CAPÍTULO II

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JEOLMANG

Yoongi sentía su cuerpo pesado, hace unos días había ido al mercado de la capital y el cansancio aún le pasaba factura.
Con mucho pesar intento moverse pero no pudo, giró su rostro y el brillo del sol le hizo volver a voltear con molestia.

Sabía que era hora de levantarse así que abrió sus ojos con pesar notando el porque no se movía, junto a el, sus hermanos estaban profundamente dormidos. Con cuidado salió de esa enredadera y se colocó sus zapatos notando como estos casi se despedazaban.

Miro nuevamente a sus hermanos y sonrió, era cierto que no tenían demás y que aveces no comían por días pero ellos eran felices estando juntos por eso dormían los tres en esos tapetes tejidos, viejos, que los salvaba de la suciedad del suelo al cual llamaban "cama".

El espacio pequeño sólo  les permitía tener tres piezas, la cocina, el "cuarto" de su padre y la sala donde ellos dormían.

Se dirigió al fogón de fuego y lo encendió, era el final del invierno y verdaderamente hacia frío pero eso no lo detuvo de tomar una muda de ropa (igual de rota y vieja) para digirse al río a tomar un baño.
Jeolmang estaba cerca del río y por eso la mayoría de las personas se dedicaban a la pesca, como su padre, pero ese río no tenía variedad de peces y por eso cuando iban a vender al mercado de Malgeun los pocos yenes que ganaban no alcanzaban para alimentar a cuatro hombres.

-Yoongi, espero tu hermanito no ande rondando por ahi- escuchó la voz de uno de sus vecinos, el cual también tomaba un baño.

-no se preocupe, ya hablé con el, pero es sólo un niño que tiene hambre- contestó apurando su baño matutino.

-¿un niño?, tiene 19 años- se volvió a quejar el hombre.

Yoongi salió del río y se cambio rápidamente, odiaba que hablarán mal de su hermano pero a sus ojos ese pequeño no lo hacía por maldad, la realidad era que tanto Hoseok como el eran los mayores con 22 años, ellos aguantaban el hambre y se dividían las tareas pero Jungkook era otro caso. El menor de los tres había nacido en pleno invierno, su cumple años 19 había sido hace sólo semanas atrás pero el menor no aguantaba el hambre por esa misma razón había comenzado a robar de las casas vecinas, Yoongi sabía que estaba mal pero ese niño lo hacía por necesidad y no por maldad.

Entro a la casa y cerró la puerta de paja, el pequeño lugar estaba calientito y acogedor así que se sentó a esperar a su padre.

Cuando la puerta fue abierta con cuidado sonrió y se levantó para tomar lo que le ofrecían, olio el pescado e hizo una mueca, se notaba que estaba pasado de tiempo pero sin decir nada se dirigió a la cocina para asarlos pues seguramente sería lo único que desayunarian, comerian y cenarian.

-¿esperaste mucho?- pregunto su padre.

-no padre, ¿como te fue en el mercado?- pregunto de vuelta poniendo los pescados en el fogón.

-las ganancias siguen nulas- contestó sin más.

Yoongi bajo la mirada, eso significaba que la comida sería aún más escasa.

-¡padre volviste!- grito Jungkook levantándose sin cuidado alguno para abrazar al mayor.

-kook, ¿te portaste bien?- le pregunto al menor.

-llevo 20 días sin robar algo, lo juro- el pelinegro levantó las manos haciendo reír a los mayores.

-señor Seokjin le llegó está carta- una chica se acercó con el sobre elegante y el sello hacia ver de quien era.

-gracias- el rubio la tomó y se despidió de su vecina.

Min Seokjin era un hombre alto, rubio y sus ojos como el chocolate sólo le favorecían más, su hijo Hoseok era parecido a el solo que los ojos de este eran más como azulados, por otra parte estaban Yoongi y Jungkook, ambos de cabello negro pero los ojos de Yoongi eran más claros que los del menor.

Desterrados (yoonmin, KookV ¿Namjin?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora