D I E C I S I E T E

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Maratón 2/3

CARMÍN

Bueno, bueno. Sabía que no era muy acorde a mi posición correr como desesperada hacia el en medio de la noche para besarlo.

Pero quería comprobar si en verdad lo necesitaba como habia dicho. Si era así, pues estaba cagada. Pero si no, terminaría lo que prometí.

El no dudó en responderme mientras leves rayos de la luna entraban por mi ventana. Mire de reojo la ventana y acerté en saber que no daba vista a ninguna casa ni calle o edificio.

El reporte si me había dejado temblando y mal aunque era irreconocible que era yo.

Deje caer mis manos en sus hombros mientras sus grandes y duras manos apretaban mi cintura para después correrlas a mi espalda y acercarme más a su pecho cortando el espacio entre los dos.

Su loción pegaba contra mi. Aquel olor que se quedó impregnado en mi piel por días, al igual que sus besos y sus caricias dibujadas en mi piel.

Tallé su mandíbula sintiendo su varonil barba para luego bajarla por sus bíceps de horas de gimnasio que lo había dejado irresistible al ojo humano.

Sus labios eran suaves pero agresivos y marcaban el ritmo y territorio mientras su lengua se colaba de forma exquisita en mi boca palpando la mía como una leve pero hambrienta caricia. Chupaba, lamia y mordía con fervor, yo no me quedaba atrás pero el aire me faltó y me separé mordiendo su labio. Soltó un gruñido ante aquello y bajo levemente cundo caí en cuenta que había envuelto sus grandes manos en mis muslos elevándome como si pesara gramos.

Enrollé mis piernas en su cintura cuando mordió mi cuello y estiré mi cabeza hacia atrás dándole más de mi piel. La dejaría marcada, lo sabía, pero no me molestaba en aquel minuto.

Se sentó en el sofá de mi habitación cuando me dejo encima a ahorcajadas. Apoye mis manos en su pecho duro y las bajé sintiendo sus abdominales marcados debajo de la tela de su camiseta.

Volví a su cara y la agarré con agresividad. Al verle recordé el reporte de la revista, y solté sin pensar.

—Vuelves a exponerme, y te corto tu gran polla.

Abrió los ojos y después sonrió divertido para volver a besarme. Sus manos viajaban de mi cadera a mi culo y lo apretó de forma dolorosa haciéndome soltar un gemido en su boca que recibió gustoso.

Sus manos esta vez me impulsaron y me restregó contra la dureza que se había formado por debajo mío. Solté otro gemido esta vez parando el beso soltándolo tocando su boca con la mía debido a la sensibilidad entre el roce.

Mis piernas estaban desnudas y en mil grados gracias a que sólo estaba en camiseta y en bragas, y el en su buzo de chándal. Lo sentía por completo aunque la tela todavía nos separaba, si lo necesitaba sentir.

Sonrió en mi boca orgulloso y repitió la acción haciéndome jadear nuevamente excitada. Estaba más duro con cada movimiento y aquello no calmaba las llamas de placer.

—Víbora...—susurró a centimetros de mi. Su ereccion creció y lo sentí por completo.—Eres lo más adictivo de escuchar.

El morbo de que mi padre estaba abajo solo me daba más adrenalina e intenté callarme mordiéndome a mi misma. El movimiento se volvió más seguido y con ritmo y mis caderas lo siguieron sin tener que mandarles la señal.

Disfrutaba dándome placer a mi misma mientras me restregaba contra su miembro que rozaba mi punto delicado a pesar de la ropa. Apoye las manos en sus hombros cuando me levanto la camiseta dejándome en bragas únicamente y bajo su cara hacia mi pecho lamiendo mi piel ya caliente.

Mi cruel obsesión《+21 》(borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora