D I E C I O C H O

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Maratón 3/3

KAIDEN

No podía dejar que víbora se confundiera. No puedo negar que si me molesto que llegara a suponer que era algo más que nuestro trato, porque de eso se trataba, de sexo. Yo me prendía de ella y ella disfrutaba de mi, no era tan dificil de manejar.

Aprovechaba las situaciones y podía permitirme ciertas cosas como dormir. Tenía insomnio, y los días que colapsaba completamente era con ella.

Me bufé y salí luego de que se fuera a trotar, aunque ni sabía cómo tenía las fuerzas cuando hasta yo quede hecho mierda por la noche anterior. Si dormí mejor que nunca, y le agradecía pero la hora había terminado y cada uno debía seguir.

Si ella requería tiempo para ordenar sus pensamientos y seguir con nuestro acuerdo, se lo daria. Por lo que pase una semana centrado en la empresa en recuperar el poder que había perdido.

Chase llegó con más datos del viaje que iba en unos días y aproveché de invertir más en la bolsa dándole justo en el clavo. Trabaje sin parar aunque el viernes me di un respiro yendo a un club con Pax y Nick que ya le quemaba la boca por beber.

También había arreglado los asuntos con la revista, demandándolos. Linda paga salió de ellos al igual que sus disculpas a través de mis abogados, pero a pesar de aquello no quisieron darme el nombre del autor.

Mejor, así me evitaban acciones ilegales de mi parte.

Annette no dejaba de molestarme, y yo no la había vuelto a ver desde la fiesta donde drogaron a Carmín. Tampoco la iría a ver, aunque estuviera duro, ya que si quería seguir sintiendo piel a piel a víbora debía respetar algunas cosas.

Y aquellas eran mantenerme limpio. Y respetaba aquello.

Los días siguieron pasando y no tomé el celular para llamarla, aunque igual sería inútil sabiendo que me había bloqueado.

Termine los últimos papeles para partir mi viaje a Brasil y cerrar unos tratos con la sucursal de Apert brasileña. Henry aprovecho la situación y metió a toda su familia en el viaje incluyendo a Fran.

Si ya eso me hastiaba, no podía llegar a imaginar mi temper el día de la gala de bienvenida de rostros benéficos a la vuelta que se me había obligado ir con aquella.

El día del viaje llegó y ya había pasado una semana y media que me había desconectado de todo. Llegue al aeropuerto y rodé los ojos al ver a la familia feliz, aunque intenté mi mejor sonrisa por debajo de las gafas de sol pero me salió un intento patetico.

Lidia, la madre de Fran y la esposa de Henry, se acercó y me saludo con dos besos, donde por detrás Irene, la hermana pequeña, saludo igual de tímida que siempre.

Ella me caía bien. Luego Henry estrecho mi mano y no supe cuál de los dos apretó más solo para demostrar una estupida idea. Fran se agarró a mi brazo aunque yo no le seguí.

Mercer llegó al lado nuestro junto a su querida hija. Me ignoro viendo su móvil o hablando con Irene que también pareciera que solo se llevaba con ella.

Mercer estrechó mi mano y expresó lo feliz que estaba de cerrar un nuevo negocio en el extranjero.

—Carmín, saluda.—le espetó su prima. La oji color me miro con odio, y vi que la había cagado al dejarla botada casi dos semanas. Pues que se las comiera callada.

—Hola.—soltó hostil cuando su padre la miró casi regalándola.—Señor Rouge. Y señora Rouge.

Hizo una pequeña arcada y se disculpó diciendo que eran los nervios de volar pero tenía claro que era al nombrar a Fran de esa manera.

Mi cruel obsesión《+21 》(borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora