1815, Francia.
—¡Zoe, Zoe, Zoe! ¡Maldición te estoy llamando!— gritaba Circe.
Las primaveras en Francia ponían de mal humor a la hechicera. A decir verdad hace mucho años que las primaveras la ponían de mal.
Baltimore apareció en la cocina para besar a una gritona mujer que decidió por dedicarse un tiempo al hogar, no quería curar, mucho menos hacer magia. Por eso con Hisirdoux habían puesto un pequeño hostal en un pueblito francés. Una de las clientes mas frecuentes era una joven inglesa inventora que fue mandada por Arabella para que descanses ahí entre sus viajes.
—No trates a Zoe como a una niña.— dijo el brujo mientras la abrazaba por detrás para ver que era lo estaba cocinando.
—No la trató como una niña, solo que su barco saldrá pronto y con lo que la conozco quiero que sea responsable. — respondió a las palabras de su esposo, que solo se dedicaba a verla y escucharla sin intentar llevarle la contra.
Del puerto volvió Hisirdoux junto con todos los familiares. Traía cartas para los residentes del hostal, y una muy importe para Zoe de parte de Arabella.
La única que sabia del secreto que ellas compartía era Circe quien una noche las vio, y su mente se apagó por completo. Ella estaba casada desde finales de 1700 pero la bruja rubia aún seguía jugando en su cabeza. Hisirdoux mantenía una relación amistosa tanto con Arabella como con Zoe, y que supiera de aquel romántico secreto seria como una traición.
—¿Quién es la solterona ahora?— se burlo Circe mientras iba a saludarlo con un fuerte abrazo.
—¿Podrías dejar eso ya? ¿Cuántos años pasaron de ese día? — pregunto haciéndose el ofendido.
Muy apurada entro Zoe a la cocina, sacudiendo su vestido, tratando de plancharlo lo mas que podía con su única mano libre, mientras trataba que su pequeño sombrero se quedara sobre su castaña cabellera.
—Dios, eso huele rico, pero no podré quedarme.— dijo Zoe mientras olía el almuerzo de Circe.
—No te preocupes, hice un paquete para que te lleves.— contesto Circe.
Zoe se sentía agradecida por eso, y por todo el trato especial por parte del hechicera.
—Eres un gran sol —dijo aliviada.
—Cuidado, que hay dioses que se podrían poner celosos por lo que dices.
—Y yo estaré ahí para defenderte —Zoe sonrió.
Hisirdoux se acerco a ella para alcanzarle la carta, y saludarla.
—Esto es tuyo bonita.— le sonrió coqueto.
—Ni lo intentes solterón.— se burlo Zoe dándole un beso en la mejilla, a la par que tomaba el sobre perfumado de Arabella.—¿Alguien necesita que lleve algo a Inglaterra?
Circe dejo lo que estaba haciendo para ir aun cuarto de costura que tenia para traerle un paquete con telas dentro.
—Esto es para Arabella.
—Y esto, cierto, toma.— le paso un libro envuelto.—Es para Tomás.
La castaña tomo todo lo que le alcanzaban mientras comía una tostada con algo arriba lo cual no podía descifrar el origen del sabor dulce.
—Vamos, que perderás el barco.— ordenó Baltimore, quien tenia la costumbre de escoltarla al muelle cada vez que podía.—Deja, te ayudo con el equipaje.
ESTÁS LEYENDO
¿A Que Le Teme Circe? - [Tales Of Arcadia, Au]
Fantasy🔸Libro 3🔸 Negar la naturaleza de la magia nunca fue tan difícil hasta que esta se hacia presente cada día que pasaba. Circe Hestigio estaba convencida de que nunca llegaría a ejercer la nigromancia o la magia de sombras, pero su curiosidad ingenu...