TOM GRIMM
Una vez más estaba borracho. No era ninguna sorpresa la verdad, y menos para Fátima.
Esa mujer parecía perro detrás de mi, y aunque a veces me hartaba era soportable, era mejor eso que nada.
Llegué a mi apartamento que me habían comprado mis padres para la universidad, pero que ahora solo servía para beber y coger. La universidad empezaba en una semana, así que gozaba de mis últimos días antes de imitar ser un buen chico.
Fatima estaba en el sofá cambiando canal cuando entre con ¿Susana? Va, no me acuerdo del nombre de la que tenía amarrada a mi creo que un poco ida de droga y alcohol, pero los ojos de la chica sentada se abrieron con indignation.
—¿Que te pasa, Tom?—gritó al ver como la rubia a mi lado me besaba el cuello.—¡¿Es enserio?!
—Muy.—contesté sonriendo. Había bebido poco este día, pero amaba imitar que iba como madres para que no me cuestionaran.
Todo se había ido a la mierda desde que esa zorra me acusó a la policía por abuso, maltrato y acoso, y perdí la beca de la universidad, además de mi vida social y el dinero extra de mis padres aunque me habían ayudado a cerrar el caso.
Carmín Crivain me había destruido la vida, y yo me estaba encargando de devolverle cada puta molestia y enojo que me hizo pasar. La iría a destruir si era necesario.
La rabia volvió a subirme y no quería estar más en mi apartamento, menos con los gritos de Fátima, cuando salí hacia la calle una vez más dejando a la rubia e intentaba recordar donde había dejado mi carro.
Caminé por las calles oscuras de Los Angeles, sabiendo que eran por lo menos las cinco o seis de la mañana. Vi mi carro a una cuadra y rebusqué las llaves de mi bolsillo, pero una mancha negra en frente de me cruzó.
Fruncí el ceño. Pero seguí mi camino mientras intentaba recordar a que bar quería ir a emborracharme una vez más.
La mancha, que al parecer eran cinco hombres por fin se divisaron. Aunque me puse alerta cuando reconocí un rostro en especial, solo uno que ya había visto y enfrentado antes.
Ignoré y baje mi capucha para seguir caminando pero cuando iba pasando a su lado sentí un fuerte tirón en mi brazo.
—Hey, marica.—escuché una voz desconocida cuando levanté la mirada vi al ojos celestes.
Sonreía como un psicopata, un verdadero psicopata.
—Nos volvernos a ver, Tomy.—se bufó.—Sabes, pensé que iba a ser más difícil encontrarte, pero Dios que poco inteligente eres.
Atrás sentí tacones y vi a la chica rubia que estaba por follarme antes. Esta estaba totalmente sobria y sonriente.
—Hola, Tom.—dijo cuando se ubicó al lado de Kaiden Rouge.
—Te la presento, ella es Annette.—dijo sonriendo de una forma muy macabra, irradiando ira y superioridad.—¿Tienes un muy bajo nivel cognitivo para no saber que te estaba usando, no?
Annette besó la mejilla de Kaiden y este le entregó unas llaves de un carro. Volvió hacia mi y me guiñó un ojo, pero no de manera sensual, si no, casi como deseándome suerte.
—Gracias, muñeca.—se despidió y volvió hacia mi. Sin haberlo visto estaba retrocediendo mientras ellos me acorralaban y habíamos entrado en un pasaje cerrado.—Ahora si, empecemos con la fiesta. Te presento a Nick...
Mostró a un tipo alto y musculoso con ojos verdes y unos tatuajes en sus brazos. Estaba serio, sin expresión mientras avanzaba al lado derecho de Kaiden.
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Mi cruel obsesión《+21 》(borrador)
Romance"Como los drogadictos aman a las drogas, como los asesinos son adictos a sentir la sangre entre sus dedos, como los alcholicos dependen del licor. Así es como me siento alrededor tuyo, adicto y obsesionado por ti..." -Kaiden Rouge. *** Carmín Crivai...