole.

—Conozco un hechizo —comenzo la oración Hisirdoux, y Circe le vio con furia—. Es broma, mira si voy a hechizar a mí propia hija.

—¿Le dolerá algo? —pregunto preocupada.

—Lo sabríamos si dejar de gritar —contesto Hisirdoux—. Bien, me debo ir. Perdón por dejar con la pequeña Bular.

—Primero, deja de ponerle esos apodos —le regaño.

Llevo la vista a Olivia que no hacia más que caminar de un lado a otro, pateando sus juguetes, y gruñendo como el troll mencionado.

—Diosas, tienes razón —dijo, y dio un soplido.

Se puso de pie, y fue por ella. Olivia fue rápida en prenderse de la falda del vestido, y comenzar a masticarlo. Circe la tomo en brazos, y la vio muy fijo. La niña guardo silencio, aún así, bramaba como un pequeño toro.

—Te calmas pequeña Bular, —dijo, y frunció el ceño—, no te puedes comporta como un temible troll a tan corta edad. ¿Que sucede? ¿Recuerdas algo del sueño?

—Un troll, feo —fue rápida responder.

—Si, Bular lo es. Pero no te puede hacer nada —dijo Circe un poco más suave.

¿A Que Le Teme Circe? - [Tales Of Arcadia, Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora