Mi cruel obsesión《+21 》(borrador)

T R E I N T A Y S I E T E

KAIDEN II

Abrí los ojos y noté que seguíamos en la hamaca ambos durmiendo. Creo que jamás había sido tan blando, o por lo menos no que recordase.

Vi a Carmín encima de mi todavía con nuestras piernas entrelazadas, su respiración relajada y sus ojos cerrados mientras su mejilla descansaba en mi hombro.

No quise despertarla, ni moverla. Solo grabar ese momento en mi cabeza y verla hasta que me quemaran los ojos, tal cual obsesionado.

«Ella se estaba convirtiendo en mi punto débil. »

Y no lo quería, así que intenté olvidarme de aquel pequeño pero peligroso detalle...

Vi la hora cuidadosamente en mi reloj pero me relajé al ver que era domingo. Volví a dormir luego de admirar más el mar, pensando en las veces que papá me lanzaba y me hacía meterme por debajo de las olas.

En como Kyle y yo jugábamos sin parar. En como conocí a Pax exactamente a unos pasos cuando se perdió en busca de su casa.

Volví a cerrar los ojos sabiendo que eran las seis de la mañana y me sentí aliviado de que pude dormir normal en vez de tener insomnio o colapsar como de costumbre.

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«Que...»

Volví a despertar pero esta vez no había nadie ni un calor encima de mi. Carmín no estaba y me preocupé cuando me levanté pero todo paró cuando la vi mojada completa mientras corría en mi dirección, junto a su cabello empapado, aunque no llevaba la misma ropa.

Traía mi camisa por encima de sus bragas negras que se traslucían por el agua y simplemente su torso desnudo dejando una vista maravillosa.

Joder. Nunca me cansaría de esto.

—Hola.—dijo agitada.—Perdona, me apetecía tirarme un rato. Esta genial esto...

La seguí cuando camino dentro de la casa y nuevamente se quedo helada admirando todo pero esta vez con luz. Vio las paredes pintadas como fueran, por ningún experto, por mi y por Kyle.

Se terminó sentando en el porche, en uno de los segundos escalones y a pesar de que estaba mojada, me ubiqué en el primer escalón pasando mis piernas por ambos lados quedando detrás de ella. Su cabeza empapada por el mar se apoyó en mi pecho y solo intenté disfrutar el momento, una vez más estaba tratando dejarme llevar.

—Cuéntame algo de ti.—me pidió entre el silencio.

—¿Algo como que?

—No se. Algo que nadie sepa o algo de tú infancia.—dijo volteándose un poco.—Quiero saber.

—Algo que nadie sepa...—repetí pensando.—Sufro insomnio de hace años. Me gusta la comida italiana, aunque ni se como diablos cocinarla. Creo que siempre tuve una obsesión por la medicina y esas cosas. Cuando tenía seis me molestaron por ser "cerebrito"; me decían "Keinstein" y cuando tenía ocho aprendí a pelear. Los dejé con morados como venganza. Usaba lentes, pero me operé. Y... no se que más.

«Vi a mi padre morir.» Quise decir pero no me salieron las palabras.

—¿Sufres de insomnio?—preguntó un poco sorprendida.

—Acabo literal de contarte toda mi vida secreta y ¿eso es lo que rescataste?—soltó una risa.—Si. Tengo que colapsar para dormir o descansar.

—Pero siempre duermes cuando estoy contigo.

Trague grueso. Ahora si que iba una confesión de verdad.

—Porque de alguna manera me relajas, Carmín.—dije mirando al mar, evitando sus ojos.—Puedo descansar cuando estoy contigo. Desde la primera vez que despertamos sin conocernos.