•E X T R A # 3•

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Acomodé la chaqueta del traje por quinta vez delante del espejo, tomé el papel que estaba en la mesita y lo apreté contra mi pecho respirando con lentitud

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Acomodé la chaqueta del traje por quinta vez delante del espejo, tomé el papel que estaba en la mesita y lo apreté contra mi pecho respirando con lentitud.

—¿Ya entiendes a Melody? —miré a Adam que sonreía débilmente.

—... Pues sí, voy a morir de los nervios.

—Estarás bien. Se te olvida cuando subes al escenario. —sonreí.

—Esto es muy importante para mí, Adam. —me senté en el borde de la cama jugando con el papel en mis manos—. Ella era la que daría este discurso, me habló mil veces de él, de como la haría feliz, de que quería hacer algo como Gwen de El sorprendente hombre araña... Ella debería estar aquí, dando saltos ansiosa, con ganas de vomitar y con una lista de las cosas malas que podrían pasar... Y lo haré yo, y joder, esta es una forma de recordarla, no quiero cagarla.

—No lo harás, ella tendría tanta confianza como yo la tengo en ti, todo saldrá bien, ¿Okay? Lo harás increíble. —me apretó el hombro a modo de comprensión y sonreí agradeciéndole—... Te espero bajo, aún necesitas algo de tiempo.

Asentí mientras él salía de la habitación.

Apreté el papel y lo lancé a la cama. Apoyé mis codos en mis muslos y cubrí mi rostro dejando soltar un suspiro exagerado.

Dejé caer mis manos sumido en mis pensamientos. Ella... Ella debería estar aquí.

Joder, necesito saber cómo dejar de extrañarla, como aceptar que ella llegó para salvarme y no para quedarse, porque no lo logro, sólo estoy aquí, recordando cada detalle con precisión, como si aún estuviera aquí.

Aún puedo escuchar sus carcajadas en la habitación, aún puedo escucharla quejarse de que le gané una partida en la sala de juegos... Aún está aquí, dentro de mí, y no quiero, carajo, no puedo dejarla ir, no quiero hacerlo, sólo deseo que ella vuelva aquí.

Adam me recomendó hablar de eso con la psicóloga, aún me quedaba estático unos segundos en la puerta de la entrada, aún veía de repente por segundos rápidos su cuerpo desangrándose en el suelo, podía escuchar mi llanto, su voz entrecortada.

Entonces me quedaba ahí, quieto, sin respirar, pestañear, nada, sólo me quedaba parado, en un estado de shock, como una parálisis del sueño pero despierto.

Dejé que las lágrimas corrieran y deseaba que cuando fuera a subir al escenario ya no se notara. Estaba harto, verdaderamente cansado de que todo lo bueno de mi vida termina jodiendose... Ella no tenía que irse.

Ahora puedo visualizarla aquí, corriendo a abrazarme, diciéndome que no subirá al escenario, que se desmayará, que va a vomitar, yo reíría abrazándola y le diría que todo saldrá bien... Lo veo con claridad, y eso duele.

—...Es muy difícil acostumbrarse a alguien y tener que dejarlo ir, es tan complicado que arde y quema sólo imaginarlo.

—No va a ser fácil, pero podrás con esto, siempre has podido superar todos los obstáculos que se te meten en el camino, uno más no te va a destruir.

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