Mi cruel obsesión《+21 》(borrador)

N U E V E

CARMÍN

—Come.—me ordenó Kaiden mientras no podía dejar de despegar la vista de Tom a la otra mesa.

Masticaba con dificultad y de vez en cuando se tocaba la parte baja de su pómulo que fue golpeado. Fátima por su parte estaba siendo una arrastrada al a tenderle en todo pero la verdad no me molestaba, solo estaba impresionada.

Gracias al cielo mi padre no noto que no baje a la playa en todo el día por miedo a ponerme un traje de baño y exponer la espantosa noche que tuve.

El recuerdo se me vino lucidamente a la cabeza.

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—A ti te quería encontrar.—un grito fuerte me heló y pegó mis pies contra la madera como si fuera cemento recién seco. El pulso se me aceleró y temí por lo que me podía pasar. Luego de dos años volvía a encontrarme la misma voz de borracho a mis espaldas, solo que esta vez rezaba por que no hubiera una botella cerca. Mejor si es que no estaba cortada.

Agarré la tarjeta con mis manos temblorosas y active el sensor cuando pase corriendo dentro pero un pie la atasco antes de que pudiera cerrarla y calmar mis demonios internos. Empecé a entrar en pánico, su presencia me daba terror y asfixia total.

Era y soy una mujer fuerte. Hablo cuando algo no me parece, peleo cuando se necesita y tengo los ovarios bien puestos... pero esto era diferente...

Me daba pavor.

—Ándate, Tom.—espeté con la voz en mil nudos.

—No, Cary. Hace dos años hiciste algo que no me gusto y lo sabes.—espetó enojado mientras revisaba su traía mi celular. Mierda. No, no lo traía.

Abrió la puerta de una patada haciendo que resbalara y me pegara contra la muralla cuando sin más preámbulo agarró mis dos muñecas y las pegó contra la muralla. Las lágrimas ya habían empezado a caer por mi rostro, solo me quedaba concentrarme en si podía pegarle de vuelta.

—Hace dos años me expulsaron.—dijo con sus dientes apretados chillando y acercándolos a mi rostro cuando me levantó las manos de la pared y golpeó fuertemente nuevamente. Ahogué una gritó cuando siguió apretando con todo su peso.

—Hace dos años me destruiste.—susurré con la voz quebrada recordando todo. Un pinchazo en mi espalda baja me hizo seguir llorando cuando en meses no lo había hecho. Se río de mi apretando más.

—Esto es el comienzo, Cary.—dijo esta vez agarrando mis brazos con sus grandes manos y pegándolas a mi cuerpo.—No te librarás tan fácil de mi... lo hiciste una vez, pero no más. Pagaras por todo, Cary.

—Déjame tranquila, enfermo de mierda.—grité cuando una abofeteada cruzó por mi cara para luego sentir como me tiraban al suelo helado. Caí de lado y evite que mi rostro chocara cuando se arregló la camisa y salió por la puerta dejándome sola, desolada y con las lágrimas que no habían salido por meses de mis ojos.

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—¿Le consideráis este baile a tu viejo?—una voz me sacó de mis recuerdos de la noche anterior cuando volteé a ver a mi padre con sus sonrisa cálida de costumbre estirándome la mano, donde inconscientemente me estaba arreglando las mangas de mi camiseta.

Kai me pegó por debajo de la mesa para que reaccionara cuando me paré y me fui a la pista de baile de madera donde estaban tocando Something Stupid de Michael Bublé.