V E I N T I D O S

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KAIDEN

Joder... esta chica sabía como sacar todos mis demonios a la luz. Con su simple gesto mi entrepierna no dudó en reaccionar y me acerqué arriesgando que habían más de cien personas a pocos metros.

Ni que Francesca. Ni que Alaska.

Mierda. Mi único objetivo era Carmin Crivain.

—¡Bienvenidos a todos!—escuché la voz de Mercer en la tarima y la idea más turbia se me pasó por la mente. Me acerque y bese el cuello de Carmín, esta estiro hacia atrás dándome más acceso a su piel y obedecí a la señal mordiendo su punto débil.

Comenzó a respirar agitadamente cuando sostuve su cuello de forma agresiva contra la pared. Mis dedos palparon su pulso notando sus latidos acelerados.

—Te quiero callada.—susurré. Lancé una mirada fuera y vi a todos concentrados como hablaban los tres viejos en frente de todos.

Yo dejaría mi discurso para el final.

Mi mano bajo lentamente por el chaquetón de la diosa en frente mío tocando el pequeño espacio de estómago que dejaba a la vista, llegue a los botones de sus pantalones y los desabroché sin importarme.

—Nos van a ver.

—¡Noticias de ultimó minuto! No me importa.—contesté irónicamente.

—Kai...—susurró mi nombre de una manera que me podría dejar congelado.

Iba a alegar pero bese interrumpiendo las palabras que se asomaban por sus labios.

—Silencio, dije.—recalque cuando trago grueso. Mi mano se coló en su pantalón haciendo que jadeara.

—Estamos felices de recibir a los mayores rostros de Estados Unidos y otros pases.—la voz de Luis esta vez resonó en el recinto luego de varios aplausos.

Carmín se mordió su labio en frente mío y deseé ser yo en hacer aquello pero debía concentrarme en ella y en no ser descubiertos. Y sabía que si la besaba la situación se me iría de las manos.

Palme con mis dedos su monte cuando cole mi mano por sus braga sintiendo su coño húmedo. Apretó con fuerza los ojos cuando abrí más su interior y con mi pulgar comencé a masajear aquel punto hinchado de su anatomía.

—Ah...—gemía por lo bajo pero le tapé la boca con mi mano mientras con mi pierna inmovilizaba una de las suyas.

—Calla.—volví a dictar.

Presione de una forma lenta y tortuosa mientras cerraba sus ojos y apoyaba su cabeza contra la pared.

—Mírame, nena.—susurré en su oído mordiendo el lóbulo de su oreja. Sus pequeños y retenidos gemidos se callaban en su mano. Había esperado esto hace ya semanas...

—Este año queremos causar un gran impacto en las cadenas hoteleras.—la voz de Henry, el tío de Carmín y mi suegro, supuestamente.

Sonreí mientras mi mano siguió bajando y encontré su entrada ya dispuesta. Introduje uno de mis dedos cuando sentí su cuerpo tensándose, el morbo era muy grande para los dos.

—¿Te gusta?—pregunté mientras la follaba esta vez con dos de mis dedos. Esta callo concentrándose en no soltar algún sonido.—Contéstame.

Asintió con dificultad. Seguí con mis dedos al igual que mi pulgar llevándola al éxtasis.

—Muchas gracias a todos por estar aquí.—la voz de Mercer volvió a aparecer. Carmín abrió sus ojos con una mirada felina. Sus piernas parecieron flaquear y esta vez le libere la boca para agarrar su cintura evitando que se cayera.

Mi cruel obsesión《+21 》(borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora